Mientras la pandemia no da respiro, acelerada por la velocidad de propagación de su más novedosa variante -Ómicron-, el término vacuna cierra este 2021 convertido en la palabra más pronunciada y escrita del año, según la decisión que acaba de tomar la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) tras dejar en el camino otras opciones, como criptomoneda o negacionista.
Sin duda, las palabras marcan el pulso de una época. Así como en 2020 resultó elegida confinamiento como correlato de un tiempo de incertidumbre en que el aislamiento en los hogares pareció ser la estrategia global para desacelerar al nuevo virus, la aparición de la vacuna tuvo su impacto en el habla cotidiana y dio lugar a una centralidad que justifica su flamante elección como “la palabra del año”.
La asociación sin fines de lucro en la que confluyen la Real Academia Española (RAE) y la agencia de noticias EFE escogió este vocablo tan presente en todos los debates de corte social, político, científico y económico por sobre otros 11 que habían llegado a la instancia final anunciada el pasado 20 de diciembre, entre los que también estaban otras voces relacionadas con la pandemia, como negacionista, desabastecimiento, cámper y variante, así como criptomoneda o metaverso –relacionadas con la tecnología–; otras relativas a cuestiones de actualidad, como megavatio, fajana y talibán, y otras más raras, como carbononeutralidad o ecoansiedad, relacionadas con el medioambiente.
Según Fundéu, se trata de una palabra que ha motivado incluso la aparición de neologismos, nuevos conceptos como vacunódromo (formado con la base culta -dromo, que se refiere a un espacio de grandes dimensiones destinado a fines determinados) o vacuguagua (acrónimo de vacunación y guagua), y forma parte de construcciones más extensas, como “vacuna de refuerzo”, “punto de vacunación masiva”, “pauta de vacunación”. Vacuna resultó elegida además “por su interés lingüístico”, ya que, como fundamentan desde Fundéu, tanto esta voz y sus derivados, como vacunación o vacunado, dieron vueltas en todo el mundo hispanohablante. ”El concepto de vacuna surgió en el siglo XVIII a raíz del descubrimiento del médico inglés Edward Jenner de que los infectados por la viruela vacuna o bovina quedaban protegidos frente a la viruela humana”, indica la institución en su comunicado. En español, se utilizó durante un tiempo vaccina (creada a partir del latín vaccinus, es decir, “de la vaca”), pero terminó imponiéndose vacuna, que apareció por primera vez en el Diccionario de la RAE en 1803, aunque no con su significado actual, que se incluyó en 1914.
También otras voces relacionadas han generado recomendaciones y consultas este año, como tripanofobia (“miedo irracional a las inyecciones”) o inmunidad de rebaño (para referirse a la teoría de que, si la mayor parte de una población se inmuniza frente a un virus, este grupo proporcionará protección indirecta a los no vacunados). Además, Fundéu le ha dedicado numerosas recomendaciones, varias de ellas enfocadas a su confusión con otros términos, como suero, antídoto o inmunización. En paralelo, la utilización masiva de la palabra ha provocado dudas en su uso con ciertos verbos (inocular es un término genérico para referirse a administrar una vacuna, mientras que inyectar se refiere a una forma concreta de hacerlo).
Esta es la novena ocasión en que Fundéu, que escoge su palabra del año desde que en 2013 iniciara esta tradición con escrache, a la que siguieron selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018), los emojis (2019) y confinamiento (2020). Esa acepción de vacuna, la más popular hoy, es la sexta del término: “Preparado de antígenos que, aplicado a un organismo, provoca en él una respuesta de defensa”. Y la definición incluye más detalles, como que el antígeno es “la sustancia que, introducida en un organismo animal, da lugar a reacciones de defensa, tales como la formación de anticuerpos”. ”En esta ocasión estaba muy claro, hubo un acuerdo general porque vacuna está a todas horas en nuestras conversaciones”, destacó la escritora Soledad Puértolas, miembro del comité de la RAE que participó de las deliberaciones del equipo de expertos.
Fuente: Télam
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