“Transa”: el disco que Caetano Veloso publicó hace 50 años sigue deslumbrando por su moderna belleza

Grabado en Londres durante el exilio europeo del artista brasileño, es considerado uno de los mejores discos de su extensa carrera. Lo tiene todo: samba, saudade, psicodelia, pop art, tropicalismo y poesía

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Caetano Veloso en su regreso a Brasil, en enero de 1972
Caetano Veloso en su regreso a Brasil, en enero de 1972

La discografía de Caetano Veloso suma unos 60 álbumes entre los que grabó en vivo y los que registró en estudio. De todos, hay uno que para sus fans a lo largo y a lo ancho del mundo es claramente el mejor. Se titula Transa y en 2022 cumple 50 años desde su aparición.

Transa contiene apenas 7 canciones. Dura 37 minutos con 9 segundos y presenta una tapa imposible. Es el segundo de los dos discos que Caetano grabó en su exilio inglés pero el tiempo lo transformó en un clásico no solo de la música brasileña sino de la cultura pop universal.

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The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, de David Bowie; Machine Head, de Deep Purple; Transformer, de Lou Reed; Honky Château, de Elton John; Obscured by Clouds, de Pink Floyd; Harvest, de Neil Young; Exile On Main In Street, de los Rolling Stones; Mateo solo bien se lame, de Eduardo Mateo; Desatormentándonos, de Pescado Rabioso; Vida, de Sui Generis; Todos juntos, de Los Jaivas; La población, de Víctor Jara... La (incompletísima) lista de clásicos que salieron en 1972 es apabullante, y habla del momento de ebullición creativa que atravesaba el mundo entre fines de los 60 y principios de los 70. Ebullición que, en el caso de América latina incluía la situación política, los movimientos sociales y, desde luego, la represión de las dictaduras. Ebullición que en Brasil, además, estuvo cruzada por ese tusnami de arte y rebelión que fue el Tropicalismo. En ese contexto, Transa refulge con un brillo propio que, 50 años después, sigue iluminando.

Presentación de Caetano Veloso en la televisión francesa, en 1972. Interpreta la canción "Asa Branca".

El 31 de marzo de 1964, tras el golpe de Estado que derrocó al presidente João Goulart, Brasil dejó de ser un país democrático, y no volvió a serlo sino hasta el 15 de marzo de 1985. Aún en dictadura, o acaso justamente por eso, en 1967 un grupo de artistas jóvenes decidió romper con lo que se suponía que debía ser la música y la cultura populares y oficiales de Brasil; incorporó la psicodelia, los instrumentos eléctricos, la sensualidad, el rock y el arte pop para mezclarlos con las raíces musicales brasileñas y la bossa nova, y parió una cosa nueva. La llamaron Tropicalismo y resultó una revolución que invadió el cine, el diseño, la arquitectura, la literatura, todo.

Caetano Veloso y Gilberto Gil en Londres, durante el tiempo de exilio conjunto que padecieron a fines de los años 60, comienzos de los 70
Caetano Veloso y Gilberto Gil en Londres, durante el tiempo de exilio conjunto que padecieron a fines de los años 60, comienzos de los 70

Gal Costa, Gilberto Gil, Jorge Ben, Maria Bethania, Nara Leão, Os Mutantes, Tom Zé, los poetas Capinam y Torquato Neto, el maestro Rogério Duprat y, por supuesto, Caetano Veloso, fueron bendecidos por buena parte del púbico joven de entonces, pero perseguidos por los militares (que los consideraban peligrosos) y cuestionados por la izquierda (que los consideraba frívolos y extranjerizantes). Fue demasiado: después de un puñado de discos y conciertos sensacionales, en diciembre de 1968 Caetano y Gilberto fueron detenidos y obligados a exiliarse. París, Lisboa y finalmente, Londres. En ese exilio se concibió y nació Transa.

Cuando llegó a Gran Bretaña, Caetano ya contaba con un puñado de discos entre los solistas y los compartidos con sus colegas tropicalistas. En su estadía londinense pudo ver y en algunos casos descubrir a artistas y bandas como Led Zeppelin, T-Rex, David Bowie, los Stones, Pink Floyd, The Who, The Incredible String Band. En ese caldo de fascinación y melancolía es que el bahiano cocinó primero Caetano Veloso (1971) y luego, sí, Transa, “término comodín” que implica transacción, acuerdo, pacto y también relación amorosa e inclusive sexual que, en este caso, bien puede ayudar a darle sentido al disco: una brillante negociación entre la tradición y la vanguardia, entre Dylan y Jobim, entre rock y MPB, entre nostalgia y alegría, entre Brasil y el mundo. Porque todo eso y mucho más es Transa.

