Como con Almodóvar, algo extraño sucede con los dogmas del cristianismo, que señalan, entre otros, que el dios al que veneran en realidad es uno que cobra existencia en tres formas diferentes: padre, hijo y espíritu santo que, de cualquier manera, vendrían a ser el mismo. Es decir, el Padre que decide el sacrificio de su Hijo en realidad, está muriendo. Y así. Difícil de comprender y menos de comprobar de manera lógica, por eso el dogma es una profesión de fe, es decir, que sólo se entiende mediante la aceptación plana. Para ser sinceros con la racionalidad, el director de cine español Pedro Almodóvar podría reclamar para sí las cualidades de ser varios, de un modo oblicuo, y a la vez, uno. Y en una forma más prolífica que una sencilla trinidad, si a los números nos remitimos: desde el estreno de su primer filme como realizador Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón en 1980 hasta la reciente Madres paralelas, filmada en 2021, es posible asegurar que existen 23 Almodóvares diferentes.
Tal es el número de sus películas, todas tan distintas entre sí en términos estéticos o discursivos, a la vez que Almodóvar es uno solo o, como suelen decir en los Estados Unidos, is the one and only Pedro Almodóvar. Mientras Madres paralelas continúa en exhibición en afortunadas salas cinematográficas argentinas y se acerca su llegada a la plataforma Netflix (el viernes 18 de febrero), ya está disponible en streaming una selección amplia de sus películas. Mientras tanto Almodóvar, que es uno y es veintitrés, no fue elegido por la Academia Española pero sí por Holllywood. Su último filme no fue elegido para aspirar a una nominación en la categoría de “Mejor Película Extranjera” (El buen patrón, una sátira empresarial del director Fernando León de Aranoa protagonizada por Javier Bardem, fue escogida), pero sí tiene dos nominaciones a los Oscar: a “Mejor Banda de Sonido Original” y a “Mejor Actriz” por la gran performance de Penélope Cruz.
Bien se puede afirmar que con este filme llega otra nueva versión del gran director. Y como Penélope Cruz, hay muchas otras chicas Almodóvar que puden dar fe de su ubicuidad. Infobae Cultura propone recorrer una carrera cinematográfica muy, pero muy diversa, pero que podría tomar, en un primer vistazo, su producción hasta la llegada del siglo XXI. Es decir, desde los ochenta hasta el fin de siglo, cómo fueron y qué pasó con las variadas chicas Almodóvar que se corporizaron en la obra del director manchego. Veamos.
Como se escribió, el debut de Almodóvar y sus chicas fue con, valga la redundancia, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón que, filmada en 1980 en los inicios de la movida madrileña –caracterizada por su salvaje homenaje a la libertad luego de décadas de dictadura y censura franquista– mostraba a un grupo de amigas a las que se les sumaba Luci, esposa de un policía que había violado a su vecina Pepi (interpretada por la musa de este período, Carmen Maura). Entre la fauna del filme se puede divisar a la legendaria Alaska, reina del post punk y que más tarde sería una dueñas del mítico boliche Morocco en Buenos Aires, que revolucionaría la noche porteña y a Cecilia Roth, como modelo de ropa interior cuando comenzaba su carrera durante el exilio familiar en tierra ibérica. Si bien le puede llegar a faltar factura técnica, también es cierto que su desbordante contenido la convirtió en un debut notable.
Laberinto de pasiones encuentra a Roth como protagonista: una cantante punk ninfómana llamada Sexi que inicia un affaire con el hijo de un sultán exiliado, de confusa identidad sexual pero más tirando a lo gay, por así decirlo, que recaba en Madrid y que es interpretado por el mismísimo Imanol Arias. Si bien mejoró la factura técnica, su imbricado guión hace necesario instalar un waze en el teléfono celular para ubicar a tantos personajes.
Entre tinieblas, además de continuar el espíritu post punk de su director, incursiona en una película que se transforma en un dardo dirigido a la Iglesia católica, de gran influencia bajo el franquismo y reacia a abandonarla. Además de las anteriores realizaciones políticas en el campo de la libertad sexual y, llamémosle, química, Almodóvar interviene con una sátira netamente política. Una cantante llamada Yolanda (Cristina Sánchez) se refugia en un convento luego de la muerte por sobredosis de su novio, pero el lugar resulta un refugio de monjas no convencionales. Chus Lampreave, ícono almodovariano, debuta con el director como Sor Rata, quien escribe novelas sensacionalistas con mucha sangre luego editadas por su hermana; la superiora (Julieta Serrano) es heroinómana; Sor Perdida (Carmen Maura) tiene a un tigre como mascota mientras Sor Estiércol (Marisa Paredes) toma LSD mientras se autolesiona, y así. Un fin de ciclo, con trompetas celestiales.
En la transición a la siguiente época, y ya con un estilo propio, único y celebrado por sus seguidores, Almodóvar estrena en 1984 ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, protagonizada por Carmen Maura como Gloria, un ama de casa que quisiera estructurar su hogar, pero tiene un marido machista, un hijo en vías de ser (o ya es) taxi boy, otro hijo dealer y una suegra demencial. Alrededor del personaje desfilan los seres de Almodóvar, que además le pone música con el dúo Almodóvar-McNámara. Toda la flora y fauna se da cita en el filme, que da cierre a la etapa de la movida.
En Matador hace su debut como chica Almodóvar el actor Antonio Banderas, quien interpreta a un estudiante de torero y cuyo profesor es adepto a las películas slasher, que muestran violaciones y asesinatos. Mientras la cámara recorre los cuerpos masculinos bajo los trajes de los toreros, se produce una investigación policial a cargo del comisario (Eusebio Poncela) que deriva en un laberinto de personajes y situaciones, a cada cual de mayor intransigencia narrativa.
