El Colón “baja de su torre de marfil”: el público juvenil copó el emblemático teatro porteño

Furor, algarabía y entradas agotadas en pocas horas gracias a un exitoso programa de incentivo para los sub 35. “Se trata de romper el prejuicio y acercar a nuevos públicos”, sostuvo Jorge Telerman

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El público juvenil copó el emblemático teatro porteño (Foto: Prensa del Colón)
El público juvenil copó el emblemático teatro porteño (Foto: Prensa del Colón)

“La verdad que fue un éxito que nos desbordó”. El que habla del otro lado del teléfono es Jorge Telerman, director general del Teatro Colón. Se refiere a una iniciativa novedosa para el mundo de la música clásica, un descuento, entradas a $200 para los menores de 35 años. El objetivo es claro: crear nuevos públicos. “No hay que olvidarse que el Colón es una institución pública: tiene una misión con toda la comunidad”, agrega.

Lo aplicaron para la función del domingo 14 de agosto, otras dos funciones más del Festival Argerich y anoche se replicó para la primera presentación en Argentina del tenor germanocanadiense Michael Schaide, que salió a escena con la soprano argentina Verónica Cangemi y el pianista Justus Zeyen. Este tipo de localidades se habilitan el mismo día de la función en la boletería del teatro y permite un máximo de dos entradas por persona, con ubicación acorde al orden de llegada.

Largas colas de jóvenes para comprar entradas (Foto: Teatro Colón)
Largas colas de jóvenes para comprar entradas (Foto: Teatro Colón)

“Esta iniciativa, para la que dejamos muchas entradas reservadas para que se vendan el mismo día, forma parte de una serie de acciones que desarrollamos para nuevos públicos”, dice Telerman y cuenta que los sub 35 “casi acamparon” durante cuatro funciones porque “desde la mañana ya había cola, daba la vuelta a la cuadra, y en una hora y media se agotaron”. En total, cuenta, “fueron más de 5 mil chicos, la mayoría de ellos por primera vez”.

Martha Argerich en el Teatro Colon (Foto: Nicolas Stulberg)
Martha Argerich en el Teatro Colon (Foto: Nicolas Stulberg)

“Había que ver la algarabía —continúa—, el deslumbramiento con el que entraban, y el respeto religioso que tenían. Llamaba la atención que sean tan bien disciplinados siendo tan jóvenes. Nos reíamos porque algunos aplaudían entre movimientos, una inclinación natural cuando no conoce los códigos. Una pavada, igual. ¡Le dieron una vitalidad a esas funciones! Seguían los movimientos de Schubert como si fuesen melómanos de nacimiento”.

“Imaginate ver una platea con 70 por ciento de chicos, le da un espíritu mucho más abierto”, sostiene y agrega que como este público juvenil “tiene consumos habituales de música distintos”, “no hay que darle otra cosa que ya pueden encontrar” porque “ellos te lo dicen, lo que quieren es ir al Colón”. En ese sentido afirma: “A todo el mundo le encanta acceder a estos géneros”.

EL tenor germanocanadiense Michael Schaide, la soprano argentina Verónica Cangemi y el pianista Justus Zeyen (Foto: Arnaldo Colombaroll / Teatro Colón)
EL tenor germanocanadiense Michael Schaide, la soprano argentina Verónica Cangemi y el pianista Justus Zeyen (Foto: Arnaldo Colombaroll / Teatro Colón)

Para Telerman, “estos géneros van a seguir vitales en la medida en que sigamos tendiendo los puentes. Este programa nunca se había hecho y está visto que tiene que quedarse. Además, los artistas estaban fascinados con esa irrupción de un público inusual. Lo que se gana es infinitamente mayor a lo que se pierde”. “Vinieron todos coloridos y con afortunadas extravagancias, pero todos sabiendo que venían al templo de la música: una mezcla fantástica entre atrevimiento y respeto”, agrega.

Este descuento para un público juvenil “no es permanente”, aclara el director general del Teatro Colón, pero se trata de “políticas de acercamiento”. “Estoy convencido que quien ha venido al Colón se queda con ganas de volver. De todos modos, es bueno recordar que siempre el Colón tiene buenos precios. En los grandes espectáculos también hay precios accesibles. Se trata de romper el prejuicio. Se trata de acercar a nuevos públicos”, explica.

(Foto: Teatro Colón)
(Foto: Teatro Colón)

“El desafío es bajar las instituciones de su torre de marfil. No se trata de cambiar los contenidos, aunque sí abrirse a los contemporáneos. Insisto: no es solamente una cuestión de contenidos, sino del lugar desde el que hablás. Lo maravilloso de las redes es que las nuevas generaciones no soportan que le hablen desde un lugar de superioridad, sino de igual a igual. Lo que queremos es una conversación genuina de una institución pública con las audiencias”, concluye.

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