Un grupo de ingenieros de Leópolis, en el oeste de Ucrania, está creando modelos digitales en 3D de los edificios más valiosos del patrimonio cultural del país en un esfuerzo para facilitar su restauración en caso de que los misiles y bombas rusos los lleguen a destruir. Yura Prepodobnyi, de 28 años, sujeta una gran cámara que pesa entre 5 y 6 kilogramos, lo que requiere un cierto esfuerzo para operar durante las varias horas que se necesitan para tomar miles de fotografías del edificio de la iglesia ortodoxa de San Juan Crisóstomo, del siglo XIX, en Leópolis.
Queda poco tiempo para descansar ya que Yura y sus compañeros, de la empresa Skeiron, intentan crear el mayor número de modelos posible de los edificios con valor histórico de su ciudad natal. “Un modelo en tres dimensiones puede ahorrar tiempo y trabajo a los arquitectos e ingenieros que trabajarían en la restauración de un edificio dañado”, explica Yura.
En marzo, varios días después de que los misiles y bombas rusos comenzaran a caer sobre las ciudades ucranianas, Yura y sus colegas lanzaron la iniciativa “Salvar la Herencia Ucraniana”. Mientras Rusia atacaba Chernihiv, Mariúpol y Járkov, el equipo trabajaba contra reloj para cubrir el mayor número posible de lugares en Leópolis y su región. “Me inspiro en el caso del historiador del arte Andrew Tallon, cuyos detallados modelos en 3D están siendo utilizados para restaurar la catedral de Notre Dame de París que fue dañada por el incendio de 2019″, dice Yura.
Tomar fotos es solo una parte del proceso. Un escáner de láser especial garantiza que cualquier pequeño detalle, medido en milímetros, quede registrado, así como todas las dimensiones del exterior e interior del edificio. Mientras el escáner gira lentamente, emite un rayo láser y varias cámaras graban su longitud y forma, que van cambiando, lo que luego ayudará a crear un modelo del edificio en 3D con el máximo detalle. Lleva varios días y repetidas visitas al lugar, pero comparado con los habituales modelos hechos a mano el ahorro de esfuerzo, tiempo y dinero es inmenso.
Leópolis, con su rico pasado multiétnico, tiene una de las mayores concentraciones de objetos de valor cultural de Ucrania. Habiendo albergado en diferentes períodos históricos comunidades ucranianas, polacas, judías, alemanas y armenias, puede presumir de una inusual mezcla de varios estilos arquitectónicos y sus combinaciones. Recientemente el equipo de Skeiron ha estado trabajando en la creación de un modelo en 3D de la iglesia del siglo XVII de San Andrés, con su exterior manierista e interior barroco, así como en la catedral armenia, del siglo XIV.
Yura trabaja en estrecha cooperación con expertos locales y con las autoridades, que confeccionan listas de los edificios más importantes y ayudan en los trámites burocráticos. Incluso a miles de kilómetros del frente, no hay como escapar de la guerra. Se necesitan permisos especiales para el empleo de drones y el equipo tiene que explicar a los preocupados peatones que no están haciendo daño alguno. Los drones se han usado mucho en la guerra por ambas partes tanto en labores de reconocimiento como en la detección de objetivos para ataques de artillería.
Los trabajos cuentan principalmente con la financiación de dos fundaciones: el Instituto de Herencia Polaca Exterior “Polonika” y “Aliph”, una alianza internacional para la protección de patrimonio en áreas en conflicto. Como la mayor parte de los objetos de Leópolis ya han sido escaneados, el equipo planea participar en expediciones a otras ciudades que ahora se enfrentan a una mayor destrucción, como Chernihiv o Járkov. Ya ha contribuido a analizar datos de visitas a edificios dañados en esas regiones bajo el paraguas de HERI (Iniciativa de Respuesta de Emergencia para el Patrimonio).
Uno de sus coordinadores, Vasyl Rozhko, explica que es muy importante proteger el patrimonio cultural cuando Rusia está intentando destruir la identidad ucraniana. Según el ministerio ucraniano de Cultura, se han documentado 434 casos de daños significativos a edificios de valor histórico. El más destacado de ellos, la destrucción del Teatro Dramático de Mariúpol, que sirvió de refugio a cerca de mil personas en su interior, y el museo del filósofo del siglo XVIII Hryhorii Skovoroda en la región de Járkov.
Fuente: EFE
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