Julieta Laso canta todo el tiempo desde que supo que podía cantar. Se había probado en algunas milongas y empezó a vivir de cantar tangos. Yuri Venturin la escuchó desde la casa de al lado, donde vivía su novia Carolina. Era un pasillo de casas bajas, el sonido no tenía muchos obstáculos. Yuri la invitó a cantar en su orquesta, la mítica Fernández Fierro. Compartieron cuatro años en el CAFF, Club Atlético Fernández Fierro, de Sanchez de Bustamante.
Un pasillo rojo que termina en un galpón con un telón que cae, literalmente. A los cuatro años se despidieron, en el barrio de Avellaneda. Prometieron hacer un disco juntos. Julieta partió rumbo a su carrera como solista, sacó Martingala, y después La Caldera.
Durante la pandemia del 2020 decidieron empezar. Yuri propuso que la acompañaran cuatro bandoneones y un contrabajo. Eligieron temas viejos y de compositores contemporáneos. Al final del 2021 el disco estaba grabado. Habían agregado el sonido de un bombo y de una caja.
Cabeza Negra es una súplica gritada desde algún balcón desvencijado de Buenos Aires. En un barrio de la zona sur. Desde un puente sobre la autopista Ricchieri. No es un disco exactamente urbano. Es el arrabal de este continente. Buenos Aires creció con gente huyendo de la pobreza, migraciones internas y de países vecinos. En sus barrios se cruzan todas las tradiciones musicales de este continente. La ciudad no mira al río marrón, tampoco acepta su destino de toldería.
Cabeza Negra en cada canción suplica, no con sumisión, porque el sonido del disco es una amenaza. Es la liturgia de escuchar canciones de protesta, como si fueran de amor.
* Julieta Laso presenta “Cabeza negra” el sábado 11 de junio, a las 20 hs, en el Teatro Margarita Xirgu (Chacabuco 875, Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Entradas en boletería y por PassLine.
SEGUIR LEYENDO