Luego de seis ediciones del Mundial de Escritura que convocaron a unas 50.000 concursantes de todo el mundo, los organizadores de la propuesta lúdica surgida al comienzo de la pandemia decidieron lanzar ahora el Mundial de Traducción, una iniciativa destinada a que niños, adolescentes y adultos se presten al ejercicio de hacer migrar los textos de una lengua a otra. Traducir es un acto de lectura íntimo, y es también un acto creativo; es una actividad que aúna la lectura y la escritura. Desde esa premisa, el poeta y editor Santiago Llach, artífice principal del Mundial de Escritura, decidió redireccionar su creación original con la idea de que todas las personas interesadas en la literatura, aún aquellas que no conocen un idioma extranjero, se arriesguen a traducir un texto y jueguen con él para producir una versión o un cover totalmente libre.
“Después de dos años de llevar adelante el proyecto, nos pareció interesante innovar. Traducir es traer, trasladar, llevar de acá para allá. Toda escritura es en realidad traducción: del mundo interior al de las palabras, de la experiencia a la página; toda escritura incluye la apropiación de lo que ya ha sido escrito. Traducir es entregarse al éxtasis de las influencias”, explica Llach. La propuesta del Mundial de Traducción es simple: por esta vez no habrá equipos, sino que los interesados deberán inscribirse y elegir un solo poema del corpus seleccionado por la organización, entre los cuales tendrán que elegir uno para traducir o reversionar. Los participantes tendrán una semana para llevar a cabo el ejercicio.
El poema elegido puede estar en su propio idioma, en un idioma que conozcan o en uno que no conozcan. Los organizadores aseguran que no buscan traducciones fieles sino que los participantes hagan una versión libre del poema que elijan: pueden reinterpretar un poema en español clásico o incluso deducir el significado de las palabras por sus formas o sonidos y escribir usando eso como disparador. Una vez finalizada la semana de escritura (o de traducción), los participantes deberán enviar su versión del poema elegido a través de un formulario, junto con un texto de 500 caracteres que lo acompañe, reflexionando sobre la experiencia de la traducción o contando algo relacionado con esa experiencia o con el texto traducido. Todos los poemas y textos pasarán por dos instancias de jurados, que definirán quiénes son los ganadores de cada una de las categorías.
Los niños, en lugar de traducir, deberán escribir un cuento corto, de hasta 1.500 caracteres, a partir de canciones o poemas infantiles. En el marco del Mundial de Traducción se desarrollarán también talleres abiertos y gratuitos para que niños, adolescentes y adultos puedan ejercitar la consigna de esta nueva edición, los cuales estarán a cargo de Marina Mariasch, Santiago Llach, Olivia Gallo y Adriana Fernández. También continuará el ciclo de entrevistas que iniciará con el poeta y traductor Ezequiel Zaidenwerg.
A propósito de la propuesta, diversos traductores compartieron su visión acerca de la traducción. Para Marcelo Zabaloy (traductor del Ulises), “traducir es un excelente taller de lectura y de escritura”. Jorge Aulicino (traductor de La Divina Comedia) indicó que “la traducción es un ejercicio poético. Se trata de trasladar el mundo, el artificio, de un autor no solo a mi propio idioma, sino a mi propio mundo”. Por su parte, Edgardo Scott (traductor de Dublineses) sostuvo que “la traducción es un acto de lectura, creo que nunca se puede leer un texto de manera tan intensa como cuando se lo traduce”. Los interesados en participar pueden inscribirse acá entre el 21 de marzo y el 1 de abril.
Fuente: Télam S.E.
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