El largo y virtuoso camino de Jonny Greenwood: de Radiohead al Oscar

El guitarrista y compositor de la banda de rock más trascendente de esta era, desarrolla a la par una obra mayúscula como autor de bandas de sonido de películas. En la noche de los Oscar compite con su creación para “El poder del perro”, la gran candidata

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La música compuesta por Jonny Greenwood para "El poder del perro" compite por un premio Oscar
La música compuesta por Jonny Greenwood para "El poder del perro" compite por un premio Oscar

Si ser un Radiohead ya es propiamente una cima, si solo por eso es ciudadano ilustre mundial, Jonny Greenwood tiene otro tanto más para ser considerado uno de los músicos más relevantes de su tiempo. Este domingo se lo verá en la 94° ceremonia de los Premios Oscar, donde compite en la categoría de mejor banda sonora original –“compite” es un decir, para alguien que no asistió a su propio ingreso al Salón de la Fama del Rock en 2019. Pero El poder del perro, la película de Jane Campion favorita de la noche con doce nominaciones, no fue su único aporte a la excelencia cinematográfica el último año: también llevan su marca las bandas de sonido de Spencer, la biopic de Pablo Larraín sobre Lady Di, y la nueva y más celebrada película de Paul Thomas Anderson en años, Licorice Pizza.

A los 50 años, Greenwood también formó una banda nueva con el cantante de Radiohead, Thom Yorke y el baterista de jazz contemporáneo Tom Skinner, The Smile, donde verlo tocar es un viaje en el tiempo: la misma postura encorvada, el pelo lacio en la cara que oculta su rostro y ese mismo aura de misterio que viene desde los años de “Creep”, “My Iron Lung”, “Paranoid Android” y todos los riffs icónicos de la banda de rock más trascendente de este tiempo. Su vigencia, su absoluta frescura a pesar de las casi cuatro décadas de carrera tiene explicación: “El trabajo es más divertido que la diversión”, dijo hace poco en Vanity Fair, al recordar cuando le aconsejaron contratar arregladores, para evitarse la parte más lenta de la composición y poder cerrar varios encargos en el año.

Música original compuesta por el músico Jonny Greenwood (Radiohead) para la película "El poder del perro", dirigida por Jane Campion.

Sin guiarse por esa lógica, pero siempre trabajando con la intención de publicar –se sabe que es el menos postergador de los discos de Radiohead porque menos cosas se pueden cambiar cuanto más se acerca el final–, Greenwood viene creando una trayectoria que no para de impresionar y abrir caminos. A las últimas bandas sonoras las hizo en plena pandemia: música orquestal, densa, física, lograda con todas las restricciones del caso. No más de doce personas en total adentro del estudio, apenas dos músicos para los solos, y obviamente más faena para él que no escapó de simular el trabajo de las otras decenas de intérpretes, afinando cuerda por cuerda y tocando cada uno de los tonos de la escala octatónica en su cello comprado usado por cien libras. Tiene mucho más aparatejo y demasiado conocimiento para nivelar: una pianola, por ejemplo; pero además saber escribir un software emulativo del rollo de papel que alimenta al extraño piano automático.

"No puedo escribir música cómica", admite Jonny Greenwood
"No puedo escribir música cómica", admite Jonny Greenwood

Desentrañar el código y hacer sonar a su necesidad un instrumento mítico que lo antecede en generaciones es un absurdo del que Greenwood demostró ser capaz en 2004, cuando presentó, comisionado por la BBC Concert Orchestra, una pieza de 25 minutos para un ensamble de cámara de nueve intérpretes y dos Ondas Martenot. Fue durante el período de madurez de Radiohead que condujo a In Rainbows (2007); lo siguiente del estilo fue una pieza para cuerdas que explora el white noise –el ruido constante y uniforme de las máquinas– que lo apasiona desde niño.

Paul Thomas Anderson la quiso para Petróleo Sangriento (2007). La relación sigue hasta hoy, que Anderson comparte con él ideas y proyectos de películas, haciéndolo pensar e investigar en etapas preliminares y aprovechando el método-Greenwood al máximo. Para Licorice Pizza –precioso debut cinematográfico de Alana Haim y Cooper Hoffman– seleccionó algunos de los hits de los 70 que la musicalizan y compuso la melodía principal, lo más melancólico que tiene la película: las críticas repararon en lo “liviana y alegre” que es para Anderson. Y Greenwood se ríe, obviamente porque no puso música suya.

Jonny Greenwood - Thom Yorke de la banda inglesa Radiohead interpretan la canción "The Numbers", incluida en el disco "A moon shaped pool" (2016)

“No puedo escribir música cómica, que supongo es todo pizzicato”, dice. Lo que no impide la comicidad a las películas para las que trabaja, solo que se la puede esperar de formas más sutiles y mordaces: Tilda Swinton como madre de un hijo problemático (Tenemos que hablar de Kevin), Daniel Day-Lewis como sastre genio y obsesivo (El hilo fantasma), la princesa Diana rebelándose en temporada navideña, en la gloriosa representación de Kristen Stewart dirigida por Pablo Larraín. “Quería enfatizar lo caótica y colorida que era ella en medio de toda esa tradición barroca”, cuenta Greenwood: “Compuse al estilo de la música real tradicional, con timbales, clavecines, trompetas y órgano de tubos, y después sustituimos la orquesta por músicos de free jazz. La idea era mantener vagamente el sonido barroco, dando lugar a la anarquía y el caos. Te hace ver lo claustrofóbica que debe haber sido su vida”.

