La policía de Escocia decidió finalmente no dar curso a la demanda de la escritora británica J. K. Rowling, autora de la saga de Harry Potter, quien hace unas semanas había denunciado por redes y ante las autoridades policiales de su país ser víctima de doxxing, una práctica maliciosa que consiste en hacer púbicos datos privados y que en este caso habría sido ejecutada por tres actores y “activistas” de disidencias sexuales.
Los acusados habían difundido por las redes sus propios retratos, tomados frente a la casa de la escritora y dejando ver claramente la dirección del domicilio particular, pero las autoridades escocesas llegaron a la conclusión de que no se había cometido ningún delito. El episodio se inscribe en la escalada de críticas e impugnaciones que se viene produciendo desde que en 2020 la autora de la saga Harry Potter generara una fuerte polémica tras satirizar un artículo titulado “Crear un mundo post Covid-19 más igualitario para las personas que menstrúan” cuando tuiteó: “Estoy segura de que solía haber una palabra para esas personas. Alguien que me ayude. Wumben? Wimpund? ¿Woomud?”, en alusión a la palabra “woman”, mujer en inglés, desconociendo a las identidades de género no binarias.
Rowling se había puesto en contacto con la policía de Escocia en noviembre después del tuit, que mostraba su casa en Edimburgo y revelaba la dirección: argumentaba ser víctima de doxxing, el acto de publicar información personal privada sobre un individuo u organización, generalmente en formato online. La imagen que denunció la narradora mostraba a activistas parados afuera de la propiedad con pancartas con lemas como “liberación trans ahora”, aunque los responsables de la intimidación eliminaron la foto al día siguiente de su publicación.
“Tengo que asumir que (ellos) pensaron que engañarme me intimidaría para que no hablara por los derechos de las mujeres basados en el sexo”, tuiteó en respuesta a los activistas en ese momento. Y agregó: “Deberían haber reflexionado sobre el hecho de que ahora he recibido tantas amenazas de muerte que podría empapelar la casa con ellos, y no he dejado de hablar”. “Tal vez –y lo digo por decir– la mejor manera de demostrar que su movimiento no es una amenaza para las mujeres, es dejar de acechar, acosar y amenazar”, acotó por entonces.
Aferrada a una idiosincrasia sexista que reaccionó ante la nueva legislación de identidad de género británica, que permite a sus ciudadanos reconocerse ante la ley por el género autopercibido y no por sus genitales, Rowling había dicho que ciertos derechos de las mujeres se veían amenazados por el activismo de una parte del colectivo trans, declaraciones que la distanciaron de parte de su franquicia, fans y actores con los que trabajó, como Emma Watson, quien expresa abiertamente su apoyo al colectivo trans y defiende los derechos con perspectiva de género.
La escritora aseguró entonces que su caso no es el único dentro del grupo de mujeres que “se niega a aceptar que el concepto sociopolítico de identidad de género debe sustituir al de sexo” y que, como ella, “han sido objeto de campañas de intimidación que van desde el acoso en las redes sociales, el señalamiento de sus empleadores, hasta ciberataques y amenazas directas de violencia, incluida la violación”.
Fuente: Télam
SEGUIR LEYENDO