Liniers + Montt, la fórmula del stand up contra la corrección política

El dúo de famosos ilustradores presenta en Buenos Aires su show “Los ilustres”, que ya pasó por 40 ciudades de España y América latina. En diálogo con Infobae Cultura, repasaron los secretos de reírse de la vida y fallar en el intento

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Ricardo Siri Liniers y Alberto
Ricardo Siri Liniers y Alberto Montt se presentan este jueves en La Trastienda

Ricardo Siri Liniers y Alberto Montt se presentan este jueves en La Trastienda (Balcarce 460) con el show Los ilustres. ¿Qué es “Los ilustres”? “Es un show de stand up ilustrado”, dice Liniers, “es el primer show de stand up ilustrado y, por lo tanto, es el mejor”. La propuesta nace como la extensión natural de las viñetas que los han hechos famosos, pero también del podcast La vida es increíble (disponible en Spotify).

Los ilustres es una suerte de venganza de la pandemia. Si “La vida es increíble” nació en la cuarentena, la gira del show lleva alrededor de cuarenta presentaciones en España y Latinoamérica. Llegan a Buenos Aires después de haber pasado por Santiago de Chile y antes de presentarse en Montevideo.

En un punto, la dinámica del show recuerda a lo que Liniers hacía en los shows de Kevin Johansen —autor de la cortina del podcast, además—: mientras uno de ellos lleva la conversación adelante, el otro tiene que ilustrar lo que pasa con chistes y ocurrencias que se proyectan en pantalla gigante. Juegan a desafiarse, a ponerse problemas, a perderse en laberintos. “Lo más divertido”, dicen “es cuando todos nos damos cuenta de que el otro lo está pasando mal”. Entre ironías y juegos de palabra, chistes y comentarios provocadores, el público puede tener un atisbo de cómo es el trabajo de ambos, cómo los trazos celebran el humor y la palabra hablada. Liniers y Montt, Montt y Liniers hablaron de “Los ilustres” con Infobae Cultura.

"Los ilustres" es un show
"Los ilustres" es un show de stand up ilustrado

En general, sus tiras no responden al contexto político y social, a diferencia del podcast, en donde lo cotidiano se filtra continuamente. ¿Cómo entra en el show?

Alberto Montt: El show es más cercano al podcast que a las viñetas. En las viñetas, uno tiene tiempo de macerarlas y procesarlas, de ser inteligente en cámara lenta. El podcast y el show son como una conversación. Hay mucho de improvisación, y de ganas de hablar de cosas que nos pasaron ayer.

Ricardo Liniers: Cuando estoy dibujando en casa, tengo tiempo para que las cosas queden más o menos como lo imagino. En el escenario, la adrenalina te dispara ideas y depende de cuánta barrera tengas para decir la estupidez que acaba de entrar en el cerebro. Me di cuento de que cuanto más hacemos el show, menos barreras tengo.

Algo que también aparece en el podcast son sus consumos culturales. Pero ¿cómo entran en sus trabajos?

R.L.: Nunca subestimo al lector ni a la gente que nos escucha o que viene a vernos. No pienso que sea tan culto que no van a entender mis referencias. Primero que no soy ni muy inteligente ni muy culto; tengo que estar al 100% de mi cultura para llegar a una información más o menos interesante. ¡Cómo voy a cuestionar la cultura del público! Ahora estaba haciendo una historieta con Archimboldo yendo al supermercado, tratando de buscar bananas que se parezcan a narices, una papa que se parezca a una oreja. Puede que haya gente que no sepa quién es Archimboldo: el teléfono le explicar el chiste en un segundo.

A.M.: Vivimos en un momento de exacerbación del autocentrismo. Todo el mundo se siente único, especial y superior. Lo ves en redes sociales todo el tiempo: uno tiene que estar a tope con su intelectualidad para llegar a un punto medio de cultura general. Pero pasa que mucha gente se siente feliz porque supo quién era Archimboldo, y para mí es un “desde”. Nosotros hablamos para una intelectualidad de clase media.

