Pop, tecno y psicodelia: Caribou llega a Buenos Aires

El dj, productor y músico canadiense, que compartió escenario con Radiohead y Flying Lotus, entre otros, está de gira para presentar su disco “Suddenly”. El jueves toca en el Kónex

Dan Snaith llega a Buenos Aires por primera vez con Caribou (Pete Dunlop)

“Siempre me sentí como un outsider, no encajo del todo en el mundo de la música electrónica ni tampoco en el terreno de las canciones”, le dice a Infobae Cultura el músico canadiense Dan Snaith, días antes de viajar a Buenos Aires, donde se presentará por primera vez con su faceta más conocida, Caribou, este jueves en el Centro Cultural Konex. Actualmente de gira para presentar su último álbum, Suddenly (2020), el más ecléctico y personal de su carrera, Snaith es uno de los artistas más experimentados en la zona de cruce entre la cultura dance y la cultura pop. Su música nunca se queda en un solo lugar, atraviesa distintos géneros en un amplio pasaje entre las pistas de baile y la intimidad del hogar, donde se mezclan la euforia y la reflexión.

A inicios del nuevo milenio, este oriundo de un pueblo rural de Ontario que ahora reside en Londres llamó la atención de la prensa especializada con su álbum debut bajo el nombre de Manitoba, Start breaking my heart, en el que exploraba las infinitas posibilidades musicales del sampleo a través de las lecciones disruptivas de DJ Shadow y Aphex Twin. Su búsqueda se volvió aún más interesante con su segundo álbum, Up in flames, una inmersión en los sonidos reverberantes de la psicodelia y el jazz más experimental de los años 60 y 70 –los orígenes de la música electrónica–, traspasados por intensos ritmos de percusión. Su revisión de géneros y estilos está siempre presente en su música, pero a partir de 2010 comenzó a afirmarse en los sonidos de su época con el lanzamiento de Swim y se reinventó como un artista capaz de encender una fiesta, en especial con su proyecto paralelo, Daphni.

El vasto horizonte de Caribou puede rastrearse en un mixtape de casi mil canciones disponible en Spotify y Youtube que el propio Snaith compartió hace unos años. La dilatada lista, con mucho de hip-hop, incluye algunas rarezas de la música brasileña y el folk psicodélico de los chilenos Congregación. En la entrevista con Infobae Cultura, el músico reconoce que apenas escuchó música argentina, aunque cree haber sampleado recientemente una canción del rock nacional. La curiosidad y la delicadeza de Snaith se transmiten durante la charla. Se disculpa por su agenda cuando se le menciona que su show coincide con el feriado nacional del 24 de marzo y pide más detalles sobre los hechos. “Espero no faltar el respeto y que podamos pasar un buen rato pese a todo”, dice antes de terminar.

Caribou en vivo en el festival Primavera Sound (Vicente Manssur)

–Después de dos años de pandemia, pudiste salir finalmente de gira. ¿Cómo vivís la experiencia en el contexto actual y cómo recibe el público esas canciones?

–Nos pone felices poder volver a tocar, las personas que vienen a vernos ya conocen muy bien los nuevos temas y para nosotros es la oportunidad de volver a conectar con ese material. Una vez que grabo un disco, no lo vuelvo a escuchar, así que la familiaridad con las canciones se establece en vivo, al ver cómo adaptarlas y cómo cambian.

Estamos ahora en Alemania, que obviamente conecta de cerca con la crisis de la guerra porque están llegando muchos refugiados. Y hace unos días tocamos en República Checa, Eslovenia y Croacia, que si bien no limitan con Ucrania son parte del este europeo. La verdad es difícil saber cómo responder desde el escenario a esta situación o a toda la ansiedad y los momentos complicados que pasó mucha gente por el covid este último tiempo. Lo que notamos es que hay tantas emociones reprimidas en el público que buscan poder liberarlas colectivamente. Es evidente el deseo de estar junto a otros para poder sentirse bien al menos por un rato. Desde luego todos tenemos responsabilidades, pero eso no significa que no podamos reunirnos y disfrutar de la música. Creo que es muy importante que eso se pueda dar.

–Siempre tuviste un pie en la historia de la música popular y otro en la música más actual, pero en la última década parece como si hubieras encontrado el balance entre ambas y eso permite que tu música llegue a un público más amplio. ¿Sentís que hubo un cambio?

