El director del Museo Nacional de Arte Decorativo (MNAD), el arquitecto Martín Marcos, presentó la renuncia “indeclinable” a su cargo, luego de la intervención de esa institución tras la desaparición de 20 piezas del acervo de ese museo, cuya denuncia es investigada por la justicia.
El arquitecto confirmó que la renuncia fue presentada en una carta dirigida al ministro de Cultura, Tristán Bauer, a partir de una nueva intervención de ese museo por 90 días que finalizaría a principios de septiembre, y que para Marcos resultaba “incomprensible”.
Según una Resolución del Ministerio, el propio Marcos advirtió el faltante de tres jarrones de porcelana con forma de ánfora ubicados en la sala antecámara Imperio, seis objetos de vidrio y cristal de distintas manufacturas suecas del siglo XX, de diferentes tamaños y formas, ubicados en la sala denominada “exboutique” del subsuelo. Además, faltaban la pintura al óleo “San José con El Niño”, un anónimo de la Escuela de Murillo de España del siglo XVII y la pintura al óleo “Retrato de Infanta”, otra obra anónima de la Escuela Española del Siglo XVII.
En esa carta, Marcos explicó que el Ministerio de Cultura nacional resolvió, con fecha 26 de mayo 2022, la intervención del Decorativo por 90 días más, y esa decisión se fundamentó “en la necesidad de regularizar una serie de situaciones detectadas en el área de museología durante la primera fase de la intervención y el relevamiento de visu efectuado sobre el inventario del patrimonio del museo”.
La primera intervención, a partir de la cual fue nombrada como interventora la directora nacional del Museos, María Isabel Baldasarre, había ocurrido el 1 de marzo pasado tras constatarse a partir de una denuncia ante la Justicia la desaparición de varias piezas que se exhibían en las salas, por lo que Marcos dejó de percibir sus haberes en ese período.
El 1 de junio, le comunicaron que esa suspensión había finalizado, pero que “el museo seguía intervenido” por 90 días más y que él podía regresar a trabajar -lo que hizo el 2 de junio- pero en otro despacho y no como director. Le sugirieron que utilizara “un espacio desocupado en el entrepiso del museo” y que esperara a que le dieran tareas.
“Luego de 90 días de silencio, el 1 de junio recibo un llamado de la Directora Nacional de Museos, Sra María Isabel Baldasarre, donde me trasmite que mi suspensión ha terminado, que el museo seguirá intervenido, que ella será la interventora y que yo puedo volver a trabajar al museo, pero no en mi despacho de director, ni a cumplir ese rol. Me dijo también que “se me volverá a pagar mi sueldo y mi función ejecutiva, pero no ejerceré esa función” (sic). Es obvio que no se puede eliminar por decreto una designación que está vigente y que es mi derecho y obligación ejercer”, escribe Martín en su carta de renuncia.
“Luego de 15 días de presentarme a trabajar regularmente y sin funciones ni tareas asignadas he decidido replantearme esta situación”, señaló Marcos en la carta, donde explicó que la nueva intervención no implicaba la suspensión de haberes, como en la primera oportunidad, ni la de su función ejecutiva, aunque le habían comunicado que no iba a ejercer la función de director.
En la carta, Marcos recordó que “la intervención al museo y mi suspensión se resolvieron a raíz de las denuncias de robos y faltantes en el patrimonio del MNAD que yo mismo realicé siguiendo todos los protocolos establecidos para esas situaciones”, según la carta.
En otro pasaje de la misiva, el arquitecto sostiene: “Es sabido que cualquier museo que se audite hoy en la Argentina revelará situaciones y recomendaciones similares, o aún más complejas, respecto de sus colecciones, depósitos de guarda, condiciones y limitaciones edilicias, y/o debilidades en términos de seguridad. Cabría preguntarse: ¿Que hará el Ministerio de Cultura de la Nación, intervenirlos a todos? ¿Suspender a todos los directores y directoras? ¿Poner en cuestión y sumariar a todos los agentes que integran las áreas de museología? Las auditorias sirven para detectar, corregir y mejorar aspectos de la gestión. Esa es su función y son necesarias y bienvenidas. Siento que aquí la finalidad es otra”.
Antes de su renuncia, Marcos tuvo apoyos por parte Hernán Lombardi, presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, que en una carta sostuvo que el desplazamiento se debía a “discriminación y persecución política”. Además, días atrás, la Sociedad Central de Arquitectos comunicó su adhesión a este pedido de informe que solicitaba esclarecer las circunstancias por las que fue apartado del cargo, “injustificadamente y sin derecho a defensa”.
“Por último, es necesario volver a señalar que en cualquier gestión existen responsabilidades, jerarquías y roles por encima y por debajo de un Director de museo y que en este caso es evidente que esas responsabilidades se quieren licuar o desviar haciendo de mí un “chivo expiatorio” con la intención, hoy más que explicita, de desacreditarme, ensuciarme y así correrme de un cargo al que accedí por mérito y antecedentes mediante un concurso público limpio e inobjetable, respaldado por numerosas evaluaciones anuales de desempeño con calificaciones siempre altas y muy altas”, sostiene el ahora ex director.
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