25 años de “OK Computer” de Radiohead, el último disco trascendente del rock

El 21 de mayo de 1997 la banda británica publicó el álbum que significó un punto de inflexión para su historia, y que también reflejó el desconcierto existencial frente a la revolución tecnológica que estaba en ciernes con el cambio de siglo

“OK Computer” de Radiohead

En los ‘90, el rock dio su último grito revolucionario. Mientras que en los Estados Unidos la generación X mostraba su descontento a través del grunge, del otro lado del Atlántico, en Inglaterra, los jóvenes volvían a sentirse orgullosos de la cultura de su país, que tras haber quedado relegada por la norteamericana en la década anterior, recuperó su predominio global. En 1977 los Sex Pistols gritaban que no había futuro. Diecisiete años más tarde, los Oasis cantaban que iban a “vivir para siempre”. En pleno auge de la Cool Britannia, Radiohead trató de mantenerse al margen de todo eso… sin éxito. El 21 de mayo de 1997 sacaron OK Computer, una obra fundamental que, además de vender millones de copias, se anticipó al siglo XXI y marcó la transición de la música popular al nuevo milenio.

En 1992, su primer sencillo “Creep”, en el que el cantante Thom Yorke se declaraba “repugnante” y “raro” y se preguntaba “qué demonios estoy haciendo aquí, no pertenezco a este lugar”, fue un hit inesperado en los Estados Unidos. A diferencia de sus coterráneos, el quinteto oriundo de Oxfordshire estaba musical y emocionalmente más cerca de bandas como Nirvana, Pearl Jam y Soundgarden que del Britpop, que a base de baladas épicas y un retorno al sonido de los ‘60 había reconquistado el planeta. Pablo Honey, su primer LP, editado en 1993, es esencialmente rock alternativo al estilo Pixies y Dinosaur Jr –conjuntos que influenciaron al movimiento grunge- y por eso no fue bien recibido en el Reino Unido.

Videoclip de la canción "Paranoid Android", del disco "Ok Computer" de Radiohead, publicado en 1997

La fama temprana le trajo a Radiohead dolores de cabeza. Su inconformismo era palpable, ya que de la noche a la mañana se encontraban haciendo tours interminables y sonando en todos lados. Además, tuvieron que soportar la presión de su sello, que les exigía otra canción tan exitosa como “Creep”. En su lugar, optaron por hacer un disco más inglés. The Bends (1995), de hecho, marcó su consagración en su país, pero fue un fracaso comercial en Norteamérica, a pesar de que fue aclamado por la crítica y el público, que crecía exponencialmente en cada show. En este segundo trabajo, el grupo se alineó con otros como Pulp, The Stone Roses y Blur que en esos años expandieron sus límites musicales y sentaron las bases para lo que fue el revival del rock británico a principios del siglo XXI.

Otra vez se vieron superados por la masividad y en 1996 estaban tan desgastados que tuvieron que parar la gira. Era necesario un tiempo para pensar en el nuevo material. Los miembros del grupo explicaron en diferentes entrevistas que habían descartado de plano hacer una secuela de The Bends. Eso les habría garantizado el éxito, algo a lo que ellos en verdad le querían escapar. Las letras de ese álbum, además, eran introspectivas, tristes y en muchos casos dejaban sus sentimientos al desnudo. Canciones como “High and dry”, “Fake plastic trees” y “Street Spirit (Fade Out)” mostraban su fragilidad.

Radiohead

El puntapié inicial que empezó a dar forma a OK Computer fue “Lucky”, grabada en 1995 en tan solo cinco horas a pedido de Brian Eno, que los invitó a participar del compilado solidario The Help Album a beneficio de War Child, una ONG que brinda protección y atención a los niños afectados por los conflictos armados. La idea era recaudar fondos para los menores que estaban sufriendo las consecuencias de la guerra en Bosnia y Radiohead puso su nombre junto a otras figuras importantes del rock anglosajón, como Paul McCartney, Oasis, Blur, Massive Attack y Suede. En retrospectiva, esa recopilación resume a la perfección la amplia paleta musical que reinaba en Inglaterra en los ‘90.

A pesar de que la canción había salido dos años antes, la banda decidió incluirla en OK Computer sin hacerle ningún cambio. Tanto la música –guitarras con reminiscencias del rock clásico y sintetizadores atmosféricos- como la letra, que habla de un hombre que sobrevive a un accidente aéreo, marcaron el tono de las composiciones que surgieron poco tiempo después.