En La ley del deseo Pablo, un director gay, se distancia de su novio más joven y conoce a Antonio (Antonio Banderas) durante la puesta de La voz humana, realizada por la hermana transexual del director, interpretada por Carmen Maura. La relación entre Pablo y Antonio cobra un cariz peligroso que va creciendo palmo a palmo debido a la obsesividad y los celos del joven con el director, hasta llegar a fines con ribetes policiales, homicidas. La audacia de mostrar una película con una narración cuya centralidad es gay marcan un nuevo hito en la carrera del director manchego.
Mujeres al borde de un ataque de nervios se convierte en un éxito descomunal a nivel mundial y convierte a Almodóvar en una figura reconocida internacionalmente y a “almodovariano” como un adjetivo reconocible como desbordado, kitsch, camp y atravesado por la descontracturación y los pasos de comedia de un humor muy, pero muy propio. El film marca, además, una ruptura con el postpunk de los comienzos, que se transforma en un hiperesteticismo de raigambre camp (que combina los usos populares sobrecargados con una mirada amanerada cercana a lo arquetípico gay, drag o queer). En Mujeres…, Pepa, una dobladora de películas extranjeras, es abandonada por su pareja, sin que él sepa que está embarazada. Decide suicidarse y prepara un gazpacho lleno de somníferos, que reserva para luego de resolver unos asuntos, entre ellos vender su amplio departamento madrileño. Mientras tanto, una serie de enredos tienen su punto cúlmine cuando la ex mujer de la ex pareja de Pepa decide asesinarla. La película fue un hit, ganadora de los premios de la Crítica de New York, nominada al Oscar y triunfadora en los premios Goya.
Átame permitió el debut de otra recordada chica Almodóvar, Victoria Abril. Marina (Abril) es una actriz con un pasado porno y de uso de drogas duras que filma un filme de monstruos, pero al fin y al cabo, decente. Ricky (Antonio Banderas) apenas sale del psiquiátrico se dirige a los estudios, ya que está enamorado de Marina desde que, en un pasado que ella no recuerda, tuvieron sexo. Él la rapta para lograr que ella se enamore de si. La hermana de Marina integra el cast de la película que Marina filma, y de la que se ve ausente. Luego de varias peripecias, la va a buscar. Marina debe decidir si Ricky ha capturado o no su amor. La emblemática canción “Resistiré”, del Dúo Dinámico, ambienta el final de la historia.
En Tacones lejanos se puede apreciar el melodramatismo almodovariano en su máximo esplendor. Rebecca (Victoria Abril) conduce un noticiero en la televisión, distanciada de su marido -dueño de la emisora- que aparece asesinado (y cuya noticia debe dar Rebecca) unas semanas después de que su suegra, una famosa cantante de boleros llamada Becky del Páramo (Marisa Paredes) regrese a Madrid para brindar una serie de conciertos. A su llegada, los esposos y la madre de Rebecca van a un show de drags que la homenajean con una canción. Frente a cámaras Rebecca confiesa haber matado a su esposo. Un juez interpretado por Miguel Bosé investigará el caso, mientras Rebecca esté en la cárcel, donde hay espontáneas coreografías de las presas.
La recientemente fallecida en trágicas circunstancias personales Verónica Forqué, que apareciera en varias películas de Almodóvar, protagoniza Kika, donde la maquilladora así llamada se enamora de un supuesto cadáver a quien debía maquillar. Una serie de acontecimientos impiden el romance, incluida la violación de Kika por el hermano de su asistenta (Rossy de Palma). Forqué ganó el premio Goya por su interpretación.
En La flor de mi secreto, Leo Macías (Marisa Paredes) escribe novelas rosa bajo seudónimo y, por contrato, debe entregar cinco novelas por año a la editorial. Mientras una de sus obras es robada, la editorial señala un tono nuevo en sus textos que le quita el estilo que acapara las ventas y amenaza con demandarla. Mientras tanto, el manuscrito es encontrado por un bailarín que la vende para que se haga una película. A partir de estos entrecruzamientos del destino, todo puede ser posible, también el desastre.
Carne trémula tiene a chicos Almodóvar como protagonistas. Javier Bardem es David, un policía compañero de Sancho (Pepe Sancho), y luego de una discusión mientras patrullan en compañía de un joven marginal, el tono se eleva al punto de que una bala se aloja en la columna vertebral de David, quien queda confinado a una silla de ruedas y debe comenzar una nueva vida.
El siglo XX almodovariano culmina con una celebradísima Todo sobre mi madre, protagonizada por Cecilia Roth que interpreta a Manuela, una enfermera que adora a su hijo Esteban, que cumple diecisiete años y, tras larga insistencia, conocerá la identidad de su padre biológico. Sin embargo, antes del festejo íntimo, el joven es atropellado por Huma Roja (Marisa Paredes), una actriz a quien Esteban quería pedir un autógrafo. Manuela cae en el desamparo, se va de Madrid a Barcelona, donde recurre a su amiga transexual Amparo (Antonia San Juan), que le presenta a la Hermana Rosa (Penélope Cruz), quien cuenta haber sido víctima de “Lola”, el supuesto padre de Esteban, de quien nadie sabe el paradero. La Hermana Rosa es HIV positiva y Lola la dejó embarazada, hecho que produce que Manuela la acompañe en el proceso. El film tiene, a pesar de la apariencia de una trama desbordada, un señalamiento dramático sutil pero potente sobre el alma humana y, si se quiere, la sororidad. Es la película le dio a Almodóvar la Palma de Oro en Cannes y por primera vez el Globo de Oro y el Oscar.
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