Atentos al aire de renovación de los discursos de época y en sintonía con un mundo que se muestra cada vez más complejo, las últimas versiones del Hombre Araña, Iron Man, Superman o Eternals dan cuenta de cierta deconstrucción y puesta al día de la figura del superhéroe, se animan a representaciones del bien y del mal menos dicotómicas y toman posición ante los debates contemporáneas alrededor de la sexualidad o de las conquistas sociales. ¿Cómo impactan en las grandes producciones los debates políticos y económicos que involucran a la sociedad? ¿Se puede deconstruir a un superhéroe sin deslegitimar su esencia ficcional? ¿Es un cambio real o una pátina pacificadora, de moda?
”En todo héroe y en todo villano es posible encontrar ambigüedades que, al observarlas, al cuestionarlas, nos llevan a revisar la pregunta sobre el bien y el mal. Claro que cada guionista aggiorna los conflictos morales a su época: estos personajes icónicos no son producto de un único creador a lo largo del tiempo sino que son resignificados, reinterpretados, por diferentes equipos de escritores y guionistas”, advierte la escritora y comunicadora científica Paula Bombara, coautora de Ciencia y superhéroes, un libro que escribió junto a Andrés Valenzuela, publicado por Siglo XXI. Tal vez, lo que la sociedad se está replanteando –y la comunidad de artistas detecta y proyecta– es la noción misma de qué es superheroico.
“No puedo dejar de pensar en esa imagen de Bansky en la cual un niño juega con una muñeca que es una enfermera y en el canasto reposan, descartados, los superhéroes de antes”, repone Bombara sobre la obra del artista urbano más famoso y misterioso del mundo, quien dejó sobre las paredes de un hospital de Southampton, al sur de Inglaterra, un homenaje al personal de salud en clave superheroica. El periodista especializado Andrés Valenzuela destaca la llegada de Victoria Alonso a la plana mayor de Marvel como “un hito fundamental”. La platense, nombrada presidenta de Posproducción, Efectos Visuales y Animación de la compañía en septiembre, se especializa en personajes como Capitán América, Iron Man o Thor y apunta a defender superproducciones que garanticen diversidad en lo más alto del entretenimiento masivo con protagonistas que abrazan el feminismo, el orgullo negro y el mundo queer, a la vez que aboga públicamente por apuntar a un público global, diverso e inclusivo.
Horacio Marmurek, periodista de cultura y espectáculos y columnista del programa “Pasaron Cosas” de Radio Con Vos y de Radio Nacional, sostiene que la “nueva agenda” tiene una explicación de mercado: “En términos de entretenimiento, las películas de superhéroes son ahora para un público más amplio que incluye a adultos y niños pero a escala global. Superman no puede seguir peleando por the american way of life en un mundo que ya no aspira a eso, o no únicamente. En términos de cinematografía, un planteo diverso permite llegar a un público más amplio y global”.
”Es muy complejo pensar la figura del superhéroe porque tiene mucha historia y porque debe su inmensa proyección al éxito masivo y global”, advierte Facundo Saxe, quien elige presentarse como investigador marica del Conicet, coordinador de un grupo de investigación de historietas y docente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), para explicar el fenómeno. Si bien ve “síntomas del clima actual” en las representaciones, se permite dudar sobre qué es en realidad aquello que motoriza representaciones más diversas: “Las representaciones menos tradicionales también pueden estar motivadas por una máquina de consumo que se adapta a los tiempos. Es decir, incluir mujeres y disidencias sexuales es positivo y tiene efectos pero también es un movimiento de mercado”. Y, en base a esa hipótesis, especula: “¿Es un algoritmo el que pide la adaptación? ¿Se necesita un cupo LGBTI y otro feminista?”.
