Adriana Fernández es la flamante directora editorial del grupo Planeta para Argentina, un hecho más que trascendente si se tiene en cuenta que es también la primera mujer que accede a una dirección editorial en toda la historia de ese conglomerado internacional librero en el país: “Son tiempos de un proceso hacia la equiparación en derechos y en respeto que será largo”, dice al hablar sobre los principales desafíos que enfrentará a partir de su inédito nombramiento y de las previsiones para la Feria del Libro.
Por primera vez en la historia de uno de los grupos editoriales más importantes de Argentina, una historia que se explaya por más de 25 años, una mujer asume como directora editorial. Las reacciones inmediatas son asombro y cierta exaltación. Nada indica que esta desigualdad en la designación de direcciones dentro del pulpo editor comience a ser revisada, pero los hechos, más bien el hecho, habla por sí mismo.
“Es la primera vez que una mujer asume este cargo en Argentina, pero en Colombia, Perú, Uruguay, Chile y Portugal las directoras editoriales son mujeres”, explica la flamante directora en funciones de nuestro país, Adriana Fernández, maestra y, previamente, editora del área de literatura infantil del grupo. “Estos son los tiempos de un proceso hacia la equiparación en derechos y en respeto, un proceso que será largo -indica-. Mientras suceden cosas como mi designación también suceden otras en otros ámbitos en las que el cuerpo de la mujer sigue siendo ultrajado. Es complejo, me toca lo bueno en este momento, pero no dejo de ver el resto”.
Esta es solo una parte a la que se enfrentará Fernández como primera directora editorial de Planeta Argentina. El otro desafío se circunscribe al territorio: se tratará de “generar un plan editor que conviva con la realidad del país, muchas veces imprevisible -señala-. Tenemos que hacer libros para que sean comprados y leídos en un contexto muy afectado por los últimos años, pero a la vez somos algo así como expertos en crisis y vamos aprendiendo siempre, sobre la marcha, de cada una de esas crisis”. “Las editoras y los editores tenemos una enorme capacidad de maniobra. Planeta ha podido trabajar fondo y coyuntura, problemáticas locales y globales, literatura emergente y autores reconocidos. Todo a la vez y teniendo que apostar siempre al repentino de algunas situaciones”, agrega.
La gestión de Fernández “establecerá una continuidad” respecto de la de su antecesor, Ignacio Iraola. “Él ha hecho una verdadera intervención dentro del panorama editorial, en el sentido de que algo aparece para que las cosas dejen de ser lo que eran. Inevitablemente haré un trabajo con mi impronta -indica la flamante directora editorial-, pero elijo la continuidad porque reconozco a Iraola como mi formador”. Por otra parte, asegura que se trata de “un equipo muy, pero muy, sólido” que intentará “hacer crecer aun más algunas áreas específicas”.
¿Qué planes tienen para la Feria del Libro, que tras dos años de ausencia por pandemia recupera la presencialidad entre abril y mayo próximos? “La organización de la feria es muy compleja este año. Desde Planeta queremos volver a darle al público lector la oportunidades de vivir la fiesta del libro para grandes y chicos, pero sumamente respetuosos de los cuidados y .protocolos que se decidan. Habrá invitados internacionales, pero todavía no se anuncian”, dice. A principios de la pandemia el grupo comenzó a vender directamente al público a través de la plataforma de Mercado Libre. Hoy, cuando un año y medio después Amazon, una de las librerías más icónicas del sector, anuncia que cerrará sus sedes físicas para centrarse en el e-commerce a través de su plataforma online, esa decisión, calificada al menos de antipática por libreras y libreros de locales físicos pequeños y medianos, adquiere nuevas connotaciones.
¿Puede leérsela como un gesto anticipatorio? En aquel 2020 generó pavura y enojo. “Se rompió todo. Planeta se puso a vender (puenteando a librerías) por Mercado Libre”, tuiteó Pablo Braun, dueño de la librería Eterna Cadencia, “en breve caen librerías como papa”, advirtió. Pero pasó otra cosa. Para fines de 2021 el cuadro de situación era, al menos, desconcertante: librerías icónicas e históricas de la calle Corrientes en CABA cerraban después de 60 años de haber sido faro en el circuito cultural de una ciudad famosa por tener prácticamente la mayor proporción de librerías por habitante en el mundo, mientras que locales de barrio, ínfimos, sumaban adeptos, charlas, cursos.
La imprevisibilidad de la proyección puede haber sido producto de la complejidad que la pandemia proponía. Entonces, ¿aquella ruptura del ´contrato social´ motorizada por Planeta ayer, puede hoy leerse como un gesto capaz de perfilarse como una tendencia de mercado? “Sin duda -dice Fernández-, lo sucedido con el e-commerce en Planeta es, por un lado de avanzada, y es también consecuencia de las particulares características de la comercialización en pandemia. Esto que parece tan sencillo de decir implica que la editorial pudo reaccionar a tiempo frente a una necesidad y actuar. La vacancia estaba. Sin duda también ahora se puede hacer una lectura anticipatoria”.
Fernández habla de su antecesor como una suerte de maestro a lo largo de su carrera dentro del gigante editorial. El hecho de haber transitado por áreas diversas y, de ese modo, haber conocido su funcionamiento desde adentro durante 30 años, ¿imprime una mirada particular a la hora de asumir como su directora? ¿Esta realidad redunda en algún beneficio a la hora de gestionar? “Yo vengo de la docencia en escuelas secundarias y universidades, reconozco en esos ámbitos también a mis maestros -indica-. Luego fui jefa de prensa en Emecé y eso me dio un recorrido que empezaba a ser mixto: los libros pero también el mercado. Y me gustó. Ahí empecé a aprender el oficio de editora con Mercedes Güiraldes, después pasé a la edición, hice libros infantiles y juveniles, trabajé con fondos editoriales, hice catálogos de Literatura Infantil y Juvenil para escuelas”.
“Siempre me gustó conocer los ámbitos del negocio editorial. Claro que una tiene sus debilidades pero podría decir que me gusta en su conjunto. Además escribo libros para chicos, es como estar de todos los costados del mostrador que más me gusta”, resume quien inmediatamente antes de asumir como responsable del capítulo argentino de este conglomerado se desempeñó como gerenta del área de libros infantiles. Planeta estableció su primera oficina en este país en 1966. Tres décadas más tarde, en 1996, Fernández entraba a Emecé como jefa de prensa. El sello fundado en Argentina en 1939 fue adquirido por el grupo en 2002.
Mientras la adaptación en formato serie de El eternauta avanza con demoras en Netflix, el proyecto grande que la plataforma digital anunció en febrero de 2020 podría llegar a estrenarse en 2023. A 65 años de su primera publicación, la emblemática novela gráfica de Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López contará con una edición especial en la primera mitad de este año por parte de Planeta: “tapa dura y varias páginas restauradas”, indica Fernández.
“El Eternauta fue mi versión de Robinson Crusoe solo, rodeado, preso, no ya por el mar sino por la muerte”, dijo alguna vez Oesterheld (Buenos Aires 1917-desaparecido en 1977, asesinado en 1978) sobre el protagonista, Juan Salvo, el más grande exponente del historieta argentina de aventuras, que así confirma su condición de clásico: de metáfora posible de un Estado opresivo y dictatorial a metáfora posible del aislamiento y un virus mortal.
Fuente: Télam S. E.
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