La banda inició la grabación del álbum en su propio estudio, Canned Applause, un cobertizo que reformaron con la ayuda del ingeniero de sonido Nigel Godrich, que había colaborado con ellos en The Bends y hasta había producido uno de los temas del álbum (“Black star”) y algunos lados B. La idea inicial de Radiohead era que ellos mismos produjeran el LP, pero rápidamente se dieron cuenta de que necesitaban a alguien de afuera, por lo que convocaron a Godrich para que tomara el rol de coproductor, una relación que demostró ser tan fructífera que continúa hasta hoy.

A pesar de que tenían su propio espacio, no se sentían cómodos porque el estudio no tenía ni baño, estaba en medio de una zona rural y su ubicación, cercana a sus hogares, no generaba el ambiente propicio para la inspiración. Aun así, allí grabaron cuatro temas, “Electioneering”, “No Surprises”, “Subterranean Homesick Alien” y “The Tourist”.

Radiohead en los 90, su década de ascenso al estrellato del rock global

“Electioneering” es la canción más políticamente explícita de Radiohead, aunque sigue la línea lírica abstracta del álbum. Se trata de una serie de eslóganes envueltos en una espiral de guitarras eléctricas que recuerdan a Pablo Honey. El nacimiento del álbum se dio en medio de un descontento general que tenía la sociedad inglesa con el gobierno conservador de John Major, que fue derrotado en las urnas el 1º de mayo de 1997, una fecha que, de la mano de Tony Blair, marcó el regreso del Partido Laborista al poder después de 20 años.

“No Surprises” fue lo primero que registraron en aquellas sesiones en Canned Applause y la versión final es la que salió en la primera toma. Según la banda, en las siguientes no pudieron generar la misma atmósfera de desolación que surgió en ese intento inicial. El glockenspiel, un instrumento similar al xilofón, le da al tema un aura de arrullo y es una muestra de la expansión del sonido del quinteto, que también utilizó cuerdas, samples, sintetizadores y un mellotrón para darle a OK Computer un sonido único que fluctúa entre la desazón y la alienación.

“Subterranean Homesick Alien” –cuyo título es una referencia obvia a “Subterranean Homesick Blues” de Bob Dylan-, habla de un sujeto que imagina que es secuestrado por extraterrestres y que como nadie le cree es visto como un inadaptado. Es una de las tantas encarnaciones que adopta el personaje que atraviesa todas las canciones del álbum, la de la persona insignificante que ve impasible cómo el mundo se mueve a su alrededor a toda velocidad, casi en piloto automático.

En ese sentido, “The Tourist”, que cierra el disco, profundiza ese concepto. Thom Yorke se inspiró en un contingente de turistas norteamericanos que trataban de visitar todas las atracciones de Francia sin detenerse a observarlas con la debida atención. El narrador del tema pide encarecidamente a un tercero que desacelere. Es el mensaje final del LP: bajar la velocidad. Y la música acompaña.

"The Bends", guitarrero y melancólico, precedió a "Ok Computer". Luego del éxito descomunal de ese disco, la banda viró a la experimentación electrónica con "Kid A"

OK Computer tiene numerosas menciones a los medios de transporte y sus peligros, como en “Airbag”, el track de apertura, cuya base está construida sobre un loop de batería que grabó el propio baterista de Radiohead, Philip Selway. El concepto, sin embargo, puede trasladarse a la tecnología en general. Si bien la banda se encargó de aclarar en reiteradas ocasiones que el álbum no es conceptual en el sentido clásico de la palabra (es decir, como Dark Side Of The Moon y The Wall de Pink Floyd o Tommy de The Who), sus doce canciones, en el fondo, advierten sobre cómo la innovación, a pesar de su importancia, se lleva por delante la vida de las personas y la termina absorbiendo. Como señala Tim Footman en su libro Welcome to the machine: OK Computer and the death of the classic album (2007), “Hay una paradoja clave que funciona en el álbum: los músicos y el productor se deleitan con las posibilidades sonoras de la tecnología moderna, mientras que el cantante, por su parte, arremete contra su impacto social, moral y psicológico”.

La banda se anticipó al bombardeo constante de información que el desarrollo de internet y los teléfonos móviles iban a producir en las sociedades digitalizadas del siglo XXI, que viven entumecidas, ansiosas y perturbadas. De hecho, Radiohead fue una de las primeras que tuvo su propio sitio web y lo usó justamente para promocionar este tercer trabajo. En 2017, Thom Yorke admitió a Rolling Stone que en esos años padecía “la sensación de sobrecarga de información, lo cual es irónico, realmente, ya que es mucho peor ahora”. Y explicitó de forma más clara el mensaje de OK Computer: “La paranoia que sentí en ese momento estaba mucho más relacionada con la forma en que las personas se relacionaban entre sí, pero estaba usando la terminología de la tecnología para expresarlo. Todo lo que estaba componiendo era en realidad una forma de tratar de reconectarme con otros seres humanos cuando estás en tránsito constantemente. Eso es sobre lo que tenía que escribir porque eso es lo que estaba pasando, lo que en sí mismo infundió una especie de soledad y desconexión”. El cantante describe lo que sucede en la actualidad, pero lo percibió hace un cuarto de siglo.

