La película “Belfast” y la novela “Por los buenos tiempos” reviven el conflicto de Irlanda del Norte

La nostálgica historia dirigida por Kenneth Branagh, gran candidata a los Oscar, y el vívido relato de David Keenan giran en torno a la realidad cotidiana de un país dividido por la religión y algo más

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Imagen urbana de Belfast que simboliza el conflicto político y religioso que divide a Irlanda del Norte desde hace siglos
Imagen urbana de Belfast que simboliza el conflicto político y religioso que divide a Irlanda del Norte desde hace siglos

“El vado arenoso en la desembocadura del río”. Esa es la traducción a la lengua española del gaélico irlandés “Béal Feirste”, nombre original de Belfast, la capital de Irlanda del Norte que desde hace siglos y siglos es protagonista de un conflicto político de carácter histórico entre católicos y protestantes y que poco tiene que ver con la bucólica imagen a la que remite el significado de su nombre. Y también, claro, así se llama la película con 7 nominaciones al Oscar escrita y dirigida por el celebrado actor y director Kenneth Branagh, que se basa en los primeros años de su propia vida. Años atravesados por la felicidad de la infancia y la inhospitalidad en su propia ciudad, barrio o cuadra, promovida por la violencia política.

La historia transcurre en verano de 1969 en un barrio de mayoría protestante donde todo parece transcurrir en calma, tensa calma, pero calma al fin. Al menos así lo percibe la mirada de Buddy (Jude Hill), un niño de nueve años desde cuyo punto de vista es narrado el film, que vive en una casita con el calor familiar de su padre (Jamie Dornan), su madre (Caitriona Balfe), la abuela (una entrañable Judi Dench) y el abuelo (Ciaran Hinds). Vive como un niño, va a la escuela como un niño, disfruta de ir al cine como un niño y en especial los westerns, le gusta su barrio donde todos son conocidos. Pero él no sabe que unos vecinos de su cuadra son católicos. Y la tensa calma estalla. Los grupos unionistas (que promueven la lealtad a la Corona británica y al protestantismo) comienzan a intimidar a estas familias en un barrio donde son mayoría. Todo escala cuando el conflicto se transforma en batallas callejeras: barricadas, manifestantes, grupos de encapuchados, un oscuro día de violencia. La familia debe decidir si permanecer en su Belfast o emigrar a Gran Bretaña, donde ya está instalado el padre para poder mantener a los suyos con un salario obrero. Buddy no quiere irse de allí, ¿quién quiere abandonar su lugar en el mundo, los amigos, los abuelos? La familia debe decidir.

Trailer de "Belfast", película dirigida por Kenneth Branagh

Al mismo tiempo que se lanzaba la película Belfast (que será estrenada en Argentina el 10 de marzo) la editorial mexicana Sexto Piso publicaba la novela Por los buenos tiempos. de David Keenan, que retrata el conflicto desde Ardoyne, un barrio de mayoría católica (y sobre todo, de mayoría pauperizada) al revés que en la película, barrio en el que un grupo de veinteañeros amigos que, como toda su generación en los años setenta, tiene como ídolos supremos a los dirigentes clandestinos del IRA (Ejército Republicano Irlandés, por sus siglas en inglés) y como fin el integrar sus filas. Sammy, Tommy, Barney y Patrick, cuya despolitización (es decir, el desconocimiento de los fines políticos estratégicos de la guerrilla urbana) es tan grande como el odio que destilan contra los ocupantes ingleses. Sus días transcurren entre la changa para ganarse la vida, la noche para conocer mujeres y el deseo de convertirse en provos, es decir, aspirantes al IRA que cumplen acciones laterales a las centrales de la organización. Esto no excluye que cumplan sus tareas y que se queden con un resto, digamos que importante, del botín. Pero las misiones son redituables para “balas para el IRA”, como suelen decir para pedir fondos.

"Por los buenos tiempos", de David Keenan (Sexto Piso)
"Por los buenos tiempos", de David Keenan (Sexto Piso)

“Por la tarde íbamos de cacería –de soldados– o poníamos alguna bomba o alguna trampa cazabobos. Y por la noche un par de tiroteos y tan a gusto. Días felices”, dice el narrador. La novela muestra de manera dinámica cierto espíritu de época a fines de los años setenta, cuando una organización foquista como el IRA había ingresado ya en su decadencia política, sin que esto significase que dejara de tener una ascendencia sobre amplios sectores de la juventud norirlandesa.

Incendios en la casa de un vecino católico en un barrio de mayoría protestante, clandestinidad de los líderes del IRA, todo envuelto en un rapto de violencia armada tanto de los paramilitares probritánicos como de la guerrilla que pugnaba por una Irlanda unida. ¿Por qué Belfast, una ciudad que alguna se llamó así por ser el sitio que conducía al río, atravesó tanta violencia a lo largo de su historia?

