“Casa de muñecas”, el patriarcado y un grito a la dignidad

La obra de Ibsen, un hito del teatro moderno, puede disfrutarse estos días a través de una nueva puesta en el Teatro Border. Su director analiza en esta columna la vigencia del texto

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La puesta de "Casa de muñecas" a cargo de Lizardo Laphitz puede verse en el Teatro Border los jueves a las 20 hs
La puesta de "Casa de muñecas" a cargo de Lizardo Laphitz puede verse en el Teatro Border los jueves a las 20 hs

Hablar de Casa de muñecas es hablar de la vida misma y ver cómo, a través de los siglos, el ser humano arrastra prejuicios, hipocresías y limitaciones a la hora de relacionarse y vivir en libertad e igualdad. En este largo transitar, donde mucho se ha conquistado, afortunadamente, el trabajo sigue para vivir en un mundo más justo.

La genialidad de Ibsen nos invita un siglo y medio después a sumergirnos en el mundo de Nora, una mujer, madre y esposa, que por aquella época pasaba de las manos del padre a las del marido como una muñeca, un objeto que debía satisfacer las necesidades de estos hombres como parte de una educación y una moral aceptada por entonces y difícil de terminar de desarraigar hoy en día.

Nora vive en un mundo que parece una casa de muñecas, sin embargo su historia, cada una de sus decisiones y acciones, va desenmascarando ese mundo superficial y la verdadera esencia, egoísta, e hipócrita de su marido. Finalmente, con el gran dolor de enfrentarse a su verdad, Nora puede tomar conciencia de sí misma y de su realidad. Con valentía y determinación, emprende finalmente el camino de la emancipación y la libertad.

Casa de muñecas es considerada por muchos un abierto manifiesto feminista -aunque el autor lo negara- que se adelantó a su tiempo provocando gran revuelo y escándalo.

Se considera actualmente una de las obras más transgresoras y revolucionarias en la historia del teatro universal.

La obra de Ibsen continúa vigente
La obra de Ibsen continúa vigente

La escritura de Ibsen, tan minuciosa y profunda sobre el comportamiento humano, hace que esta obra continúe vigente hoy en día.

Casa de muñecas habla del crecimiento del ser humano, de la dignidad, de la liberación del patriarcado, del machismo, del arduo camino que emprendemos las personas para poder ser individuos libres de ataduras impuestas por los prejuicios.

Hoy, 143 años después, tenemos la oportunidad de repensarnos a través de sus textos con esta puesta; donde el foco está en la humanidad de los personajes, y las circunstancias extremas que llevan a cada uno al lugar en donde está. En este sentido, no se busca tomar partido, sino mostrar a cada personaje con toda su luz y su sombra, sus virtudes y sus vicios. No hay buenos ni malos: hay personas que, frente a circunstancias y problemas particulares, dejan al descubierto su verdadera esencia”.

Nuestra propuesta, auspiciada por la Embajada de Noruega en la Argentina, se puede ver los días jueves a las 20 horas en Teatro Border, en un espectáculo que como director tuve el lujo de trabajar con grandes intérpretes como Gabriela Puig, Santi Vicchi, Agustina Sáenz, Alejandro Holm, Richard Courbrant y Luciana Lamota. También contamos en la traducción con la experiencia de Clelia Rosa Chamatropulos, un magnífico diseño de vestuario de época de Paula Picciani, la sensible mirada en la iluminación de Max Pastorelli, la realización de una minuciosa escenografía a cargo de Maximiliano Méndez y Henser Molina, y la fotografía y diseño gráfico de Ignacio Salinas Pérez. Y a mi lado la atenta mirada en la asistencia de dirección de Paula Berré.

Un trabajo que no solo indagó en el texto de Ibsen, sino que nos confortó aprender en cada detalle de la puesta y de la indagación que tuvo que hacer cada artista sobre su personaje.

Funciones: Jueves a las 20 horas. Localidades: $ 1.000.- Venta por Alternativa teatral. En Border Teatro – Godoy Cruz 1838 – CABA.

* Director. Actor. Maestro y entrenador de actores desde 1980. Su formación artística fue con los maestros Raúl Serrano, Heddy Crilla y Agustín Alezzo. Premiado con el ACE 2009 como Mejor Director de Teatro Alternativo por Cena entre Amigos de D. Margulies y con el Premio Moliere como Mejor Director por Ceniza de J. Glowacki en 1986. Trabajó como actor en decenas de obras y como director realizó una destacada carrera con más de 20 títulos.

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