La grabación del álbum continuó en St Catherine’s Court, una residencia del siglo XVI ubicada en Bath que perteneció a la actriz Jane Seymour, conocida por haber sido la chica Bond en Live and Let Die y por su protagónico en la serie Dra. Quinn. Si bien la propiedad carecía de un estudio profesional, su acústica fue fundamental para el clima del LP. La reverberación de la voz de Yorke en “Exit music (for a film)”, por ejemplo, es totalmente natural y fue tomada en una escalera de piedra. Esa canción fue escrita a pedido del director de cine Baz Luhrmann, que les encargó una composición para los créditos de su película Romeo + Juliet, protagonizada por Leonardo DiCaprio y Claire Daines. Inspirada en la última escena de la obra de William Shakespeare en la que los protagonistas se suicidan, encajaba perfectamente con el resto del material nuevo, por lo que decidieron incorporarla a OK Computer.

Radiohead en el Escenario Pyramid en la Granja Worthy en Somerset durante el Festival Glastonbury en Reino Unido. 23 de junio, 2017 (REUTERS/Dylan Martinez)

Radiohead encontraron en St Catherine’s Court un lugar donde trabajar aislados y tranquilos. A diferencia de la grabación de The Bends, no tenían un plazo para entregar el disco, por lo que tenían tiempo para experimentar. “Let down” saca ventaja del amplio salón de baile de la casa señorial con sus guitarras arpegiadas captadas en vivo ocupando todo el espectro sonoro mientras el vocalista levanta una coraza a su alrededor para protegerse de los sentimientos que, según él, no son genuinos porque son generados por la lógica comercial del capitalismo. “Nos bombardean con sentimientos, con gente emocionada. Esa es la decepción (‘let down’). Sentir cada emoción es falso. O más bien, cada sentimiento está en el mismo plano que un anuncio de autos o que una canción pop”, dijo a la revista Q complementando lo que explicó antes a Alternative Press: “Hay ciertos emociones que uno cree que son trilladas, ciertas cosas que nunca le dirías a tu pareja porque son cursis. Eso se debe a que han sido robadas para vender productos”.

“Karma police” fue uno de los sencillos del álbum, una balada pop que toma la misma secuencia de acordes de “Sexy Sadie” de The Beatles y que se va distorsionando hasta romperse completamente. En su letra menciona el término “zumbido de refrigerador” que usa Yorke para describir el incesante flujo de información y el ruido molesto que produce la industria moderna. Ese sonido se hace explícito en la coda, donde Ed O’Brien aplica un efecto sobre su guitarra que se convierte en un chirrido que implosiona en las últimas notas. El cantante extiende la metáfora a las comunicaciones y también a la música. En una entrevista que aparece en el documental Meeting People Is Easy (1998) sobre la gira presentación de OK Computer admitió: “El rock alternativo es algo trillado. Cada vez que escucho una radio norteamericana escucho el zumbido de refrigerador”, calificación que también utilizó para “Creep”, su propia composición.

“Climbing up the walls” es una de las más complejas y oscuras. Tiene una atmósfera tenebrosa, de película de terror, con un arreglo de cuerdas lúgubre inspirado en el Treno a las víctimas de Hiroshima del compositor polaco Krzysztof Penderecki, célebre por sus composiciones atonales.

“Fitter Happier” desorientó a todo el mundo. Ubicada exactamente en la mitad del álbum, se trata de una pista hablada de menos de dos minutos que funciona como nota al pie. De hecho, en la contratapa se ubica al costado de la lista de temas en una tipografía menor. Sobre un colchón de samples, la voz del procesador de textos de Macintosh recita lo que Yorke entiende que es una enumeración de postulados de la sociedad de consumo de los ‘90, como “no tomar demasiado”, “hacer ejercicio tres veces a la semana” y “dormir bien”. Paradójicamente, la letra fue utilizada en las campañas de promoción del disco para vía pública y gráfica y también fue estampada en las remeras del merchandising oficial del grupo. Al final se convirtió en otro caso de crítica social devenida en estrategia de marketing, pero dentro del álbum funciona a la perfección.

