Desde el domingo 16 de enero de 2022 el mundo sabe que Gabriel García Márquez tiene una hija, que se llama Indira Cato, es directora de cine, tiene poco más de 30 años y es fruto de una relación extramatrimonial con la periodista, escritora y cineasta mexicana Susana Cato. Según posteriores investigaciones periodísticas, Susana y Gabo se conocieron en Cuba, mientras ella estudiaba en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños. La noticia que tuvo presumible alcance global sacudió a Colombia, aún en los agitados tiempos políticos que vive el país cafetero camino a la crucial elección del 29 de mayo.
Detrás de la revelación, hay una historia para contar: secretos mantenidos por décadas, la sombra del patriarcado que sobrevuela la historia de la familia de Gabo desde varias generaciones anteriores, cuestiones económicas por resolver -la obra del premio Nobel es un apreciado commodity de la industria cultural-, un viaje a la India con Fidel Castro, una foto del escritor con la bebé en brazos y… Un periodista, poeta y ensayista colombiano, cercano al escritor y confidente de varios de sus parientes, que publicó la noticia en una doble página del diario El Universal de Cartagena bajo el título “Indira, el secreto de Gabo”.
Desde la hermosa ciudad caribeña, Tatis se toma un tiempo antes de responder a Infobae Cultura sobre cuánto cambió su vida desde hace una semana. “No creo que esta noticia me haya cambiado a mí. Sigo mi trabajo que hago todos los días desde hace casi más de 40 años sin parar”, dice con el tono firme y cadencioso con que los colombianos hablan (muy bien) el castellano. “Simplemente quise revelar, contar una verdad que estuvo guardada 30 años. Y creo que he manejado esto con un pulso muy sereno, sin dejarme arrastrar por el oleaje de estas aguas. Quisiera conocer a Indira y a Susana en algún momento que la vida me permita”, concluye.
“El secreto más guardado de García Márquez empezó a llegar como un rumor hace más de ocho años, dice Dasso Saldívar, poco después de su muerte en 2014, pero la ética de un investigador y un biógrafo -en su caso- era confirmarlo. Y cerca de ocho años ‘un colega de toda solvencia me confirmó la existencia de Indira, hija de García Márquez’, precisa Dasso, quien tuvo el privilegio de conocer por primera vez la fotografía conmovedora de la niña sentada en las piernas de Gabo”. Así comienza el texto de Tatis que dio la vuelta al mundo.
“El nombre de Indira ha estado con nosotros todos estos años, como el más sagrado e íntimo secreto de García Márquez. Y esperábamos que los años maduraran las palabras precisas para contarlo. ¿Cuándo será?, era la pregunta de los desvelos al amanecer. Buscamos los caminos para llegar a Indira y Susana, su madre, y a través de emisarios comunes, amigos de la familia de García Márquez, de sus hijos, y de Susana Cato, les dijimos que la noticia se revelaría desde Cartagena”, escribió Tatis en su artículo.
Allí también agrega que “Rodrigo García Barcha, hijo mayor de Gabo, dio un guiño en su libro Gabo y Mercedes, una despedida, al aludir sutilmente la vida privada de su padre en los funerales en el Palacio de las Bellas Artes. También él está enterado de que el secreto será revelado con mucho respeto a las dos familias, mucho antes de que él y su hermano Gonzalo traigan las cenizas de Mercedes Barcha a Cartagena de Indias, al Claustro de la Merced, en marzo, en donde reposarán junto a García Márquez”.
Con semejante anuncio, el teléfono de Tatis estalló de llamados y mensajes. Con paciencia, atendió la catarata de requisitorias periodísticas. “Un poquito antes de la muerte de Gabriel García Márquez me llegó el rumor, y a lo largo de estos ocho años, el rumor me perturbaba y verifiqué si la información era cierta”, contó en una entrevista radial con W Radio. En su extensa nota, el periodista cordobés -nacido en ese departamento, sobre el caribe colombiano- asegura que confirmó “la noticia” con el biógrafo, familiares y uno de los mejores amigos del artista. Según su relato, durante este tiempo se conservó el secreto por respeto a la esposa de Gabo. “Esperamos que Mercedes muriera para divulgarla”, añade.