Superhéroes con agenda renovada e identidad diversa
Valenzuela repasa las últimas versiones cinematográficas y encuentra rasgos contemporáneos y epocales en muchos personajes. “En The Dark Knight, Batman desarrolla una tecnología para usar un teléfono como un mini radar de seguimiento, en una clara crítica a la sociedad de la vigilancia y al cibercontrol informático. Hace años, hubiera sido difícil que un superhéroe negro se ganara un Oscar y ahora existe el éxito de Black Panter’. En Civil War, la tercera de Capitán América, se puede ver de forma muy explícita la bajada epocal y política que dejó el ataque a las Torres Gemelas. Las historietas suelen ser, históricamente, el reflejo de su época, y las películas acompañan esta lógica”, sostiene.
Marmurek define a Eternals como una película existencialista, la primera del mundo Disney protagonizada por una pareja de hombres que, además, son padres. “También hay un coreano, un indio, una sordomuda, un negro, una oriental, y el malo es el hegemónico, lo cual invierte el juego de roles, algo impensable hace 20 años”, analiza, y sostiene que, a pesar de que Disney “sigue teniendo todavía problemas para hacer este tipo de representaciones cinematográficas, este terreno está más avanzado en las series de DC donde hay muchísima diversidad y los superhéroes son lesbianas, homosexuales y personajes no binarios.
La última versión de Spiderman (Hombre Araña), que arrasa en las taquillas de los cines argentinos y del resto del mundo, tiene un planteo muy actual. Para Valenzuela, la película trabaja con maestría la cuestión de los universos paralelos, un concepto presente en el mundo de las historietas al que lo audiovisual le escapaba. “Mi sensación histórica con los productores de cine es que no se animan a cosas que la historieta tiene más probadas. No hay que ser físico cuántico ni entender de teoría de cuerdas para captar los multiversos”.
Marmurek repara en que, hace dos décadas, el Hombre Araña tenía una novia rubia y después otra pelirroja, ahora tiene una novia negra y su mejor amigo es oriental. “Si bien el conflicto es mucho más clásico que en otras películas, tiene elementos más contemporáneos y se pone un poco más oscura”, advierte, y sostiene que es difícil modificar el camino del héroe más allá de los condimentos que se puedan sumar, porque en definitiva es contar la misma historia.
¿Se puede deconstruir a un superhéroe sin deslegitimar su esencia? “Depende de lo que quiera expresar tal o cual artista. Todo es posible en el arte y en la ficción –arriesga Bombara–. En ese sentido, la subjetividad es total, así que al intervenir personajes icónicos siempre habrá quienes festejen la osadía y quienes la sancionen”. Sin embargo, no le parece relevante reparar en la “esencia” del mundo de los superhéroes, porque como se han reinventado a lo largo de las décadas, aquello esencial de cada narrativa ha variado: “Me inclino a pensar que dependerá, en gran medida, de qué se desee transmitir con más énfasis al lector/espectador. En ese sentido, no me extraña que las grandes superproducciones atiendan los signos de su tiempo y los incorporen a estas narrativas, quizá intentando que la identificación con los personajes genere más adeptos, más consumo, más ganancias”.
Saxe no cree que deconstruir a los superhéroes deslegitime al género, sino que más bien visibiliza cuestiones negadas durante décadas: “Históricamente, los superhéroes fueron muy castrados en su sexualidad porque eran pensados para niñes desde una concepción muy vetusta. Entonces, estas tensiones alrededor de la sexualidad vienen de larga, creo que hoy se pueden mostrar y debatir más”. Esto, a la vez, repercute en cómo las películas son recibidas por el público. “Un fan tradicional seguramente cree que un Robin bisexual o un Capitán América negro destruye y deslegitima el género. Yo, en cambio, creo que bucea en todo eso castrado, negado e invisibilizado que estuvo en los márgenes del género y que recién ahora puede aparecer”.
Según Saxe, están pasando cosas “muy interesantes” alrededor de la diversidad en el ámbito de la historieta, pero en el cine “las cosas parecieran ser posicionamientos de normalización y de cooptación de la diversidad sexual no heteropatriarcal”. Las representaciones más diversas generan tensiones entre quienes defienden el aggiornamiento y los sectores tradicionales que insisten en sostener el canon heteronormativo. Aunque parecieran ser, en verdad, un reflejo más de las mismas tensiones que se dan en otros ámbitos de la creación artística y la sociedad.
Fuente: Télam
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