Al carecer de la estructura tradicional de una canción, muchos entendieron que su función era dejar al descubierto el concepto de OK Computer. Después de todo, ¿hay alguna forma más evidente para explicar la alienación que una computadora repitiendo fríamente lo que tiene que hacer?

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Desde ya, “Fitter happier” es la que más fácilmente conecta con el título del álbum. OK Computer está tomado de las órdenes que el alien Zaphod Beeblebrox daba a su ordenador en el radioteatro de ciencia ficción The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy, que emitió la BBC a fines de los ‘70, con guion del escritor Douglas Adams. Décadas antes de Google y Alexa, el personaje se dirigía al aparato con el comando “OK computer”, una frase inocente que para Yorke escondía cierto temor al futuro y las máquinas. Como señala Footman, “no es la tecnología en sí misma lo que lo asusta; el problema es el efecto humano y social que la tecnología podría llegar a tener”.

La canción principal del álbum es “Paranoid android”, una suite de poco más de seis minutos que toca varios de los temas de OK Computer¸ aunque está inspirado en la reacción violenta que tuvo una persona a la que le volcaron un trago encima en un bar. Su título viene del mismo lugar que el del LP: el androide paranoico era Marvin, uno de los personajes de The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy. Tiene una estructura irregular dividida en cuatro secciones, al estilo de “Hapinness is a warm gun” de The Beatles, “Bohemian rhapsody” de Queen o “MacArthur Park” de Jimmy Webb, pero carente de un estribillo pegadizo.

Radiohead insistió en que “Paranoid android” fuera el primer sencillo del álbum, algo que Capitol, la división de EMI en los Estados Unidos, consideró un suicidio comercial. En el fondo, la banda buscaba el fracaso, bajar el perfil y salir del foco de los medios. Pero otra vez la jugada les salió mal. Su canción de seis minutos fue un hit que llegó al tercer puesto en el Reino Unido y OK Computer vendió millones de copias en todo el mundo, muchísimo más de lo que la disquera y ellos mismos esperaban. Por si fuera poco, ganó un Grammy en la categoría Mejor Álbum Alternativo.

En su momento, casi todas las publicaciones lo consideraron el mejor álbum del año. Footman fue más allá y en su libro afirma que “desde 1967, con el lanzamiento de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, no sucedía que los principales críticos coincidieran de inmediato, no sólo con los méritos de un álbum, sino en su significado a largo plazo y su habilidad para encapsular un instante particular de la historia”. La sociedad de la información evolucionaba a una velocidad inusitada y ellos lo vieron antes que la mayoría. Como señaló el crítico Stephen Hayden en su ensayo “Whatever happened to alternative nation”: “Radiohead parecía estar a la vanguardia, pronosticando la paranoia, la locura impulsada por los medios y la sensación omnipresente de fatalidad inminente que posteriormente caracterizaría la vida cotidiana en el siglo XXI”.

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La salida de OK Computer también coincidió con la debacle del Britpop. En 1997, las Spice Girls dominaban los charts; Be Here Now, el tercer álbum de Oasis, no había cautivado ni a los propios hermanos Gallagher y Blur con su disco homónimo americanizó su sonido. Tal vez el último intento de salvar al género haya sido Urban Hymns de The Verve, que salió en septiembre.

Radiohead nunca entendió cómo un álbum hecho sin concesiones tuvo tanta trascendencia. Parecía que cuando más se esforzaban en ir contracorriente, más repercusión tenía su música. Tras la salida de OK Computer, se embarcaron en una gira mundial donde eran tratados como rockstars, un lugar que no tenían interés en ocupar. En Meeting People Is Easy se ve el desgaste que le producía, no solo el tour, sino las innumerables entrevistas que daban a la prensa, el asedio de los fans y cumplir con compromisos protocolares como reunirse con los directivos del sello. “El año pasado fuimos la banda más inflada. Ocupamos el primer lugar en las listas de popularidad y eso es pura tontería. Te desequilibra la mente por completo”, se queja el cantante en el documental. La consecuencia de eso fue, tres años más tarde, la grabación de Kid A, un LP experimental en el que tiraron todo por la borda para triunfar de nuevo, ya que buscando el efecto contrario sacaron el disco más importante de los 2000.

Las obras que perduran son aquellas adelantadas a su tiempo. Cuando salió, OK Computer parecía describir a la sociedad de fines de siglo XX, hipnotizada por el potencial de la tecnología digital e Internet y a su vez preocupada por el Y2K. Solo un álbum capaz de captar las sensaciones de una era puede trascender a pesar de su falta de concesiones comerciales. A 25 años de su salida, el tercer álbum de Radiohead demostró ser mucho más profundo: es, en definitiva, una radiografía del mundo actual y eso no puede ser más escalofriante.

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