Belfast, Irlanda del Norte, 1969: El jefe del Estado Mayor, general Tony Dyball, inspecciona una barricada católica en el distrito de Falls Road, en compañía de un sacerdote católico identificado como el Padre Murphy (Bettmann Archive)
Belfast, Irlanda del Norte, 1969: El jefe del Estado Mayor, general Tony Dyball, inspecciona una barricada católica en el distrito de Falls Road, en compañía de un sacerdote católico identificado como el Padre Murphy (Bettmann Archive)

La colonización del Ulster, nombre original de Irlanda del Norte, fue llevada a cabo por el rey Jacobo de Inglaterra en los primeros años del siglo XVII, luego de nueve años de guerras en este sector, el más gaélico de la región y que no había quedado bajo control de los ingleses. En 1603, luego de la rendición de los líderes irlandeses y católicos, la colonización implicó la apropiación de grandes tierras que eran cedidas a ingleses y escoceses protestantes. Se prohibió el arrendamiento de tierras a los irlandeses. Se traspasaron todos los bienes de la Iglesia católica a la Iglesia anglicana Irlandesa (religión estatal, como la británica), La eliminación del gaélico como lengua local era sistematizada por los colonizadores. A metros de la avanzada Inglaterra y su democracia parlamentaria, una colonia era gobernada autocráticamente por un virrey.

Las rebeliones continuaron y lograron algunas reformas. El siglo XX inauguró las formas modernas de la planificación de la insurrección que, como se sabe, es un arte. El alzamiento de Pascuas de abril de 1916 produjo combates y centenares de fallecidos de ambos bandos, aunque los colonizadores ingleses retomaron el control. Marcó, sin embargo, un punto de no retorno que durante décadas sería el fermento de las rebeliones de los años sesenta y setenta. El IRA toma sus antecedentes de uno de los grupos de la rebelión, dirigido por el socialista James Conolly. Las marchas en 1966 en conmemoración del alzamiento de Pascua son consideradas el comienzo de la violencia de la segunda mitad del siglo XX.

Frente a estas manifestaciones amenazantes a sus privilegios, los protestantes -todavía sostenidos por el Estado británico- crearon el grupo Comité de Defensa del UIster, el ala paramilitar de los probritánicos. El IRA, que no había cesado de existir aunque sea como fermento, reclutó a vastos sectores de la juventud. Se conformó el IRA Provisional, que manifestaba abiertamente el uso de las armas para combatir a los ocupantes del Ulster. En 1972, el Ejército británico disparó contra unos manifestantes que hacían una vigilia, dejando un saldo de 13 muertos.

Agosto de 1969: tropas británicas armadas se enfrentan a una multitud después de que estallaran nuevos enfrentamientos entre católicos y protestantes (Bettmann Archive)
Agosto de 1969: tropas británicas armadas se enfrentan a una multitud después de que estallaran nuevos enfrentamientos entre católicos y protestantes (Bettmann Archive)

La violencia fue en aumento espiralado. Los detenidos de las fuerzas pro-Irlanda unida eran trasladadas a cárceles en la isla de Gran Bretaña, mientras que un grupo probritánico, los Ulster Freedom Fighters, iniciaron sus acciones que incluían atentados, asesinatos y mutilamientos.

A pesar de que la violencia no cesó, con mayor o menor intensidad, en 1974 el IRA decretó el cese del fuego. Ya en 1981, y bajo el gobierno de Margaret Thatcher, un grupo de dirigentes detenidos del IRA comenzaron una huelga de hambre que repercutió en todo el mundo. Ante la intransigencia del Gobierno inglés, diez huelguistas murieron, entre ellos, Bobby Sands, quien se convirtió en un símbolo de la lucha por la independencia de Inglaterra.

Los años noventa plantearon una salida política y la participación del brazo político del IRA, Seinn Feinn, como preponderante en el proceso. Distintas fracciones del IRA se mantienen activas. Las fuerzas unionistas también. La mayor parte del ejército británico se retiró del territorio.

"Belfast", de Kenneth Branagh, tiene 7 nominaciones al Oscar entre ellas "mejor película", "mejor dirección" y "mejor guión original" (Foto: Captura de pantalla)
"Belfast", de Kenneth Branagh, tiene 7 nominaciones al Oscar entre ellas "mejor película", "mejor dirección" y "mejor guión original" (Foto: Captura de pantalla)

Estos antecedentes son los que rodean al film Belfast tanto como al libro Por los buenos tiempos (que toma la experiencia de cuatro amigos aspirantes al IRA pero sin mayor formación que la hormonal). La película y la novela muestran un aspecto de uno de los conflictos políticos más extendidos y complejos de la historia occidental reciente.

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