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Así lo explicaba la revista Veja 50 años atrás: “En el lenguaje de la moda, la palabra ‘transa’ tiene la movilidad de las ideas vagas. En resumen, puede referirse desde transacciones comerciales hasta negocios más abstractos, involucrando o no a dos o más personas. Y es en este vasto campo de posibilidades donde se dibujan los límites del nuevo LP de Caetano Veloso”. En una entrevista de la época, Caetano explicó el título del álbum como una respuesta irónica a una propuesta que recibió de parte de los militares que gobernaban Brasil: él ya era un músico reconocido en su país, y fue contactado para pedirle que hiciera una canción exaltando la construcción de la ruta Transamazónica. Caetano no hizo esa canción de propaganda: hizo Transa.

Cantado un poco en portugués y otro poco en inglés con una naturalidad que podría ser envidia de cualquier reguetonero hoy de moda, este disco es clave no solo por su música sino también por su sonido. Las crónicas de la época destacan su producción: grabado en Londres, en los Chappell Recording Studios, con orquestación a cargo del británico Ralph Mace bajo la dirección musical de Jards Macalé, Transa se oía bastante mejor que los discos grabados en Brasil por entonces. Y su portada también llamó la atención. El disco llegó a las tiendas con una triple tapa que, al abrirse, formaba una especie de prisma triangular. El rompecabezas fue definido como un “discobjeto”, término creado por el actor y director de teatro bahiano Álvaro Guimarães quien, junto a Aldo Luiz, fue responsable del diseño gráfico.

El momento exacto en que Caetano Veloso pisa territorio brasileño luego de su exilio europeo: Aeropuerto El Galeão de Río de Janeiro, enero de 1972
El momento exacto en que Caetano Veloso pisa territorio brasileño luego de su exilio europeo: Aeropuerto El Galeão de Río de Janeiro, enero de 1972

Si bien es considerado parte de la discografía solista de Catano, Transa es un disco de banda: Áureo de Souza (batería), Moacyr Albuquerque (1945 - 2000, bajo), Jards Macalé (guitarra y guitarra), Tutty Moreno (percusión y armónica), y Ángela María Diniz Gonsalves, luego conocida como Angela Ro Ro, grabaron en pocas sesiones y prácticamente en vivo. Gal Costa aportó su voz en “You Don’t Know Me”, el primer tema del álbum, que fluye entre el folk y el samba como del inglés al portugués, que en uno de sus fragmentos dice “Yo nací allá en Bahía, de sirvienta con un capataz/mi padre dormía en la cama, mi mamá en el pisador”, mención del tema “Maria Moita”, de Carlos Lyra y Vinícius de Moraes.

No es la única cita rastreable en el universo musical y cultural de Caetano: en Transa conviven los Beatles (“It’s A Long Way”) con cantos tradicionales de capoeira; Badem Powel y Dorival Caymmi con himnos religiosos; la antigua samba “Mora Na Filosofia”, de Monsueto Meneses y Arnaldo Pasos con el rock and roll de los años 50 de “Nostalgia”; el barroco Gregorio Da Mattos con Bob Marley... Porque Transa es también uno de los primeros discos de músicos brasileños en los que puede escucharse la influencia del reggae: allí está “Nine Out Of Ten”, donde Veloso relata su encuentro con el género-bandera de Jamaica en Portobello Road, y donde hacia el final hasta se anima a unos tímidos rasgueos de reggae en la guitarra.

El diario "Jornal do Brasil" informaba del regreso de los grandes músicos bahiano exiliados
El diario "Jornal do Brasil" informaba del regreso de los grandes músicos bahiano exiliados

Y si bien es menos melancólico y oscuro que el primero de sus LP grabado en Londres, Transa no evita la famosa “saudade” del artista que, más allá de su mirada cosmopolita y mundana, no deja de añorar su Bahía natal, sus amigos, su familia... Eso puede advertirse en esa cadencia samba que atraviesa casi todo el disco. Y en esa voz cálida y afinación perfecta que ya por aquellos tiempos era marca registrada de Caetano.

Fusión de folklore con novedad, llave que abrió las puertas a una música nueva, riquísima y genial. Una búsqueda que desató procesos por el estilo en Brasil y en todo el continente, desde México hasta la Argentina. Experimentación, vanguardia, raíces, tradición, inteligencia, talento, osadía, rebeldía, sutileza, belleza. Transa lo tiene todo y antes que casi todos. Caetano Veloso no había cumplido 30 años cuando lo grabó; hoy, a cuatro meses de celebrar sus 80, aquel disco sigue hablando de él, del Tropicalismo y del Brasil tanto como entonces.

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