Salman Rushdie y el realismo mágico: ¿Qué significa la verdad en la ficción?

La noticia que conmueve al mundo invita, aunque sea de manera lateral, a reflexionar sobre la entidad y motivaciones del estilo literario de un autor que es mucho más que el autor de “Los versos satánicos”

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Salman Rushdie en Londres, 28
Salman Rushdie en Londres, 28 de septiembre de 2012 (REUTERS/Paul Hackett)

La pregunta del título de esta nota fue la que quiso contestar Salman Rushdie, cuando en un video que circula en Internet le preguntaron “¿Cómo le ayudan la magia y la fantasía a llegar al realismo?”. Esta pregunta inicial que Rushdie reformula apunta a una reflexión acerca de cómo, de maneras cuestionadas por algunos, alabadas por otros, su obra puede inscribirse en el realismo mágico. A esta pregunta, Rushdie contesta con otra pregunta más amplia, más reveladora de su condición de escritor de ficción. Qué significa la verdad en la ficción.

A partir de la respuesta a esa pregunta que plantea el propio Salman Rushdie en la entrevista, podemos intentar hoy leer el horror de lo que ha sucedido. Para los distraídos, en 1988 Salman Rushdie publicó su cuarta novela, Los versos satánicos. La reacción del ayatolá Jomeini fue tan violenta como ficcional: dado que la novela presentaba contenido “blasfemo” y que se contaba allí una vida falsa de Mahoma (basada en una leyenda musulmana), el ayatolá dictó una fatwa de condena de muerte. Además, en el mismo escrito pedía a todos los musulmanes del mundo que, puestos en frente de Rushdie, lo mataran. Como si esto no fuera suficiente, ofreció una recompensa de 3 millones de dólares por la muerte del escritor.

Así, Los versos satánicos le dieron a Rushdie una vida de novela policial y de poder político: el escritor perseguido por una publicación que sufre el desprecio de gran parte del mundo académico y también la heroica defensa de una gran pensadora y en ese momento presidenta de la PEN internacional Susan Sontag. A los que tuvieron relación o se agruparon junto Rushdie en su momento les fue bastante mal. Murieron traductores y defensores y diferentes personas que tuvieron que ver con el libro, libreros que se negaron a sacarlo de sus vidrieras sufrieron atentados (se cree que mas de 60 personas murieron a partir de su relación con este libro) y el propio Rushdie pasó a vivir una vida clandestina, migrante, en autos blindados y con guardaespaldas. Finalmente, el viernes 12 de agosto de 2022, un joven musulmán que no había nacido todavía cuando la novela fue publicada, logró darle unas puñaladas en pleno espacio público. La vida de Rushdie hoy pende de un respirador y está casi confirmado que ha perdido un ojo… Cualquier editor hubiera rechazado este argumento por inverosímil.

Salman Rushdie en la Feria
Salman Rushdie en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL)(EFE/Cortesía FIL/Natalia Fregoso)

En el video que circula por Internet, Rushdie habla de Los hijos de la medianoche y se alegra de haber podido poner en la historia una alfombra voladora, pero para llegar a ese detalle narra un concepto maravilloso de ficción:

“¿Qué significa la verdad en la ficción?”. Porque, por supuesto, la primera premisa de la ficción es que no es cierta, que la historia no registra hechos que tuvieron lugar. Estas personas no existieron. Estas cosas no sucedieron. Y ese es el punto de partida de una novela. Así que la novela te dice de forma rotunda al principio que es falsa. Pero entonces, ¿Qué entendemos por “verdad en la literatura”? Y está claro que lo que queremos decir es la verdad humana, no la verdad fotográfica, periodística, grabada, sino la verdad que reconocemos como seres humanos. Sobre cómo somos los unos con los otros, cómo nos relacionamos, cuáles son nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles, cómo interactuamos y cuál es el sentido de nuestras vidas. Es decir, esto es lo que miramos. No necesitamos saber que Anna Karenina existió realmente. Necesitamos saber quién es, y qué la mueve, y qué nos dice su historia sobre nuestras propias vidas y sobre nosotros mismos, y ése es el tipo de verdad que, como lectores, buscamos en la literatura”.

“Y ahora, una vez que aceptas que las historias no son verdaderas, una vez que partes de esa posición, entonces comprendes que una alfombra voladora y Madame Bovary son falsas de la misma manera, y como resultado ambas son formas de llegar a la verdad por el camino de la falsedad, y entonces ambas pueden hacerlo de la misma manera. Quiero decir que ésta es la primera novela en la que por fin he conseguido incluir una alfombra voladora. La verdad es que llevaba mucho tiempo queriendo hacerlo y lo más inmediato que pensé. En el momento en que decides que vas a tener una alfombra que vuela por el aire, debes plantearte inmediatamente preguntas realistas al respecto. ¿Cómo sería si estuvieras de pie sobre una alfombra y ésta levitara? ¿Sería difícil mantener el equilibrio? ¿La alfombra estaría rígida o el movimiento del aire bajo la alfombra haría que ésta se ondulara? Si volaras muy alto, ¿no haría mucho frío? ¿Cómo te mantienes caliente en una alfombra voladora? Y creo que en el momento en que empiezas a plantearte ese tipo de preguntas prácticas, del mundo real, la alfombra voladora se vuelve creíble”.

Salman Rushdie fue atacado el
Salman Rushdie fue atacado el viernes 13 de agosto durante una conferencia sobre la libertad en la creación artística en Chautauqua, una localidad al oeste del Estado de Nueva York

El realismo mágico en el siglo XX vino en parte a ponerle belleza a las atrocidades, a llenar de flores y mariposas los lugares marcados por el horror, no solamente es una técnica, un género. Es un tiro por elevación para rescatar lo humano entre tanto dolor, entre tanta desigualdad. Rushdie lo entiende y caen ángeles y demonios de un avión y caminan la tierra. Y una niña sobrevive comiendo mariposas, y una alfombra voladora es un avión presidencial para los desposeídos. En Los hijos de la medianoche, Saleem, el personaje principal, nace con la independencia de la India y está atado al destino de la nación. Todo lo que sucede en el país, se refleja de manera ominosa en su cuerpito, en su mente. Así están atados los seres humanos a los actos políticos y religiosos. En una fiesta del realismo mágico, la magia y la fantasía, Rushdie explica con amor y humor –y de manera bastante trágica a la luz de los hechos- cómo el poder, abstracto, omnipresente, domina la vida de los ciudadanos.

Hoy la realidad demostró que no alcanzan las palabras de la ficción para dar cuenta del horror, no alcanza con la belleza, el amor, el humor, los personajes surrealistas o más o menos realistas, no alcanzan las muertes ficticias para entender “cómo somos los unos con los otros, cómo nos relacionamos, cuáles son nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles, cómo interactuamos y cuál es el sentido de nuestras vidas”. Nada alcanza cuando de verdad el mal camina por el mundo y está entre nosotros y me permito citar a Gibreel, uno de los personajes principales en Los versos satánicos: hay ‘’Demasiados demonios dentro de la gente que dice creer en Dios’'.

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