Es famosa la frase de Rainer Maria Rilke sobre que la infancia es la verdadera patria. Y mucho de eso hay en Abanderada, la nueva muestra de Nora Iniesta, que se presenta en el Museo del Bicentenario.
Es que en la exhibición la reminiscencia a aquellos años pasados, que solo viven en la idealización romántica de una memoria imperfecta, habita en los colores de la bandera, en tonalidades celeste y blancas, en los guardapolvos de escuela, en las escarapelas hechas flores y otras tantas piezas.
“El eje fundamental son los colores patrios, los de nuestra bandera, los de nuestra insignia patria: el blanco y celeste. Con una mirada sesgada, la mía propia, capto, atraigo, descubro cantidad de elementos de uso cotidiano que llevan esos colores”, explica Iniesta a Infobae Cultura.
Por otra parte, comentó que Abanderada iba a ser parte de los homenajes belgranianos en 2020, entonces postergados por la pandemia: “2020 fue el año belgraniano, conmemorando 250 años de su nacimiento y 200 de su muerte. La muestra, pandemia de por medio, estuvo pensada como un homenaje al creador de la bandera. Ahí aparezco convocada yo. Ninguna obra fue hecha especialmente para la exposición, las setenta y seis obras que la conforman parten desde el año 2000 hasta la fecha. Y pudimos inaugurar, postergada pero se pudo, y ella habla de una enorme tarea llevada a cabo conjuntamente durante dos años con la gente del Museo”.
En ese sentido, la muestra escapa a la visión de la bandera como un objeto textil e ingresa, a través de técnicas manuales vinculadas a lo escolar -collage, ensamblaje y bordado-, en el territorio de lo doméstico, de la ingenuidad natural de los años formativos.
Iniesta es una artista visual que trabaja la iconografía argentina desde hace décadas. Egresada de las Escuelas Nacionales Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón, la artista se especializó en técnicas de grabado en metal en la Slade School of Fine Art, University College de Londres, y fue ganadora de la beca George Braque en 1980, residió en París hasta 1983, año del retorno de la democracia y de su regreso a Buenos Aires.
Consultada sobre por qué eligió como leitmotiv para su obra los símbolos patrios, explicó: “Poco elijo, ellos me convocan. El arte no es algo matemático, ni tengo ninguna fórmula. A veces me digo, me dejo, me espero y va por ahí. Los símbolos patrios desde el color son pertenencia, son el aquí, y son el allá cuando estoy fuera de Argentina. La bandera siempre me atrajo, de allí el título de la muestra nunca mejor puesto: Abanderada. Que lo fui, que me emocionaba, me emociona aún hoy ese recuerdo de los actos escolares, de ese día festivo, delantales almidonados, cabello recogido, y las representaciones teatrales en el escenario escolar. Me evoca algo tan importante como la educación. Ese transcurrir con otros en el aprendizaje, pilar indiscutible en la formación de todo ser humano”.
Sin embargo, más allá del aniversario, la muestra no gira en torno a Belgrano, quien aparece en una sola obra. “En plena pandemia trabajé una serie de collages belgranianos, gracias a un amigo que me acercó un block El Nene, bien de uso escolar, cuyos fondos varían con formas geométricas en blanco y celeste… Son unos cien collages frontales donde solo hay una postal antigua en cada uno y debajo de ella una figurita escolar que representa la bandera. Solo hay uno que trabajé con estampillas y allí aparece Belgrano. Belgrano para mí es bandera, es pensamiento y es su interés por el arte”.
“Nora Iniesta invita a recordar y construir nuevas ideas de patria. Desde la más íntima cotidianeidad de los hogares, pasando por las actividades típicas de la etapa escolar, sus obras plantean un recorrido en el que podemos reconocernos”, dice la gacetilla, pero cuáles son los desafíos de construir una idea de patria en una sociedad globalizada, con el concepto de Estado-Nación en crisis, a través del arte.
Para Iniesta “el arte persiste, resiste e insiste. El arte no es ajeno a una realidad, menos a la más cercana y propia. Justamente trabajar con los colores patrios sitúa una geografía ante ese mundo globalizado. Es aquí y no en otra parte; desde lo más íntimo, sencillo, básico, hogareño”.
“Las crisis para quienes vivimos en Argentina nos han enseñado a convivir con ellas tiempos complejos, difíciles, y a pasarlos, que no es lo mismo que acostumbrarse y aceptarlas. Nos han llevado con creatividad a encontrar el nicho por donde podemos seguir en tiempos oscuros, magros”.
Una de las figuras que se repite en múltiples obras es la de Niña argentina, pero ¿quién es esta niña?, ¿la república o está más relacionado a la construcción de una mirada más cercana al feminismo?
“La Niña argentina es otro eje fundamental de la muestra. Es esa niña que orgullosa porta su delantal blanco y escarapela al pecho, erguida, impecable, presente. En cierto modo, autorreferencial; ella por el mundo viaja, plena de ilusiones; nunca olvida su lugar de pertenencia; la patria, su patria que es su infancia, su geografía, su terreno. Su lugar en el mundo. La niña argentina es mujer, cree en su poder de transformación, de empoderamiento y de equidad, ante un mundo en constante cambio y transformación. Niñas argentinas somos muchas, esta es la mía”, finaliza.
*Abanderada, de Nora Iniesta, en el Museo del Bicentenario, Av. Paseo Colón 100, CABA. Sábados y domingos de 10:00 a 18:00. Entrada gratuita
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