Aunque compone música con computadoras, Jonny Greenwood mantiene la curiosidad por los instrumentos tradicionales
Aunque compone música con computadoras, Jonny Greenwood mantiene la curiosidad por los instrumentos tradicionales

Se sabe que fue el último en ingresar a Radiohead, pero ahora sacó a la luz que lo primero que tocó ahí –mientras se llamaban On A Friday y echaron al tecladista por tocar demasiado fuerte– fue silencio. Nadie se daba cuenta. Hasta que entrenó algunos acordes y empezó a encender el teclado. Estudió hasta los 18 años –cuando Radiohead firmó con EMI– y todavía usa la memoria de esas clases, dice. No hacía diferencia entre la música que lo motivaba –bandas rockeras como Pixies o Magazine, compositores clásicos como Oliver Messiaen o Krzysztof Penderecki–, y si por un lado siempre mantuvo una mano encima de las computadoras, por otro nunca perdió la curiosidad por los instrumentos y los métodos arcaicos (buscar el trabajo de 2015, Junun, con el compositor israelí Shye Ben Tzur y un ensamble de músicos de Rajastán, India). “Me asombra ver chicos de 20 años con un cello o un violín en la espalda porque sé cuánto ponen de su vida para ser capaces de tocar su instrumento”, dice.

En la primera colaboración con la directora neozelandesa de La lección de piano –multipremiada en 1994– trabajaron a la distancia desde antes de empezar a filmar. A Greenwood le interesa presentar las ideas con anticipación, que los actores puedan escuchar la música en los sets, que afecte la atmósfera de las escenas. Campion se abrió plenamente al intercambio –con horas de material– y le respondía con fotos de anotaciones escritas a mano.

El poder del perro es una adaptación de la novela de 1967 de Thomas Savage llamada igual. Situada en 1925, retrata a dos hermanos que heredaron un rancho en Montana y se convirtieron en adultos de distinta calaña. Phil (Benedict Cumberbatch) es el cowboy a la antigua de los dos, pero esconde una faceta sensible y artística; George (Jesse Plemons) parece el civil y honrado, pero su ansia de ascenso social hace dudar de sus verdaderos escrúpulos. En el medio está Rose (Kirsten Dunst), una viuda trabajadora que cede a la atención de George y lidia con el rechazo de Phil, mientras materna a Peter (Kodi Smit-McPhee), un adolescente de sensibilidad inadecuada para la época.

Junto a Thom Yorke y a Tom Skinner, Greenwood formó la banda The Smile
Junto a Thom Yorke y a Tom Skinner, Greenwood formó la banda The Smile

Es una película larga y cruda, llena de detalles y con una complejidad narrativa que le fue como anillo al dedo a Greenwood y su método de trabajo inmersivo. “Disfruto cuando la película tiene un tono difícil o contradictorio porque inspira a que la música vaya en direcciones menos probables”, dijo en IndieWire. Un western sutil y atípico, pero con los planos largos que requieren esos paisajes, Greenwood no los quiso acompañar con música igualmente expansiva. Se puso la regla de no usar usar violines y trabajar con sonidos más graves de cellos y violas. Pensando en Star Trek más que en montañas y desiertos conocidos, para la travesía a caballo de Phil y Peter grabó un dueto de trompas en una iglesia de Oxford.

El gran desafío parece haber sido el banjo. Escribió para sacarle su lado oscuro y siniestro, pero no había caso: salía “la peor clase de sonidos cómicos”. Y como no saber para Greenwood es un estimulante, todo resultó en la idea fuerza de la música: tocar el cello punteando las cuerdas como si fuera un banjo. Es el sonido clave de la película, el que adelanta y sostiene la tensión y describe sin develar a sus personajes vulnerables y escondedores.

Greenwood toca el cello punteando las cuerdas es la clave de la banda de sonido de "El poder del perro".
Greenwood toca el cello punteando las cuerdas es la clave de la banda de sonido de "El poder del perro".

Después de trabajos así, de meses de soledad en una habitación con un piano, necesita salir a interactuar. “Siempre es difícil para el resto cuando vuelvo porque tengo demasiado entusiasmo, demasiadas ganas de hacer algo social y comunitario”. Al respecto, The Smile arranca una gira europea en mayo y se espera un disco del que ya aparecieron tres singles –el más reciente una impecable versión de la inédita “Skrting on the Surface”–. Se pueden buscar los streams por Instagram: ahí está Greenwood tocando las intros con un arco, apretando pedales, generando textura para la voz que más conoce, cautivante como siempre y como nunca, este fauno que no para de crecer y renovarse.

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