Cocinando con Elisa llegó en pandemia de la mano de Gabriela Villalonga y Luciana Procaccini, que me propusieron dirigirla. Nunca habíamos trabajado juntas. Leí la obra y sentí que era un muy buen momento para hacerla.
El texto de Lucía Laragione ganó la primera edición del Premio María Teresa León para autoras dramáticas otorgado por la Asociación de Directores de Escena de España en 1994. Fue estrenada en Buenos Aires y Madrid, traducida al francés y al portugués, llevándose a escena tanto en nuestro país como en Francia y Portugal. Como toda gran obra resuena y nos habla de múltiples aspectos de nuestra vida, de nuestro mundo.
Cocinando con Elisa es un texto político que pone en juego nuestra historia, el horror de la dictadura militar, el horror del neoliberalismo. A través del encuentro de Elisa y Nicole, la obra, nos pone delante algunos aspectos de los vínculos sociales de nuestro tiempo, en donde el enemigo parece que es el que está al lado, es el que comparte casi mis mismos miedos, que quizás vive a unas cuadras de mi casa y no aquel que me aplasta, me endeuda, me enferma, me roba el futuro y no me deja ser.
La esclavitud disfrazada, la falta de conciencia que se tiene frente a esa esclavitud, el abuso de poder, el abuso sobre el cuerpo femenino, el robo de bebes son solo alguno de los temas que se desprenden de la obra. Temas que atraviesan todas las épocas, por lo tanto, la obra se presenta en una época sin tiempo y en algún lugar lejano entre la montaña y el mar donde ningún grito es escuchado.
El peligro latente y amenazante que rodea la obra está plasmado no solo en las actuaciones. La escenografía, la luz y lo sonoro juegan un papel fundamental en la creación de esta cocina de alguna estancia de la aristocracia argentina. En esta cocina venida a menos, rodeada por caranchos, habitada por ratas y animales muertos, se dará el encuentro entre Nicole y Elisa.
El proceso de ensayo fue un buen refugio frente a un contexto desolador.
Mayo de 2021. Empezamos ensayando por zoom, como tantos proyectos que se han desarrollado en estos tiempos apestados. Luego llegó el turno de los atardeceres en el Parque Chacabuco, frío, era junio, pero había muchas ganas. Hermosa experiencia la del parque, rodeadas de gente que miraba y no miraba.
Luego llegamos a la terraza de Gabriela Villalonga, que nos abrigó con mates, ponchos y comida rica, la obra fue creciendo poquito a poco, disfrutando cada ensayo. El proceso fue de aproximadamente un año. En ese año se fue armando un gran equipo técnico artístico que tiene la calidad que la obra se merece. La escenografía y el vestuario de Alejandro Mateo le da a la obra la mejor cancha para jugar este partido, el vestuario es soñado.
Las luces de Fernando Chacoma fueron fundamentales para destacar la máscara de cada personaje y reforzar el clima de suspenso que propone la obra. La música de Martín Pavlovsky nos permitió crear el afuera que penetra la escena constantemente. El sonido de los pájaros, los perros, el viento y los hombres que las rodean como cuervos será lo que irá construyendo este lugar y este tiempo escénico.
La propuesta artística desde la dirección será llevar a la obra a su aspecto más grotesco, apoyándose en las actuaciones, lejanas al naturalismo valiéndose de un trabajo corporal y vocal exhaustivo a lo largo de los ensayos. El grotesco atraviesa esta pieza teatral exhibiendo los rostros desesperados de estos dos personajes femeninos. Lo cómico se desprende en algunos momentos de la escena para hacer soportable la tragedia inminente.
Por último... El trabajo de Gabriela Villalonga y Luciana Procaccini es de una entrega y amor por su trabajo que se vio reflejado en cada ensayo y se verá en cada función.
* Mariana Giovine es la directora de Cocinando con Elisa. La obra se pone en escena los sábados a las 18.30 en Beckett Teatro, Guardia Vieja 3556. Entradas a la venta.
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