–Me parece que lo que también cambió fue el clima musical. A principios de los 2000 el tipo de artistas con los que yo sentía algo en común eran bandas como Animal Collective o Black Dice, que formaban parte de una escena entonces muy viva de música experimental, o también con otras que retomaban de alguna forma el rock psicodélico. Fue interesante sacar un disco como Andorra, que es probablemente el que más referencias tiene a un tiempo específico del pasado como los 60, y fue un poco raro también, porque lo armé con samples muy pequeños en una habitación en vez de grabarlo en un estudio de lujo y con orquesta a la manera de The Zombies, The Byrds o The Beatles. Pero a partir de Swim (2010), que está muy influenciado por todo lo que pasaba en algunos clubes de Londres en ese momento, empecé a preguntarme si mi música no debería reflejar, además de mi propio modo de vida, un tipo de cultura musical contemporánea. Y eso es especialmente fácil de hacer cuando uno siente que están pasando cosas nuevas. Creo que es ahí donde puedo aportar algo, aunque siempre me sentí como un outsider, no encajo del todo en el mundo de la música electrónica ni tampoco en el terreno de las canciones.

–Siempre compusiste en tu casa. ¿Alguna vez consideraste grabar con el resto de la banda en un estudio?

–Prefiero trabajar en solitario. Estoy tan acostumbrado a componer en mi estudio hogareño que la idea de entrar a grabar con otros músicos sin tener claro qué hacer me parece terrible. Tengo ese lado sociable por el que disfruto tocar delante del público o colaborar con otras personas y resolver cómo trabajar con cada uno de ellos, pero después está ese lado de mi personalidad que quiere estar a cargo de todo y disponer del tiempo que haga falta para ahondar en los más pequeños detalles. Lo que sí me gustaría es tener un registro de nuestros shows y sacarlo como álbum, porque las canciones en vivo son muy distintas. Se convierten en largas improvisaciones o las reinterpretamos de diferentes maneras. Creo que soy bastante afortunado de poder hacer las dos cosas.

"Me gustaría tener un registro de nuestros shows y sacarlo como álbum, porque las canciones en vivo son muy distintas", dice Dan Snaith sobre su proyecto musical (Michelle Roberts)

Suddenly tiene un sonido que abreva en el hip-hop de los 90. ¿Hubo algún cambio significativo en la manera de samplear, desde tus inicios cuando la electrónica se volvió un fenómeno global a estos tiempos en que cualquiera puede grabar un álbum?

–En cierto punto es llamativo lo parecido que sigue siendo. Mi forma de hacer música siempre tuvo que ver con samples que he encontrado en discos de otras épocas, combinado con las melodías y las secuencias de ritmos que construyo. Y eso creo que tiene que ver con mi experiencia de escuchar a artistas como Aphex Twin o Wu-Tang Clan por primera vez. Sus discos parecían hechos de una forma accesible para mí, probablemente no necesitaron muchos equipos caros para componerlos. En ese entonces necesitabas un sampler, conectar todo a través de un midi, etcétera. Si bien con los años se fue volviendo mejor y más fácil con el Ableton o similares, el proceso es fundamentalmente el mismo: poder mezclar audio de cualquier fuente, ya sea el sample de una grabación previa, un instrumento que tengas, alguna voz, etc, y estirarles el tiempo o cambiarles el pitch.

Lo que cambió es que ahora tengo más tiempo para reflexionar sobre lo que hago. Siempre me estoy preguntando si el material nuevo se integra con la música que hice antes o si le agrega algo diferente. De otro modo, no le veo el sentido a grabar un tema que es igual a los anteriores.

–¿Cuál suele ser tu punto de partida a la hora de componer y cómo terminás encajando las distintas piezas?

–Por lo general comienzo programando algunas baterías y luego busco una secuencia de acordes o algo armónico, después una melodía y al final de todo me pongo a pensar en la letra. Por supuesto, en el medio voy agregando diferentes tipos de texturas, ideas y contramelodías. Pero en realidad es algo que varía bastante, por suerte. Algunos de los temas de Suddenly, como “Home”, no hubieran existido si no fuera por el sample de Gloria Barnes que encontré y loopeé, metiendo un cambio muy básico a la canción original. A veces comienzo por ese lado o con una melodía. Lo bueno de tener el estudio en casa es que puedo bajar a grabar en cualquier momento en que me surge una idea.

–En varias entrevistas destacás la importancia de equivocarse o cometer errores, en la medida que renueva tu mirada sobre el proceso creativo. ¿Podrías explicar un poco más esta idea?

–Creo que vale la pena resaltar ese aspecto porque es lo que más siento a la hora de hacer música. Después de 20 años, todavía no sé muy bien lo que estoy haciendo. Solo a través de un proceso interminable de experimentación y de jugar con las cosas, probando con cientos de ideas diferentes, encuentro aquello que pueda juntarlas en una canción que me guste. Parece un poco extraño que esta sea la manera después de tanto tiempo, pero es así. A veces una nota fuera de lugar o alguna otra equivocación me permite descubrir que el tiempo o las armonías no eran como yo pensaba, y se abre otra perspectiva para esa pieza. No tengo una intencionalidad clara cuando entro a componer, simplemente dejo que las cosas pasen.

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