La poesía de Safo atraviesa los siglos con la fuerza que aún tiene para hablarnos de las pasiones humanas, pero también nos dice mucho la sola figura de esta griega a la que Platón llamó “la décima musa”, por todo lo que encarna en estos tiempos de lucha feminista. Así lo entiende Daniela Horovitz, ex integrante de Los Amados y versátil intérprete de jazz, folklore, bolero, tango, canción francesa y música brasileña, quien hace unos años musicalizó y le puso voz a los versos líricos de la poeta del siglo VII a. C.: “Safo somos todas, somos las mujeres que tenemos la posibilidad y la libertad de expresarnos y de sanar con la música o con las artes, las que vamos contra la corriente de lo obvio y de lo fácil”, le dice la cantante a Infobae Cultura.
Este martes 5 de abril en Bebop Club, Horovitz regresa al repertorio de Safo con nuevas variantes. Su anterior espectáculo, que incluía elementos teatrales, mudó en este tiempo hacia un concierto de cámara que sumó arreglos sinfónicos de Hernán Reinaudo y su reducción para un cuarteto de cuerdas integrado por músicos de la Orquesta Sinfónica y Filarmónica del Teatro Colón y dirigido por Matías Grande, más el acompañamiento de Horacio Cacoliris en percusión y del propio Reinaudo en guitarra y piano. La cantante, que también se anima a tocar la lira, estrenará por primera vez Más dulce que el deseo, un proyecto que resultó ganador de la Beca Creación del Fondo Nacional de las Artes 2019, del Mecenazgo del GCBA 2019 y del subsidio del INAMU Argentina Florece en 2021, y que además fue declarado de Interés Cultural por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Durante el proceso, que comenzó con la idea de armar el espectáculo para una gran orquesta sinfónica –algo que espera concretar más adelante–, Horovitz conoció a otra poeta griega 300 años posterior a Safo, Nosis de Locri, quien se autodenominó hija artística de la musa de Lesbos. De uno de sus versos más contundentes surge el nombre del nuevo show musical: “Más dulce que el deseo, nada / Todas las otras alegrías están en segundo lugar / De mi boca escupo hasta la miel”, dice Nosis en uno de los doce epigramas que se conservan de su obra. A diferencia de los escritos de Safo que llegan hasta nuestros días, parecieran estar completos. Se trata de formas breves que –según se cree– se inscribían en las tumbas o en los altares de los dioses, y algunos de ellos tienen la característica de describir verbalmente una pintura –lo que se conoce como écfrasis–.
“Me gusta que, aunque se identifica con ella en sus epigramas, Nosis pueda contradecir a Safo. Es alentador no quedar fijado a los referentes y modelos que se tengan, para poder dialogar y discutir siempre”, dice Horovitz, quien para su espectáculo previo sobre Safo tomó el nombre de El dulce amargo, como entendía esta poeta al deseo, una imagen que suscita la réplica de Nosis. Fue la traductora y filósofa Mariana Gardella Hueso, quien se acercó a uno de sus shows, la que la introdujo en el mundo erótico y femenino de Nosis. En ambos casos, los poemas dan cuenta del mundo íntimo y de la comunión entre mujeres, a diferencia del tipo de poesía más heroica que en general cultivaban los hombres de la Antigua Grecia.
Horovitz y Reinaudo cruzaron cada uno de estos epigramas, armados en alguno de los modos griegos, con un ritmo folklórico argentino. Hay aires de huayno, de milonga campera, cielitos, chacarera, triunfo y ritmos litoraleños. “No quería que se volviera algo solemne, porque enseguida se puede caer ahí al traer el mundo antiguo al presente. Si vamos a hablar de los griegos, hablemos de los placeres. Por eso este espectáculo es como una excusa para hablar del deseo, del amor, de las pasiones, que son temas universales y también actuales, porque al final no es que cambió tanto la humanidad”, dice la cantante.
*Más dulce que el deseo. Función: Martes 5 de abril, a las 20.30 h en Bebop Club, Uriarte (CABA). Entradas en venta en la boletería online.
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