“Ya revelado el secreto lo que sigue es valorar y acercarse más al trabajo de este par de mujeres, que brillan con luz propia y ya construyeron además una obra, tanto Susana como Indira”, dice Tatis a Infobae Cultura. A su entender, la tarea llegó hasta aquí. “No hago juicios morales, sé que en el Caribe hemos vivido varios siglos de sociedades patriarcales... Eso le tocará a los investigadores, a los sociólogos, ahondar sobre los contextos sociales en que se producen estas realidades”.
Y prosigue. “Si uno se pone a reflexionar y a unir los misteriosos hilos del tiempo, encontrará que en la sociedad colombiana, durante más de un siglo desde 1886 hasta la nueva constitución de 1991, los hijos nacidos de relaciones extramatrimoniales no eran reconocidos. De manera brutal, se les llamaba bastardos, eufemísticamente ‘hijos naturales’. Y agrega: “En la nota que publiqué, doy cuenta que -y este es un dato verificado- García Marquez no tiene el apellido de su abuelo paterno. Tiene el apellido de su abuela. García Marquez se llamaría hoy Gabriel Martínez García pero al ser negado el padre, y al no ser reconocido el abuelo, el papá de Gabo adoptó el apellido de su madre, que era Algermira García”.
Una vez publicada la noticia, se esperó (y consiguió) la voz de la familia García Marquez. Entonces se supo que Indira, de 31 años, tiene “muy buenas relaciones” con la familia del Nobel de Literatura, según comentó a la agencia Efe, Gabriel Eligio Torres, sobrino del escritor. El mismo familiar confirmó que la chica lleva el apellido de su madre porque fue Susana quien “tomó la decisión de no tomar el apellido García Márquez”.
“Es una noticia que a nosotros como familia no nos toma de sorpresa”, dijo a la agencia AP Shani García-Márquez, una sobrina del escritor. “Siempre como familia hemos sido muy respetuosos de las decisiones, el conocimiento de nuestra prima data de hace muchos años. Nuestros padres de alguna manera siempre nos dijeron que la voluntad era la reserva y siempre se ha manejado así”, agregó. Desde México, hay silencio. En la nota de Tatis se asegura que allí todos quienes la conocen saben que Indira es hija de Gabo, pero que nadie dijo-dice nada. Ni Susana ni Indira Cato hablaron ante la prensa hasta el momento.
Apenas estalló la noticia, una fotografía llegó al diario de Medellín El Colombiano: García Marquez con una gran sonrisa y en su cabello con los primeros rastros de la edad madura, sostiene a un bebé. “La filtración fue tomada en cuenta porque quien la pasó hizo parte del círculo de amigos de la familia García Barcha”, dice el texto que acompaña la publicación de la imagen. “Esa foto llegó a la dirección de nuestro periódico apenas se supo la noticia”, cuenta Ángel Castaño Guzman, redactor de la sección Cultura de El Colombiano. “Chequeamos la confiabilidad de la fuente y decidimos publicarla. Coinciden además la edad de Indira que se dio a conocer y el aspecto físico de García Márquez por aquel tiempo, cuando estaba cerca de cumplir 60 años”, agrega el periodista.
¿Y por qué se llama Indira? Esa es otra pequeña historia, subsidiaria de la principal, para ser contada. Tatis escribió en su nota que una vez, durante un almuerzo, le preguntó a García Márquez qué nombre le pondría a una hija, si la tuviera. “Virginia”, respondió Gabo, por Virginia Woolf. “Pero es muy probable que en ese instante en que yo formulaba la pregunta Indira fuese un sueño de los dioses”, remata el periodista. El texto introductorio del texto cuenta la historia de la admiración de la célebre primera ministra de la India, Indira Gandhi, por el crédito de Aracataca, su llamado el día que se supo que había ganado el Nobel y cómo finalmente se conocieron en un viaje diplomático de Fidel Castro.
El rebote de la noticia llegó hasta la India. El editorial del diario en idioma inglés The Indian Express, en su edición del viernes 21, vinculó el nombre de la documentalista mexicana con aquel viaje. “Cuenta la historia que lo primero que preguntó la señora Gandhi, que estaba en el aeropuerto para recibir a su ‘hermano’ Castro, fue por Márquez, que aún no había desembarcado. Según los informes, Márquez le dijo a un diplomático colombiano que al tercer día de la visita sintió como si ‘Indira hubiera nacido en Aracataca’”. No allí y poco menos de una década después, otra Indira nació en Ciudad de México.
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