De acá a un siglo habrá manuscritos inéditos de autores contemporáneos como Margaret Atwood o Karl Ove Knausgard, de los que hoy solo se sabe el título y nada más porque, justamente, están destinados a vivir silenciosamente en la Biblioteca del Futuro, una iniciativa con sede en Oslo que cada año suma nuevas voces para guardar bajo llaves sus textos hasta el año 2114, cuando por fin el primero de esos manuscritos será editado e impreso con papel procedente de un bosque con árboles plantados especialmente para esta iniciativa.
Son los libros que nadie puede leer. Que nadie que hoy esté vivo podrá leer, a excepción de los más longevos, caso extraordinarios. Son los libros del futuro en una biblioteca del futuro. Tal es el proyecto concebido en el año 2014 por la artista escocesa Katie Paterson, con el apoyo del municipio de Oslo, que desde entonces viene sumando escritores y escritoras que se atreven a dejar un libro bajo llave, archivado, para que salga a la luz nada más ni nada menos que un siglo después. Cumplido sus cien años, cada libro será editado e impreso con árboles de abetos que fueron plantados en un bosque al norte de Oslo, en Noruega. La Biblioteca espera reunir a 100 escritores para ser publicados en un siglo con papeles provenientes de mil árboles.
La primera que sumó a este curioso proyecto fue la canadiense Margaret Atwood, que dejó archivada para la posteridad una historia titulada “Scribbler Moon”. La autora detrás de El cuento de la criada sostuvo al respecto que es “extraño pensar que mi propia voz, silenciosa por entonces durante mucho tiempo, se despierte de repente después de 100 años”. Ese silencio que cubre al manuscrito de Atwood también tiene otras plumas de distintas latitudes y narrativas porque cada doce meses la Biblioteca del Futuro incorpora nuevos textos. Lo único que se pide es que no revelen nada de la trama a excepción del título.
Con esta consigna y la libertad de escribir cualquier género y extensión, en 2015 se incorporó a la Biblioteca del Futuro el escritor británico David Mitchell. Lo siguieron el islandés Sajón, la turca Elif Shafak, la surcoreana Han Kang, el noruego Karl Ove Knausgard y el estadounidense Ocean Vuong. En 2021 fue la escritora zimbabua Tsitsi Dangarembga la que donó un manuscrito que lleva por título “Narini and her Donkey”, el último, hasta el momento, que forma parte de la colección porque recién a fin de año se anunciará quién será el seleccionado de 2022, cuyo manuscrito saldrá a la luz en al año 2122.
Hace pocos días The Future Library Project inauguró su sede física en el último piso de la Biblioteca Deichman Bjørvika, en Oslo. En la ceremonia se hizo entrega del primer lote de manuscritos y según informó el diario El Mundo estuvieron presentes cuatro de los autores (Mitchell, Sjón, Dangarembga y Knausgard), que introdujeron personalmente sus manuscritos en algunos de los 100 cajones de cristal de la denominada Sala del Silencio, construida con 100 capas de madera tallada ondulada.
Ese día, Sjón declaró a los medios una incógnita y una preocupación por su lengua materna, al señalar que “la vulnerabilidad de la lengua islandesa, hablada por sólo 370.000 personas, pueda significar que no sobreviva ni encuentre traductores en 2114″. Hasta que se cumpla el siglo, cuando las obras de la Biblioteca del Futuro puedan ser leídas, permanecerán en la Sala del Silencio de la Biblioteca de Oslo. Se trata de una sala que no tiene puertas y sólo permitirá la presencia de pequeños grupos de visitantes que podrán sentarse descalzos mientras contemplan el creciente árbol genealógico de los autores que participen en el proyecto.
Esa estrategia de conservación mancomunada del proyecto que gestó la artista escocesa no es solo una cuestión burocrática, como les gusta decir desde futurelibraryno en su Instagram, dado que e acuerdo de 100 años firmado con la ciudad de Oslo lo que hace es garantizar “la protección tanto de la plantación como de los libros” al tratarse de un proyecto que aún “no completó ni una décima parte de su camino” que dependerá de los custodios que “todavía están por nacer”.
Curiosa y llamativa por su proeza, la Biblioteca del Futuro es una expresión artística que expone algo tan profundo como el tiempo, porque a través de esta colección de libros lo que se pone en escena es un compromiso a largo plazo, reimaginando un futuro sustentable, perdurable y capaz de ser recordado a través de las voces literarias de nuestro presente pero con las voluntades de quienes deberán guardar y protegerlos en el futuro.
Fuente: Télam S. E.
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