Multitudes de fans de la cultura pop colmaron el predio porteño de Costa Salguero durante los 3 días de la Argentina Comic-Con, que volvió en su formato presencial tras dos años de virtualidad obligada en el marco de la pandemia de coronavirus.
La enorme convocatoria revela no solo el desarrollo de la llamada gultura geek, sino ya de un fenómeno que trasciende los personajes de fantasías de los cómics y que toma toda aquello que pueda ser representado para convertirlo en un cosplay.
Allí están todos, los que te roban una sonrisa o te hacen acurrucar de miedo, en una experiencia que borra las fronteras de la edad como ninguno otro en Buenos Aires. Tres generaciones de cosplayers rinden tributo a algún personaje y tres generaciones piden fotografiarse con ellos, generando un clima en el que pasarla mal es imposible.
La Comic Con atrae tanto a infancias y a adolescentes como a las y los adultos que más de diez años atrás vieron el inicio de la convención en el país y no dudaron en visitar las decenas de puestos de venta de cómics y stands de cine, series, videojuegos y cualquier otra adaptación de los universos de la ciencia ficción, el terror, la fantasía, la animación y la acción.
La Comic Con no es solamente un redituable circuito comercial y una ventana para los grupos de dibujantes y artesanos que se reúnen en el ya famoso “Callejón de artistas” para exponer sus obras; es también un espacio de pertenencia para miles de apasionados por esa cultura que con el paso de los años consiguió desmarcarse del lugar de nicho y “nerd” en el que se la había ubicado para conquistar cada vez a más seguidores y seguidoras.
Paletas de helado con los símbolos de Superman y Batman, esculturas de superhéroes, remeras y peluches del universo animé y merchandising de franquicias emblemáticas como Star Wars y la mismísima Terminator, como de costumbre, marcaron la estética de un recorrido en el que nunca faltan los estímulos y la devoción de los fans.
Para los más grandes es el T-1000, ese androide líquido del futuro de Terminator 2, para los más jovenes White Dragon, el padre de Peacemaker, la exitosa serie de James Gunn. Pero su nombre es Robert Patrick y junto a Itziar Ituño, más conocida como Raquel Murillo (Lisboa) en La Casa de Papel, la detective que se convierte en ladrona por amor, fueron los grandes invitados de la nueva edición
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