“Dios me odia”: una reunión que deja al descubierto las mezquindades y la verdadera esencia de los vínculos

La autora y actriz reflexiona sobre el proceso de la obra que se presenta los miércoles en el Teatro del Pueblo

"Dios me odia" se presenta los miércoles en el Teatro del Pueblo

La hoja en blanco es un desafío, una nueva chance de descubrir qué hay dentro mío para contar. Dios me Odia tuvo primero su título, luego su trama. Pocas veces empiezo por allí pero esta vez así fue, porque me causó gracia usar la expresión en un momento de profunda frustración, porque suena fuerte decirla ante la gente y eso me hizo reír, me sentí mejor y me dije a mí misma que mi próxima obra se llamaría así. Más allá de lo caprichoso y arbitrario del nombre, esta sensación de que lo omnipresente me detesta y que me invade cuando las personas no son lo que yo espero, se va filtrando poco a poco a medida que la obra avanza y toma un verdadero sentido este nombre elegido. Creo que esta vez fue ese el atajo que encontré para contar esta historia.

Dios me Odia es mi tercera obra estrenada y a medida que la escribía me di cuenta de que estaba haciendo catarsis sobre conflictos muy actuales que, creo, nos atraviesan a mujeres y hombres de entre treinta y cuarenta años, en donde ya hay ciertos mandatos que hay que empezar a cumplir y, si ya los cumpliste, pensar si se los vas a sostener o no. ¿Y en el caso de no querer cumplir con ninguno de ellos? ¿Dónde se ubica una? Digo una porque puntualmente en la mujer hay un límite, un reloj biológico para tener hijos del que no hay retorno, ¿o sí?... Y si bien la ciencia nos ha regalado un poco más de tiempo eso no nos libra de todo lo que implica la maternidad, la despareja brecha (que hoy pareciera empezar a ser un poquito más corta) de carga mental y cuidados que tiene con respecto a la paternidad y de cómo la llegada de un hijo complejiza y tambalea esa ardua y sinuosa tarea que es la construcción de una vida en común con un otro.

En la pieza actuán Matías Broglia, Fausto Guerra, Lourdes Invierno y Victoria Sarchi

La ciencia avanza y algo de nosotros avanza con ella, los últimos años nos han mostrado que hay nuevas maneras de construir vínculos pero eso implica deconstruir lo conocido, y muchas veces resistimos. Lo diferente nos asusta y muchas veces estar asustados nos vuelve egoístas. Y fue así que en medio de todos estos debates internos que se hicieron personajes, recibí el llamado de uno de mis amigos más queridos y entrañables, quien por supuesto es actor, y de los buenos, Matías Broglia, él me dijo: ¡Tana (así llama a todas sus amigas con apellido italiano) escribite una obra para que actuemos juntos! Y fue oportuno… porque ya la tenía empezada y el borrador que le mostré lo subió a este barco.

En esta ocasión iba a actuar, cosa rara, porque suelo dirigir mis propias obras, entonces empecé a pensar quién podía llevar este proyecto adelante. De algo no tenía dudas: tenía que ser una mujer. Así apareció el nombre de Silvana Sabetta, con quién me une una larga y profunda amistad que me regaló el hacer teatro y a esta altura la trasciende. Como nos conocemos mucho, sabía que ella tenía la sensibilidad e inteligencia que este texto requería, y ella también lo supo al leerlo, Dios me odia tenía su nombre tatuado, por eso aceptó el desafío casi de inmediato. Como buena directora que es, completó este elenco de cuatro con la actriz Lourdes Invierno y el actor Fausto Guerra, quienes además de ser artistas destacables son excelentes y comprometidos compañeros, junto con Diego Leiser, nuestro asistente de dirección estrella, hacen que Dios me Odia sea una feliz comunión.

Fueron meses de ensayos hasta que nos sentimos listos para golpear puertas de salas de teatro, el Teatro del Pueblo nos las abrió de par en par. Estamos agradecidos de formar parte de su exquisita programación. En el trayecto tuvimos el honor de contar con las miradas generosas y amorosas sobre el trabajo que veníamos haciendo de dos referentes del teatro, a quienes en lo personal admiro mucho, como lo son Javier Daulte y Andrés Binetti.

Así fue como en marzo de este año, estrenamos… Hace casi seis meses que hacemos funciones y el teatro es algo vivo: hoy no es la misma obra que en marzo ni será la misma en diciembre. Porque, como dice Silvana, directora de esta obra, y la cito textual: “Estrenar no es el fin, sino el principio de un camino nuevo, uno que propone nuevas miradas, la de los actores en escena y la del público, y al fusionarse ambas resignifican y mantienen en constante cambio nuestro trabajo”.

Victoria Sarchi

Dios me Odia se sitúa en una terraza en plena ciudad, recién comenzado el verano en una noche que aparenta ser un encuentro de distensión, disfrute y buenas noticias, Marcelo, Rodrigo, Nina y Florencia no pueden escaparle a las aristas poco luminosas de sus vínculos de pareja, de hermanas, de amigos y transforman esa “cena” en una tensa, pesada y poco feliz reunión. Ninguno saldrá igual y entre copas, chistes poco inofensivos y conversaciones aparentemente banales, habrán descubierto mezquindades los unos de los otros. En Dios me Odia quise abrir tópicos que no se puedan debatir tan fácilmente y en donde nadie parezca tener una posición tomada más allá de lo que siente y atraviesa con respecto al tema y a la situación que acontece. Es así que la cena avanza y los arrasa sin que ellos siquiera se den cuenta. Como autora e intérprete espero que a través de estos cuatro el espectador se haga preguntas sobre sí mismo, las mismas que me hago yo o nuevas, pero que un algo ahí adentro, aunque sea mínimo, se cuestione… y si logro que se identifique en algún momento, la tarea está felizmente cumplida.

Quiero terminar este placentero relato sobre una obra y equipo que me dan orgullo y felicidad, y que deseo llene de curiosidad a quien me esté leyendo, aclarando que Dios no me odia, lo sé. Tiene cosas mucho más importantes de las que ocuparse ahora mismo.

*Dios me Odia, Miércoles 20 hs. Teatro del Pueblo (Lavalle 3636) Entradas por alternativateatral.

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