Los juegos de mesa más populares de Argentina, como el ajedrez, el Ludo Matic, cartas de truco, de poker, del Uno, dardos para tiro al blanco, el backgammon, Scrabble, el dominó, Tatetí, El Estanciero y diversos rompecabezas empapelan las paredes de la primera sala de la Fundación Proa, a modo de recibimiento a la muestra Arte en juego, una mirada a la recurrente presencia de lo lúdico en el arte argentino, desde las rayuelas coloridas de Marta Minujín hasta Juanito jugando a la bolita de Antonio Berni.
“Todos los juegos, el juego” bien podría ser el título de esta muestra que alberga casi 80 obras de artistas argentinos de los últimos 80 años, un itinerario diverso y ecléctico que se propone una mirada inesperada: rescatar la presencia del juego en la historia del arte local, y que comienza de modo muy atinado y risueño con juegos de todos los tiempos, antiguos, artesanales, de madera -detrás de una vitrina-, y un poco más actuales, de mesa -ploteados en las paredes-.
El inicio de la exhibición es obra del artista marplatense Daniel Joglar, quien creó especialmente este collage como un wallpaper y que complementa con objetos de tres dimensiones colocados sobre la pared opuesta: encastres, cubo mágico, paletas, rastri, tambores, peluches, regaderas, un xilofón, batallas navales y otros juguetes que anticipan el clima que sobrevuela toda la exhibición.
Ya en la segunda sala, un clásico de Antonio Berni, el personaje de Juanito Laguna, juega a la canicas en su barrio de Flores, una narrativa creada por el pintor rosarino, ubicada muy cerca de la maqueta del Italpark y el famoso Super 8 Volante, obra de Dino Bruzzone. Los fragmentos urbanos de Silvio Fischbein, que conforman hileras de autitos y camioncitos de juguete -como esos que traen las bolsitas de cumpleaños- muy coloridos, sobre espejos enmarcados, o la escultura pop de Edgardo Giménez, Mona estrella azul.
Una sala dedicada exclusivamente al ajedrez demuestra la importancia que han dado los artistas argentinos a este ancestral juego de mesa: desde el Tablero I Ching, de Xul Solar; el ajedrez de León Ferrari de la serie Ideas para Infiernos, donde figuras de Cristos, vírgenes y santos enfrentan a una estatuilla de un diablo; o el Ajedrez proletario de Edgardo Antonio Vigo: solo peones se disponen a jugar la partida.
Hay una escultura de un caballo de fibra de vidrio -con reminiscencias a los de la calesita- de Amalia Amoedo; un “Tren fantasma” y a control remoto, que registra su recorrido con una cámara, del colectivo Oligatega Numeric; un sube y baja destruido, de Jorge Macchi y hasta un Topo Gigio pintado al óleo, de Andrés Compagnucci.
“La muestra se relaciona con la idea del verano, del ocio, y de ponerle un poco de juego a la realidad. Pasar el verano con creatividad y un arte extraordinario. Desde los grandes nombres a los contemporáneos, el recorrido se va desarrollando desde el juguete motriz al tecnológico”, detalla Adriana Rosenberg, directora de Fundación Proa, durante una recorrida por la muestra.
Si bien no es parte de esta misma exhibición, está fuertemente entrelazada la próxima inauguración que tendrá lugar el 15 de enero en Proa: diez obras en realidad aumentada en el espacio público del barrio de La Boca, y algunas escondidas dentro de las salas, de artistas como Olafur Eliasson, Tomás Saraceno y KAWS. Organizado por Acute Art -la plataforma que ofrece experiencias de realidad aumentada- la “muestra” estará durante el verano, al aire libre, en la vereda de Proa, el río y sus alrededores. Serán obras interactivas, algunas de carácter inmersivo, otras con movimiento e incluso con sonido. Con las que se podrá interactuar, claro, con el celular.
Continuando con el recorrido, la sala 3 del espacio cultural apuesta a los deportes en el marco de esta supuesta historia del juego: el boxeo desde la mirada de Pablo Suárez, artista pero también boxeador, las fotografías de Marcos López que dan cuenta del momento particular en el que el boxeo se constituye, a partir de la década del 50, en posibilidad de ascenso social. Incluso, la obra de Elsa Soilberman, dedicada al fútbol, muestra la formación de equipo dispuesta a tomarse la foto antes del partido, pero sus caras son las de los miembros de la Primera Junta de Gobierno de 1810.
Un emblema en este conjunto es la Rayuela de Marta Minujín, Rayuelarte según la bautizó la artista pop, una pieza lúdica y participativa que ha recorrido el mundo involucrando espectadores, saltando de la tierra al cielo y viceversa, en homenaje al escritor argentino Julio Cortázar.
La muestra traza un recorrido “desde los juegos inventados por Xul Solar a los videojuegos actuales, pasando por los juguetes de autor, los registros ‘retro’ y nostálgicos, las confrontaciones deportivas, el arte para experimentar, las apropiaciones de juegos comerciales, la robótica lúdica y la construcción de máscaras en las redes sociales. Las obras que se presentan en la exposición nos invitan a prestar atención a una línea consistente aunque poco advertida de la producción artística nacional”, resume el curador Rodrigo Alonso.
Finalmente, el último sector de la exposición se sumerge en las nuevas tecnologías, la electrónica y las redes sociales. Aquí se pone el foco en el arte interactivo, que promueve la participación y se vincula de manera especial con los dispositivos que conforman el ecosistema técnico en el cual vivimos.
En lo particular, dos de estas obras invitan a interactuar al espectador. La maravillosa instalación Lo recuerdo de Leo Núñez consta de una máquina de escribir disponible para usar y una línea de luces led sobre la pared, de casi doce metros de largo, que reproducen lo que el público escriba. El título rinde homenaje a las dos primeras palabras del cuento “Funes el memorioso” de Jorge Luis Borges. Por eso, la máquina tiene la particularidad de ‘recordar’ las acciones de los espectadores del día anterior. Los textos que salen de ella mezclan lo tecleado el día anterior y el actual. Desde un “hola” hasta el mismo título de la muestra Arte en juego.
Finalmente, la instalación Mirtha eres tú del dúo artístico Lolo y Lauti introduce al público a un estudio televisivo gracias a la incorporación de una pantalla verde o croma tan utilizada en los estudios de cine y TV. Solo una silla se puede ver allí. El espectador -lo verá luego en una tele- se sentará a la tradicional mesa de los domingos gracias a una cámara que lo ubica en el lugar de Mirtha Legrand y podrá interactuar con los invitados de ese día.
Para Alonso, hay una relación evidente entre arte y juego: “Jugar es el ingrediente principal de cualquier artista. Desarrollar la creatividad y la imaginación está también en el arte. Crear, inventar, resolver problemas, es algo que antes que nada te dan los juegos en la infancia”, reflexiona el curador.
Son casi una centena los nombres de artistas que integran la muestra y que en algún momento de sus carreras, o de manera prolongada, hicieron de los juegos y sus efectos los ejes de una aproximación a su tiempo o su contexto.
Los más variados soportes -pintura, escultura, instalación, fotografía, video, objetos, arte interactivo- conforman la muestra Arte en juego que inauguró en Fundación Proa, donde permanecerá hasta marzo del 2022, de jueves a domingos de 12 a 19, avenida Pedro de Mendoza 1929, esquina Caminito.
Fuente: Télam
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