Frida Kahlo: historias, dolores y amores, a través de 5 cuadros

A 115 años del nacimiento de la pintora mexicana, dueña del récord de la obra latinoamericana más cara de la historia, este es un recorrido por algunas de sus icónicas pinturas y cómo se relacionaron con momentos de su vida

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Frida Kahlo: historias, dolores y
Frida Kahlo: historias, dolores y amores, a través de 5 cuadros

Hace 115 años nacía Frida Kahlo en Coyoacán, en la famosa La Casa Azul, donde también moriría y que hoy es uno de los museos más visitados de México. Ella solía decir que había venido al mundo en 1910, año de la revolución, como un símbolo de que lo había hecho al mismo tiempo que el nuevo México.

Con 150 pinturas, su obra fue notablemente autorreferencial, quizá como ninguna más en la historia del arte, por lo que es posible encontran conexiones y simbolismos en sus piezas con los diferentes momentos de su vida. Es que Frida llevó al óleo muchos de los eventos más importantes de su existencia, desde su orígenes familiares, su casamiento con Diego Rivera y hasta la rotura de se columna, que hacia el final de su vida la llevó a usar un corsé ortopédico.

En ese sentido, Kahlo fue una constructora de su propio mito y hoy es una de las artistas latinoamericanas más reconocidas del mundo. A continuación, una selección de obras que revelan un poco más sus historias, intereses y, sobre todo, padecimientos:

Autorretrato en la frontera entre México y Estados Unidos (1932)

Autorretrato en la frontera entre
Autorretrato en la frontera entre México y Estados Unidos (1932)

Entre 1930 y 1933, Frida y su pareja, Diego Rivera, se mudaron a Estados Unidos, donde el muralista realizó toda una serie de obras en San Francisco, Nueva York y Detroit.

En ese momento, en EE.UU. abría sus puertas lo que se llamó “renacimiento mexicano”, mientras que en el propio México el muralismo vivía épocas oscuras, ya que desde el gobierno de Plutarco Elías Calles se habían eliminado la mayoría de los encargos, se rescindieron contratos e incluso algunas obras, como La creación del mismísimo Rivera, que se localizaba en la Escuela Nacional, habían sido tapada.

Durante este viaje, Frida perdió por segunda vez un embarazo, que se tradujo en su famosa obra La cama volando (o Henry Ford Hospital), mientras que en Autorretrato en la frontera entre México y Estados Unidos, retrata un momento en la que se encuentra atravesada por dos culturas que chocan, la de su tierra y la foraneo, ahora propia también.

De un lado, representa a su país, con su relación con la naturaleza, las tradiciones, las flores y la creación humana, en sus esculturas y pirámides (el ídolo de la fertilidad y una calavera representan el ciclo de la vida), dominan la escena; del otro, el país que le hace de hogar, industrializado, donde no hay vida salvo la de las máquinas, un mundo donde lo gris predomina: la contraposición entre lo natural y lo artificial es evidente. En el cielo las deidades Quetzalcoatl y Terzitlipoca, en el sol y la luna, se enfrentan al humo que se desprende de la fábrica Ford y los edificios que albergan el corazón del capitalismo, con sus banqueros y empresarios.

La cama volando (o Henry
La cama volando (o Henry Ford Hospital)

Hay un solo detalle que une a los dos mundos, vecinos pero diferentes: un generador de energía de EE.UU. roba el sustento a las flores de México, para dar electricidad al zócalo en el que ella se para. Así, la artista nacida en Coyoacán revela sus propias contradicciones, en la que su vida de entonces se encuentra partida entre sus raíces y el camino que debió seguir. Frida Kahlo se alimenta de los dos países, se encuentra dividida entre espacios disímiles pero necesarios para mantenerse de pie.

Para cuando realizó la obra, Frida estaba harta de vivir allí. En algunas cartas a amistades pueden leerse frases como “el gruinguerío no me cae del todo bien. Son gente muy sosa y todos tienen caras de bizcochos crudos (sobre todo las viejas)” o “es espantoso ver a estos ricos que celebran fiestas de día y de noche, mientras miles y más miles de personas mueren de hambre”. En diciembre de 1933, la pareja regresa a su país cuando a Rivera le rescinden el contrato en el Rockefeller Center por haber dibujado un obrero con el rostro de Lenin en el emblemático edificio neyorkino. La pieza se encuentra en la Colección Manuel Reynoso, Nueva York.

Unos cuantos piquetitos (1935)

Esta obra, en la que una mujer desnuda aparece masacrada por un hombre que representa la estética del “macho mexicano” propone dos acercamientos.

Por un lado es lo que un asesino había dicho ante el tribunal para defenderse tras cometer un femicidio por celos. Kahlo leyó una noticia en el periódico, en donde se informó que un hombre en estado de ebriedad había asesinado a su amante, apuñalándola varias veces, 20 según la policía, tras haber descubierto una infidelidad. Cuando el hombre fue llevado ante el juez, exclamó: “¡Pero si sólo le di unos cuantos piquetitos!”.