El show ya tuvo alrededor
El show ya tuvo alrededor de 40 presentaciones en España y Latinoamérica

¿Cómo funciona la originalidad en un diálogo? ¿Cómo hacen para no repetirse?

A.M.: Bueno, claramente no hacemos nada porque nos repetimos mucho. En el podcast muchas veces hemos contado la misma historia.

R.L.: ¡Nos repetimos entre nosotros!

A.M.: El otro día me desperté a la madrugada y pensé en Narciso reflejado en un celular. Hice la viñeta y hubo gente que me felicitó hasta que la policía de Twitter me dijo que ya lo había hecho Liniers. ¡Exactamente la misma viñeta! Y Ricardo me dijo: “Tranquilo, somos un asco”, y me mandó quince chistes iguales. Hoy en día, la originalidad es que no se den cuenta que ya está hecho antes.

R.L.: Es imposible hacer algo nuevo. Cuando Alberto me mandó lo de Narciso, lo único que hice fue poner: “Narciso + iPod + cartoon”. La originalidad es tener una idea, pensar que se te pasó por la cabeza y dibujarla. Si ya apareció, mala suerte.

A.M.: Me gusta la no originalidad. Hay distintos tipos de no originalidad. Está la que es esta que es inevitable, que parte de intenciones y anécdotas personales. Y hay otra, que es patética, que es la de las agencias publicidades que copian a otras, la del perrito agarrando el freesbe y los videos de turismo para aviones, que son iguales. ¿No quieres hacer algo nuevo, hermano?

Si no hay originalidad, ¿cómo se define la identidad?

R.L.: No hay atajo, no existe. La única manera de que algo se parezca a vos es hacerlo tres millones de veces. Yo pienso la identidad más como el estilo. Tenés que hacer que case lo que estás haciendo con algo muy profundo tuyo.

A.M.: Por otro lado, hay que tener cuidado con la identidad cuando lo que se intenta es encajar en algo. Lo veo en humoristas gráficos que buscan ser identidad chilena y fuerzan un lenguaje o una temática tratando de encasillarla adentro del chilenismo. Yo creo que es va en desmedro de.

Ustedes trabajan con el humor: ¿cómo lo entienden? Canal de qué es.

R.L.: Es una pregunta gigante, como preguntar qué es el arte. Todo el mundo tiene sentido del humor y nadie tiene sentido del humor; todo el mundo hace humor y nadie hace humor. Yo lo describo como un mecanismo de defensa. Nosotros sabemos que estamos en el planeta durante un rato, que dentro de poco se apaga la luz. Eso nos genera un miedo en la base. Nuestra reacción es el arte, pero también está el humor. Queremos mostrarle el dedo grande a la Parca.

A.M.: Hay que admitir que no hay nada más humorístico que la tragedia en el otro. Muchas veces te ríes con el podcast porque te das cuenta de que uno de los dos está sufriendo. Una de las grandes mierdas de la corrección política es que hay que tratar de mantenerse fuera de la tragedia del otro, cuando es lo que a uno le permite vivir.

R.L.: ¿Qué es lo primero que escuchás en cualquier video de YouTube cuando alguien se hace mierda? Un video que generalmente lo está grabando un amigo, además. Lo primero lo que escuchás son las risas del que está grabando. Si querés, la segunda reacción es preguntarle si está bien, pero lo primero son las risas. Hay algo malicioso dentro de nosotros y deberíamos analizarlo con algo más de cuidado.

A.M.: Tenemos que abuenarnos con la idea de que la desgracia en nosotros es maravillosa. Pero ojo, es como Mufasa cuando le dice a Simba que lo entierre para que se lo coman las gacelas que ellos comen. Yo me río cuando tú te rompes la cara, pero te permito que te rías cuando yo me la rompa contra el pavimento.

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