Con una marea de colores en gran formato del francés Claude Viallat el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA) comenzó su camino hacia su décimo aniversario, en la que es la primera retrospectiva del artista en Argentina y Latinoamérica.
La muestra Libertad en colores, que reúne alrededor de 80 piezas, se inicia en la década del 70 y llega hasta el 2021, y se encuentra dividida en diferentes espacios que reúnen lo más significativo de su obra a partir de disparadores como Deconstrucción, Juego de transparencia, Objetos y Suturas.
Viallat (Nimes, 1936) perteneció al grupo de artistas galos Supports-Surfaces (Soporte/Superficies), que tuvo entre sus integrantes a Louis Cane, Marc Devade, Daniel Dezeuze, Patrick Saytour y André Valensi, quienes durante los ‘70 realizaron una práctica de ruptura con el cuadro tradicional, desde sus componentes hasta su presentación.
Así, privilegiaron el gran formato en el campo de la abstracción, el trabajo en el suelo que necesitaba de un despliegue físico, donde la perfección academicista quedaba de lado y se buscaba una manera más primitiva, casi intuitiva de pintura.
La obra de Claude Viallat ha sido expuesta en la mayoría de los principales centros de arte de Europa, América del Norte y Asia. En 1982 se realizó una retrospectiva en el Centro Georges Pompidou de París, en 1988 representó a Francia en la 43a Bienal de Venecia. Ya en 2018, se exhibió una gran instalación suya en la sección Unlimited de Art Basel. Y sus trabajos están presentes en las principales colecciones públicas y privadas, como el MoMA de Nueva York, el Museo de Arte Moderno de París, el Centro Pompidou, el Museo Nacional de Arte de Osaka, el Museo de Bellas Artes de Montreal, entre otros.
“El movimiento del que formaba parte viene muy en el espíritu de lo que sucedió en los ‘60 en Estados Unidos, que obviamente también tuvieron su repercusiones en Europa e iban en contra de las maneras tradicionales de pintar”, explica Rocío Videla Dorna, curadora del MACBA, a Infobae Cultura.
El arte de Viallat se caracteriza por la utilización de soportes de diferentes telas; así, en la muestra, pueden verse obras sobre lona de carpa, cortinas o tejidos impresos, entre otros, y la vez se presenta en ellas un patrón pintado a partir de una plantilla que en sus diferentes épocas va adquiriendo cambios sutiles, como la coloración o el relleno. “El patrón, cuya forma recuerda una taba, no tiene un significado particular y se presenta con colores más o menos llamativos, opacos o transparentes”, escribió la curadora francesa Marie Sophie Lemoine.
En la planta baja, en el centro de la sala reina Nudo, uno de los objetos fetiches del artista, no solo como pieza individual para destacar su dimensión simbólica tanto como su aspecto utilitario. En sus palabras “el nudo es una invención fabulosa, más fabulosa aún por ser anónima”.
A su alrededor, como una presentación de la diversidad escénica en la que monta su trabajo, una funda de cama, una tela de carpa y otras piezas, como un triángulo que parece remitir a un velero surcando las olas, dan la bienvenida a esta concepción de que todo puede ser pintado, todo puede ser alterado y convertido en una obra, todo, menos un lienzo tradicional, que de eso ya hay mucho en la historia.
En las obras del periodo 73-76, Viallat busca la extinción de la tela o por lo menos la pérdida de esa identidad que la hace reconocible, por lo que por medio del fuego o una prolongada exposición al medio ambiente, cambia no solo ese adn que la convierte en algo reconocible para el ojo cotidiano, sino también la lleva a extremos.
“Deja muchas obras afuera, a la intemperie para que interactúe con el medio ambiente que también es como un acto totalmente contrario a la preservación que prima en un museo donde la pieza se protege”, comenta Videla Dorna.
De aquellos años destaca la Échelle de Venise (Escalera de Venecia), compuesta por unas tiras colgantes teñidas de color y separadas por espacios vacíos, concepto que retoma para sus Escaleras de Nîmes, pero allí la tela posee otra presencia, como también los patrones que podrían ser vistos también como eslabones de cadena algo deformes, eslabones nacidos para no unirse.
“Presenta esta idea de deconstruir el cuadro tradicional, por eso también este juego con telas que podrían ser desechables para muchos, tomando lo que sucedía en los ‘60 y también con obras que de alguna manera se inscriben en el marco recortado”, agrega.
Por su parte, Lemoine suma en el texto curatorial: “Siguiendo el mismo espíritu de deconstrucción de la pintura que nutre su obra, Viallat se apropia de la forma del aro: aros del ula ula, círculos de la barrica, varas curvadas hasta la redondez, sobre los cuales el artista tiende cordajes y dispone retazos de tejido pintado, donde se entreveran la forma del arco, el recuerdo del tambor de las bordadoras y la evocación del barrilete”.
También se presentan en Libertad de colores los juegos de transparencia, que incluyen a las redes, ese entramado donde el “lienzo” convive fraccionado, a jirones, como si hubiera sido destruido a arañazos y que representan un vínculo entre la pintura y el objeto.
La transparencia resurge en los velos, también trabajados con la técnica del stencil y pintados a mano, que marcan esa disolución de la pieza, con una presencia casi fantasmal, como el recuerdo de lo que fue y lo que nunca volverá a ser, el camino hacia la extinción de una mirada sobre el arte que se extendió durante siglos.
En esa eliminación del paradigma, en la sala del segundo subsuelo aparecen obras entre gran y enorme tamaño, estando estas últimas colgadas del ventiluz para que puedan ser recorrida en 360, debido a que el artista las pensó como un todo, el fondo es el frente, el frente es el fondo, y a su vez, colocando una hueco en el medio -que remite a aquellos vacíos de las Escaleras- que nos invita a pensar la pieza como una continuidad, una apertura hacia un arte sin centro.
“Le interesa mostrar las dos caras de la pintura en un mismo plano. La mayoría las pintó sobre el suelo, o sea, tira la tela en el piso y se agacha muy al estilo de Jackson Pollock. Entonces, se pueden ver las marcas de la pintura, no le interesa tanto esconder la mano del artista, y las salpicaduras aparecen como parte de la obra. En Viallat no hay una búsqueda de perfección y de la prodigiosidad excesiva, al contrario”, dice Videla Dorna.
Como parte de las celebraciones por los 10 años, el MACBA extiende sus exposiciones a otros espacios, y así durante la duración de Libertad de colores pueden apreciarse dos trabajos de Viallat en Alcorta Shopping.
*Libertad de colores, retrospectiva del artista contemporáneo Claude Viallat, en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA), Av. San Juan 328, hasta el 12 de junio. Lunes a viernes de 12:00 a 19:00; Sábados, domingos y feriados de 12:00 a 19:00. Martes cerrado. Entrada general, $400; Estudiantes, docentes y jubilados acreditados, $200; pase cultural, $150; Niños de 6 a 12 años, $200; Menores de 6 años y personas con discapacidad, sin cargo. Miércoles: General; $200; estudiantes, docentes y jubilados acreditados, niños de 6 a 12 años, sin cargo.
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