Unos cuantos piquetitos (1935)
Unos cuantos piquetitos (1935)

La frase que da nombre a la pintura aparece en un listón que, a su vez, es sosteniendo por una paloma blanca y una golondrina negra. Para dar un tono un poco más dramático, la pintora solicitó que el marco fuera totalmente liso, y ella se encargó de apuñalarlo y colocarle pequeñas gotas de pintura roja como si fueran salpicaduras de sangre saliendo de sus límites. La obra se encuentra en el museo Dolores Olmedo, al sur de la Ciudad de México.

La segunda mriada de la obra es mucho más personal: Rivera había iniciado una relación amorosa con su hermana menor, Cristina, lo que devino en la ruptura de la pareja. Frida había hecho que Diego contratara a su hermana menor como secretaria. También había convencido a Cristina para que fuera su modelo desnuda para una obra que él estaba realizando y que se llamaba El conocimiento y la pureza.

El engaño con una persona tan directa, tan cercana a sus afectos, fue terrible para la artista, quien además pasaba por un momento muy dificil, ya que acababa de sufrir su tercer aborto por “infantilismo de los ovarios” y, por otro lado, atravesar el amputamiento de varios dedos de su pie derecho.

El suicidio de Dorothy Hale (1938)

En octubre del ‘38, Frida expone por primera vez de manera individual en EE.UU, en la galería de Julien Levy. De aquella experiencia saldrían varios momentos importantes de su vida. El principal, el éxito alejada de Rivera, ya que la muestra fue un suceso, ya que de los 25 trabajos expuestos, se vendieron la mitad. Lo que no tuvo comprador es porque estaba allí a modo de préstamo.

El suicidio de Dorothy Hale
El suicidio de Dorothy Hale (1938)

También allí conoció al fotógrafo Nickolas Muray, su amor de entreguerras con Rivera, quien sin dudas le realizó los mejores fotos de la veintena de artistas de la cámara para los que posó, y que hoy son parte de la cultura pop.

Volviendo a lo pictórico, recibió encargos de A. Conger Goodyear, quien fuera presidente del MoMA, y también de la editore de Vogue, Clara Boothe Luce. De hecho, la revista reseñó la muestra: “Aunque André Breton le dijera que ella es una surrealista, no fue siguiendo los métodos de esta escuela que ella logró su estilo. Completamente libre de los símbolos freudianos y de la filosofía que parece poseer a los surrealistas, su estilo es una especie de surrealismo ‘ingenuo’ que ella creó para sí misma. Mientras el Surrealismo oficial se ocupa de algo así como sueños, pesadillas y símbolos neuróticos, en la variante de madame Rivera combina el ingenio y el humor”.

Boothe Luce describió así el encuentro: “Frida Kahlo se dirigió a mpi a través de la multitud de personas y comenzó a hablar sobre el suicidio de Dorothy. No tardó en proponer que ella podría realizar un recuerdo de Dorothy. Yo no entedía suficiente español para entender el signficado de la palabra recuerdo. Pensé que Kahlo haría un retrato al estilo de su propio autorretrato dedicado a Trotsky que yo había comprado en México. De pronto se me ocurrió que un retrato de Dorothy pintado por una conocida pintora amiga podría ser algo que a su pobre madre le gustaría tener”. Así, se selló el acuerdo.

Kahlo fue fotografiada por una
Kahlo fue fotografiada por una veintena de artistas de la cámara, pero las dos más emblemáticas las realizó Nickolas Muray, quien fera su amante

Dorothy Hale era una actriz, amiga de Clare Boothe, que había sufrido la pérdida de su esposo, Gardiner Hale, un pintor de retratos de la alta sociedad, hacía unos años en un accidente automovilístico. Intentó ingresar a Hollywood en pos de mantener el alto estilo de vida que ya no podía sostener, pero era rechazada por que a los 33 era “demasiado vieja”, por lo que vivía entonces del favor de sus amigos. Antes del suicidio, organizó una fiesta a modo de despedida ya que realizaría un largo viaje.

Kahlo relizó una interpretación al estilo de un exvoto, capturando los diferentes momentos del suicidio, y expuso el cadaver en primer plano. El suceso está escritor sobre la obra con letras rojas: “En la ciudad de Nueva York el día 21 de octubre de 1938, a las seis de la mañana, se suicidó la señora Dorothy Hale tirándose desde una ventana muy alta del edificio Hampshire House. En su recuerdo (palabras borradas) este retablo, pintándolo Frida Kahlo”.

Clare Boothe quedó horrorizada al recibir la pintura y pensó en destruirlo. “Nunca olvidaré el susto que me llevé cuando saqué el cuadro de la caja. Me sentpia psíquicamente enferma. ¿Qué iba a hacer con este escalofriante cuadro del cadáver estrellado de mi amiga, con su sangre goteando por todas partes? No podía enviarlo de vuelta”.

