Con su obra “Tensión en la naturaleza”, el artista rumano Petre Virgiliu Mogosanu se consagró ganador de la Bienal Internacional de Escultura 2022 en Chaco, el tradicional evento cultural argentino que tiene como centro la competencia de una decena de escultores que llegaron desde distintas partes del mundo y exhibieron al aire libre su talento para la talla en mármol.
Mogosanu obtuvo el premio mayor tras la evaluación del prestigioso jurado integrado por León Saavedra Geuer, de Bolivia; Francisco Gazitúa Costabal, de Chile; y Todor Todorov, de Bulgaria. El surcoreano Sodong Choe, con su obra “Permanencia 2.150”, fue galardonado con el segundo puesto. El podio lo completó la alemana Verena Mayer-Tasch, con “Vestido”.
Además, a lo largo de la jornada se otorgaron otras distinciones que se definieron por votaciones entre escultores —en este caso, el premio lo ganó Sodong Choe—; el público, que eligió al argentino Juan Pablo Marturano; y las infancias, en el que nuevamente se impuso Mogosanu. En tanto, el premio designado por el Poder Legislativo chaqueño fue para Ihor Tkachivskyi, de Ucrania.
El concurso escultórico es organizado, desde 1988, por la Fundación Urunday y el Gobierno de la provincia del Chaco. En esta edición del certamen participaron, además de los mencionados, Genti Tavanxhiu (Albania), Arijel Strukelj (Eslovenia), Jhon Gogaberishvili (Georgia), David Bucio (México) y Ebru Akinci (Turquía).
Todos ellos fueron seleccionados entre 224 postulantes procedentes de 70 países de Asia, América Latina y Europa que presentaron proyectos. Durante seis días, los 10 artistas trabajaron al aire libre con bloques de mármol travertino extraído de las canteras de San Juan en el predio del Parque 2 de Febrero de la ciudad de Resistencia.
Previo a la ceremonia de premiación, Mogosanu describió lo que transmitió a través de su obra “Tensions in the nature”: “Partiendo de la idea de que, en la naturaleza, todo se mueve y toda la materia cambia en el tiempo, el ser humano también cambia, piensa diferente cada día. En todas estas transformaciones, hay un impulso que se inicia dentro de nosotros. Las acciones de los cuerpos en la naturaleza ocurren debido a que dentro de cada volumen hay una fuerza, una energía, una tensión y un equilibrio que junto con la voluntad actuarán hacia el exterior y crearán un movimiento que es el equivalente a la vida”.
Sodong Choe fue el primero que finalizó su escultura en los seis días de trabajo. “El ser humano debe convivir con la naturaleza. Si no respetamos la naturaleza, la supervivencia de la humanidad se verá amenazada. Pretendo contar en la obra la infinita esperanza de la civilización humana en la naturaleza. El prototipo de la célula básica de la vida está estructuralmente enumerado y compuesto. Expresa la eternidad de nuestra humanidad que nunca terminará. En contraste con el color de la piedra, expresa la composición cromática y la eternidad y esperanza de la humanidad. Simboliza avanzar hacia una visión de la eternidad que nunca terminara en un círculo blanco”, dijo.
Por su parte, Mayer-Tasch expresó: “Se supone que mi escultura Vestido representa un vestido de origami, doblando la piedra como una hoja de papel, en forma de una figura de origami tradicional. Al esculpir alguna textura en la piedra, quiero evocar la impresión de que la piedra se transforma en papel, el papel en tela, creando una metamorfosis material. Mi interés es dar un material pesado dado por la naturaleza como la piedra, ligereza y levedad debido a una abstracción lúdica del lenguaje formal”.
En representación de Argentina, Juan Pablo Marturano esculpió “Más allá de las nubes”, que homenajea al cerro Mercedario localizado en la provincia de San Juan. “Escalo montañas y, a su vez, las retrato en escultura. En este caso se trata de la montaña más alta de la provincia de San Juan”, contó y dijo que su escultura le rinde un homenaje al cerro, “como metáfora que simboliza aquello que actúa de puente entre el cielo y la tierra”.
El ucraniano Tkachivskyi, que realizó el proyecto de “New energy” o “Nueva Energía”, explicó a su turno: “Mi escultura es la energía que es constante. Está en constante movimiento y su dinamismo da el movimiento de la tierra, de nuestro planeta y del universo entero. Simboliza el movimiento de los elementos de su relación, coexisten entre sí”.
Tal como es característico de esta bienal, todas las obras de arte se añadirán a las más de 650 esculturas que posee la capital chaqueña, emplazadas a lo largo de 34 años en sus veredas, bulevares y parques.
Las otras obras que participaron de la competencia
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