Siendo muy joven, aun antes de convertirme en el gran escritor que soy hoy, un verano, llegué a mi pueblo sintiéndome revolucionario. Tenía entre mis manos, a punto de comenzar a leer, El baile de las locas de Copi, de la editorial Anagrama. Libro fascinante lleno de delirio, sexo, homosexuales y humor. De fondo una radio A.M. reproducía un reportaje que Rolando Hanglin le realizaba a Moria Casán debido a un confuso episodio con una colega por la propiedad de un “conchero”. En ese momento se buscaban sinónimos para referenciar ese adminículo, era una palabra imposible de decir al aire. Prohibida. Pornográfica.
Ante la consulta de qué hacía, la vedette muy suelta de cuerpo contó que estaba junto a una pileta de natación, tomando un drink y leyendo un libro.
—¿Nos podés contar de qué libro se trata? —consultó el conductor.
—Estoy terminando El baile de las locas de mi gran amigo Copi, edición Anagrama, una preciosura.
Recuerdo que un gran calor me fue subiendo desde los pies hasta la cabeza, una especie de antecedente a que te agarre algo. Yo me mantenía estoico bajo un nogal que goteaba nueces abichadas. Sin drinks. Sin piletas. Con mosquitos. Una corta e intensa crisis existencial se apoderó de mis sentidos. Cuando la logré sortear, recuerdo que pensé: ser Moria Casán no debe ser tan malo.
Si esto no los convence, no dejen de leer Nadie nace virgen, un libro fundamental no sé bien de quién.
Buenas lecturas y buenos vinos bebidos para este verano.
*Sergio Fitte es escritor, radicado actualmente en la ciudad bonaerense de Azul. Entre otras obras, publicó Discriminaciones (2021, Zeta Centuria), Nadie nace virgen (2017, Wolkowicz Editores) y Prostíbulo (2009, Simurg).
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