Ochenta y cinco años tenía Hermann Hesse la noche del 9 de agosto de 1962. Dormía en su casa de Montagnola —pequeño pueblo suizo en el municipio de Collina d’Oro—, una casa construida por su amigo Hans C. Bodmer exclusivamente para él, para que pasara los últimos días de su vida. Se mudó allí en 1031, cuando se casó la historiadora del arte Ninon Ausländer. Hemorragia cerebral. Jamás se despertó. De esa noche final pasaron sesenta años.
La ciudad que lo vio nacer fue Calw, en el Reino de Wurtemberg, Imperio alemán, el 2 de julio de 1877. Descendiente de misioneros cristianos, la familia tenía una editorial de libros misioneros dirigida por su abuelo materno Hermann Gundert. La literatura siempre estuvo presente en su vida. No sólo escribió, también fue pintor de acuarelas expresionistas. Le interesaba el arte en sus varias formas. Si bien es alemán, se nacionalizó suizo en 1924.
Entre sus novelas, relatos, poemarios y meditaciones se han vendido más de 30 millones de ejemplare. También publicó monografías, antologías y revistas, y escribió al menos 35 mil respuestas a cartas de lectores. Según el biógrafo Volker Michels, “nos enfrentamos con una obra que, por su copiosidad, su personalidad y su vasta influencia, no tiene paralelo en la historia de la cultura del siglo XX”. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1946.
Peter Camenzind
Publicada en 1904, en Alemania por la editorial Samuel Fischer, Peter Camenzind fue la primera novela que escribió Hesse. Ahí parece estar todo: la esencia de personajes, paisajes y tramas de todos los libros que vendrán. Algo que aparece ahí y luego se repetirá en su obra es la búsqueda de una identidad física y espiritual única. También, la reflexión sobre el papel del arte en la formación de la subjetividad.
La novela comienza así: “En el principio era el mito. Dios, en su búsqueda por la expresión de sí mismo, proveyó las almas de Hindúes, Griegos y Germanos con formas poéticas, y continuó cada día inundando con poesía el alma de cada nuevo niño”. La poesía desborda en esta poética. SU protagonista aspira a convertirse en poeta. Es lo que los alemanes denominan Bildungsroman: novela de formación, que retrata la transición de la niñez a la vida adulta.
Gertrudis
Los tintes autobiográficos acá son más notorios. El protagonista de Gertrudis es Kuhn, un músico lisiado que decide abocarse al arte desde su niñez,. Esta novela está inspirada en el libro de Friedrich Nietzsche El nacimiento de la tragedia desde el espíritu de la música. Dijo en su momento que la escribió con dificultad ya que atravesada una crisis de creatividad; más tarde la consideró fallida. Se publicó en 1910.
Demian
El título completo de esta novela publicada en 1919 es Demian: Historia de la juventud de Emil Sinclair. En un principio firmó con el seudónimo de Emil Sinclair, el nombre del protagonista. Luego reveló ser el autor. Es la historia de un niño que pasó toda su vida en el “Scheinwelt”, mundo de ensueño y de la luz, y que una mentira lo llevó a ampliar su cosmovisión. Ahí aparece un personaje enigmático, un tal Max Demian, que lo lleva por los senderos del autorrazonamiento.
Concluida la Primera Guerra Mundial, Demian salió a la luz. Tres semanas tardó en escribirla como resultado de una crisis existencial. Sin dudas es también un Bildungsroman. Hay gnosticismo, hay psicoanálisis. Conmovió a mucha gente, sobre todo al público joven. Thomas Mann dijo que se trataba de una pequeña obra maestra y cuando se reeditó en 1947 escribió una elogiosa introducción.
Siddhartha
Instalada en un tiempo imaginario, pero cercano a la época de Buda —lo que algunos llaman “tiempo axial”—, Siddhartha es una novela alegórica de 1922. El protagonista es un hombre hindú llamado como el título del libro. Hesse definió este libro como un poema hindú; se leyó mucho más en Oriente que en Occidente. El registro es original porque unifica elementos líricos y épicos, narración y meditación, espiritualidad y sensualidad.
Hesse vivió un tiempo en la India durante la década de 1910. Allí configuró los primeros retazos de Siddhartha, palabra que significa “aquel que alcanzó sus objetivos” o “todo deseo ha sido satisfecho”. Es, además, el nombre del Buda antes de su renunciación: Príncipe Siddhartha Gautama. Luego del Nobel a Hesse este libro alcanzó un nuevo pico de notoriedad: se editó en Estados Unidos en 1951 y durante la década de 1960 volvió a ser leído con devoción.
El lobo estepario
Esta décima novela de Hesse, posiblemente su libro más célebre, más famoso, más leído, es de 1927. Aparecen los tintes autobiográficos, el sexo explícito, el consumo de drogas y algunos elementos de fantasía. El protagonista Harry Haller escribe una serie de manuscritos donde se narran su vida, sus problemas, su vida y la difícil relación con el mundo y consigo mismo. Tras el éxito internacional, Hesse dijo que el libro había sido mal interpretado por muchos lectores.
El juego de los abalorios
Esta es su última novela —la última es Berthold, pero no la terminó, quedó inconclusa—, publicada en 1943, tres años antes de recibir el Nobel de Literatura. En esta ocasión, Hesse mira hacia adelante, el futuro: el siglo XXV y XXVI, dos mil años después de la existencia de San Benito de Nursia, monje católico considerado el iniciador de la vida monástica en Occidente. Todo transcurre en una provincia llamada Castalia dedicada por entero a la actividad intelectual.
Se trata de una falsa biografía. El narrador es el biógrafo de Josef Knecht, magister ludi (maestro de juegos) de la Orden del Juego de los Abalorios, un ejercicio intelectual que pretende relacionar todos los saberes de la humanidad. En El juego de los abalorios se observan rasgos de novela utópica, algo que Hesse no había explorado aún. En 2019, la novela fue galardonada con el Premio Hugo Retrospectiva de 1944 a la Mejor Novela.
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