Sobre el borde superior de la pintura, un ángel sostenía una bandera que rezaba: “El asesinato de Dorothy Hale, pintado por encargo de Clare Boothe para la madre de Dorothy”. Finalmente, no destruyó la obra, pero hizo pintar la escena del putto y también una parte de la inscripción inferior. La obra se encuentra hoy en el Phoenix Art Museum.

El venado herido (1946)

El venado herido (1946)
El venado herido (1946)

La vida de Kahlo estuvo atravesada por la flecha del físico y la soledad. Frida empezó a pintar a los 18 años, luego de un accidente en el que un tranvía chocó contra el autobús en que se encontraba. De aquel incidente nacen obras, Accidente (1926), un dibujo en lápiz donde ingresa por primera vez a la estética de los exvotos, y Retablo (1943). Es conocido que su padre armó su cama con un espejo en el techo y un sistema para que pudiera pintar, convirtiendo su propia imagen en su máxima inspiración. “Me retrato a mí misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco”, decía.

En aquellos años, Frida comienza a tener mayor reconocimiento en su país tras recibir el Premio Nacional, dicta clases, e incluso es elegida miembro del Seminario de Cultura Mexicana, pero su salud solo empeora. En dos años es operada de la columna 8 veces, y pasa 9 meses en el hospital. Cuando le dan el alta sólo puede moverse en silla de ruedas y comienza a tomar anabólicos para el dolor. Aquí realiza tres cuadros emblemáticos centrados en el dolor: La columna rota (1944), El venado herido y Árbol de la esperanza mantente firme, ambas de 1946.

"Árbol de la esperanza mantente
"Árbol de la esperanza mantente firme" y "La columna rota"

Pero el dolor que representa la obra no es solamente físico sino también emocional ocasionado por Rivera. Para 1940 había contraído matrimonio con Rivera por segunda vez, y la relación volvió a su dinámica de celos, amoríos y peleas. Alrededor de la misma época en la que pintó la obra, ella dibujó un venadito en su diario, el cual se cree fue inspirado por el venado que tenía como mascota, Granizo.

En el El venado herido aparece una rama rota, que en la cultura mexicana se suele colocar en una tumba, y que se interpretó como el autoreconocimiento de su muerte próxima. Por otro lado, el rostro de la figura híbrida, mitad animal y mitad humana, revela fortaleza, mostrando el caracter de la artista ante la situación y, a la vez, los cuernos en la cabeza pertenecen a un venado macho, mostrando una vez más su dualidad. El cuadro fue un obsequio de bodas para sus amigos cercanos, Arcady y Lina Boytler y se encuentra en la colección privada de Carolyn Farb, en Houston.

Diego y yo (1949)

El autorretrato Diego y yo salió a subasta en Estados Unidos en noviembre de 2021, alcanzando un récord con un valor de casi USD 35, convirtiéndose así en la obra más cara de la historia de un artista latinoamericano y, a su vez, cuadruplicando el anterior máximo histórico de la propia pintora mexicana de USD 8 millones, logrado en 2016.

Diego y yo (1949)
Diego y yo (1949)

Adquirida por Eduardo Costantini para su colección privada, la obra será expuesta al público en agosto de este año en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), había informado a Infobae Cultura su fundador y hoy presidente honorario.

La obra de pequeñas dimensiones -30 centímetros de alto y 22,4 de ancho-, es un autorretrato, algo clásico en la obra de Kahlo, que ya tenía una historia de “récord”, cuando en 1990 alcanzó los USD 1,4 millones, lo que supuso entonces la primera vez que se superó en una puja el millón por una obra de un artista de la región.

En el sentido de lo autobiográfico, la obra de 1949 captura un momento especial de la vida de Frida. Fue pintada en la época en la que Rivera tuvo una relación amorosa con la estrella de cine María Félix, que llegó a la primera plana de los periódicos de la época.

María Félix retratada por Diego
María Félix retratada por Diego Rivera (Foto: Twitter / @HistoriaPhotos)

El rostro de Frida, que mira al espectador, se muestra triste, con lágrimas que caen, mientras su cabellera -un elemento de mucho simbolismo en la obra de la pintora- se enreda en su cuello, y parece ahorcarla. La pieza fue realizada para la pareja Florence Arquin y Sam Williams, amigos de la artista. La obra es el último autorretrato finalizado por la artista antes de su muerte en 1954.

“Es una obra que además autorretrata y también hay un retrato de Diego, creo que hay dos obras así. Ella tiene un cuerpo de obra muy, muy acotado, 160 en total. Y hay dos de ellas en las que aparece Diego dentro de ella misma, ésta es una”, comentó Costantini entonces.

Hasta la compra de Diego y yo era justamente Rivera quien mantenía el récord para la región con Los rivales, una obra de 1932 subastada por Christie’s en USD 9,8 millones en mayo de 2018. De alguna manera, se produjo una especie de “revancha” por tanto dolor en el alma.

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