Entre 1977 y 2000, el Museo del Cine realizó tres encuestas sobre cine argentino: diferentes críticos, periodistas e investigadores del país arriesgaron cuáles consideraban que eran las diez mejores películas de la historia de nuestro cine. En el medio de esas tres ediciones pasó la dictadura, se produjo la vuelta a la democracia y, en los noventa, se comenzó a hablar de un “nuevo cine argentino” o NCA —el de Lucrecia Martel, Adrián Caetano y Martín Rejtman, por ejemplo—, diferente al del grupo de directores de la generación del 60, también llamados con el mismo nombre, compuesto por cineastas como Rodolfo Kuhn, Manuel Antin y David José Kohon.
Desde la última edición al presente han transcurrido 22 años, la mayor cantidad de tiempo sin que la encuesta tuviera lugar. Actualmente, el ámbito de la crítica de cine argentina goza de bastante movimiento, tanto en papel como en su formato digital, y uno de los rasgos transversales es la preocupación equivalente por el cine del presente y del pasado. Este panorama permitió que los integrantes de las revistas Taipei / Crítica de cine, La vida útil y La tierra quema decidiéramos llevar adelante una nueva versión de la encuesta.
En un contexto de renovado interés por el cine y la escritura sobre cine —signado, para bien y para mal, por la aparición de redes sociales que fomentan el visionado, la difusión y el comentario sobre películas, como Letterboxd y FilmAffinity—, nuestro interés radica en poner en agenda el cine argentino, más allá del que se estrena en salas año a año. Podría decirse que el valor de la nueva encuesta será la puesta en primer plano del cine argentino más allá de los estrenos; su contracara, el que no se ve tanto o no tan seguido: las películas que se van perdiendo poco a poco del imaginario colectivo gracias a la desidia y el desinterés estatal, las que solo se pueden ver en una calidad extremadamente baja gracias a la digitalización de un VHS en mal estado o la grabación de un pase que tuvo la película en determinado canal hace una década, esas que todos los días se siguen deteriorando sin perspectivas de futuro, esperando la puesta en marcha de una cinemateca argentina que las recoja, las restaure y las difunda, con la obligación de contar con un lugar físico que esté a la altura de los films a la hora de proyectarlos.
La idea, en este sentido, fue retomar el modelo de encuesta del Museo del Cine, intentando abrirla a cineastas, técnicos, archivistas y académicos, invitados con un criterio federal y tomando en cuenta las realidades cinematográficas de las diferentes regiones, lo cual permitirá no solo que puedan aparecer películas propias de las tradiciones cinéfilas de cada provincia, sino también que se den a conocer films realizados por cineastas locales que quizá no poseen tanta circulación como la que deberían tener.
En segundo lugar, decidimos ampliar la encuesta e invitar a figuras de la cultura argentina en general. De esta manera, fuimos convocando a músicos, escritores, actores, historietistas, artistas plásticos, periodistas, directores de teatro y especialistas de distintas áreas que tuvieran un fuerte interés por el cine, instándolos a que nos enviaran una lista de sus diez películas argentinas preferidas. Si bien comenzamos hace muy poco con las invitaciones, tenemos la alegría de contar ya con las listas y el apoyo de personalidades de procedencias tan diversas como Fernando Martín Peña, Fito Páez, Víctor Hugo Morales, Mariana Enríquez, Miguel Rep, Elvio Gandolfo, Gustavo Sala y Mauricio Kartun.
Con la intención de acercar la historia de nuestro cine a nuevas generaciones de cinéfilos, esta edición de la encuesta tendrá un formato enteramente digital, de manera que se pondrá en marcha un sitio especial donde los lectores podrán navegar de manera libre e interactiva entre la lista de las cien películas elegidas, los perfiles de las personas que votaron cada una de ellas y las listas específicas de cada invitado.
A lo largo de las tres encuestas ya realizadas, hay una serie de reiteraciones que llaman la atención: Prisioneros de la tierra (Mario Soffici, 1939), La guerra gaucha (Lucas Demare, 1942), Las aguas bajan turbias (Hugo del Carril, 1952) y La casa del ángel (Leopoldo Torre Nilsson, 1957) persisten en el podio de las diez mejores, mientras que películas como El jefe (Fernando Ayala, 1958; dos veces elegida) y La vuelta al nido (Leopoldo Torres Ríos, 1938; en el podio en una ocasión) fueron reemplazadas, posteriormente, por largometrajes más recientes, como Tiempo de revancha (Adolfo Aristarain, 1981), Camila (María Luisa Bemberg, 1984), La historia oficial (Luis Puenzo, 1985), Pizza, birra, faso (Bruno Stagnaro, Adrián Caetano, 1997) o Mundo grúa (Pablo Trapero, 1999). Mucho puede pensarse a partir de estas modificaciones, que dan cuenta del tipo de conocimiento, disponibilidad, difusión y recepción que el cine nacional tiene en las personas que lo realizan, así como del impacto que posee en la cultura en general, por fuera del campo específico del cine. En ese sentido, la encuesta permitirá construir una imagen posible de la situación actual de la cinefilia argentina.
A raíz de esta nueva iniciativa, restan hacerse algunas preguntas: ¿cuáles serán las modulaciones que aparecerán en esta nueva edición? ¿Qué es lo que pasó en el cine argentino en los últimos 22 años, posteriores a la crisis del 2001? ¿Qué tipo de presencia tendrá el cine argentino que sobrevino a las sucesivas camadas del NCA? Finalmente, no podemos más que reiterar la pregunta que nos reúne alrededor de este proyecto: ¿hasta cuándo seguiremos siendo uno de los pocos países de Latinoamérica sin cinemateca nacional?
Esta nueva versión de la encuesta es realizada por La vida útil (Lucas Granero, Martín Emilio Campos, Lautaro García Candela, Ramiro Sonzini, Lucía Salas), Taipei / Crítica de cine (Pablo Ceccarelli, Álvaro Bretal, Milagros Porta, Agustín Durruty, Iván Bustinduy) y La tierra quema (Mercedes Orden).
Para más información sobre la encuesta, sugerencias o comentarios, se puede escribir a encuestacineargentino@gmail.com.
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