De la mano de sellos independientes en muchos casos y a medida que las restricciones impuestas por la pandemia fueron quedando atrás, las ferias literarias se afianzaron este año como una estrategia para reconectar con las audiencias lectoras después del aislamiento social obligatorio por la pandemia. Editoriales y librerías autogestivas impulsaron el encuentro con autores, libreros y editores en distintos eventos que tuvieron lugar en Tecnópolis, la Biblioteca Nacional, las localidades bonaerenses de La Matanza, Merlo, Hurlingham y la porteña plaza Brasil, junto a otras que se desarrollaron en provincias como Salta, Córdoba, Santiago del Estero y Formosa.
Después de un año de actividades mediadas por pantallas, estrategias de venta para mantener el contacto con librerías a través de WhatsApp, Instagram o correo electrónico y suspensión de encuentros con lectores y lectoras en espacios públicos, las ferias del libro fueron a lo largo de 2021 una oportunidad para potenciar el encuentro con artífices de la producción editorial en la Argentina.
En mayo, la confirmación de que la 46° Feria Internacional del Libro pasaba a 2022 descentralizó la reunión de grandes autores y autoras en el clásico evento anual para abrir la agenda de encuentros a distintos puntos del país en los que el dispositivo de exposición de catálogos diversos y las mesas de charlas cruzando literatura y coyuntura produjo una cadena de postas con citas literarias semanales en universidades, predios abiertos, plazas y parques.
Si en el 2020 iniciativas como la Feria de Editores, que congregó a 160 editoriales de Argentina y América Latina en agosto y diseñó formas de venta asociándose con librerías para coordinar las ventas y entregas de libros, y la Feria del Libro en Casa —una propuesta que convocó en julio a editoriales y librerías a un evento virtual a través de redes sociales como Instagram, Facebook y Twitter— mostraron inventiva e ingenio para surfear el escenario de aislamiento, en 2021 trasladaron esa potencia a la vuelta a los espacios públicos.
Ese activismo de los responsables de sellos autogestivos e independientes como Ediciones Godot, Milena Caserola, Sigilo Mil botellas, hekht o Blatt & Ríos fue interpelando a otros interlocutores que motorizaron por ejemplo la Feria de Editoriales y Librerías de la Ciudad de Buenos Aires (Felba) y ferias como la de Malvinas Argentinas, La Rioja, Merlo o La Pampa.
A medida que avanzaba la campaña de vacunación, el año se fue poblando de encuentros que proponían volver al cara a cara y retomar la conversación entre editores y lectores ávidos que encuentran en las ferias la posibilidad de conocer el proceso de elaboración de un libro, el trabajo con un autor o autora o la lectura en voz alta y las preguntas del público. La antesala de la primavera ya comenzó a mostrar un calendario poblado, ya que en agosto se realizó la Feria del Libro de La Rioja bajo el lema “Una dosis de lectura” con una agenda que combinaba virtualidad, presencialidad y una novedosa iniciativa descentralizada y federal en la Capital y todo el interior riojano. En la convocatoria estuvieron Claudia Piñeiro, Rita Segato, Selva Almada, Alejandro Zambra, Daniel Divinsky y la cantautora Bruja Salguero.
El mismo mes y bajo el lema “Entre antiguas apachetas y nuevas normalidades”, se llevó a cabo la 17º Feria del Libro de Jujuy que abrió sus puertas con más de 150 actividades literarias, culturales y educativas, y una agenda que ya mostró mayor preponderancia de actividades presenciales. En septiembre las citas fueron en Formosa, Chaco y el barrio de Flores de la Ciudad de Buenos Aires, en las que se sostuvo algo de ese formato virtual, pero quedó instalada la modalidad presencial en espacios amplios y abiertos.
En Formosa, se hicieron presentes Mempo Giardinelli, María Teresa Andruetto, Verónica Parodi, Natalia Porta López y el artista visual Juan Lima, entre otros referentes de la cultura y en esa oportunidad el formato virtual permitió la participación de referentes de las provincias de Formosa, Buenos Aires, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Mendoza, Córdoba, Río Negro, Catamarca, Chubut, Tucumán, San Luis, Santiago del Estero, Salta y Misiones que, sin tener que viajar, intervinieron en la Feria.
El mismo mes en Chaco se congregaron Leonardo Padura, Claudia Piñeiro, Selva Almada, Mariano Quirós y Diego Capusotto quienes fueron solo algunos de los invitados a incorporarse a la cita con el lema “Leer en comunidad” junto a escritores y escritoras de Cuba, como Padura y Marta Rojas Rodríguez, y también de Paraguay, España, Colombia, Chile, México y Uruguay.
Al mismo tiempo, en Flores, con charlas, muestras, presentaciones de libros, música y títeres, se realizó una Feria del Libro, donde gratis y al aire libre editoriales y librerías como Godot, Gourmet musical, hekht, La libre, La Periférica, La ventana, Las Cuarenta, Las Furias, Letra Sudaca, Lom, Madreselva, Mandacarú, Marat, Mariposa y la iguana, Milena Caserola, Muchas nueces y Nocturna ocuparon la intersección de las calles Morón y Artigas para dar rienda a una feria en formato totalmente presencial.
En octubre las Ferias del Libro comenzaron a multiplicarse y tomaron forma en Neuquén, Malvinas Argentinas, La Matanza, Mendoza y La Pampa. Así que la plaza San Martín de la localidad bonaerense de San Justo, el Predio Municipal de Malvinas Argentinas, el auditorio Ángel Bustelo y el Centro de Congresos y Exposiciones de la capital mendocina y la localidad pampeana de Lonquimay fueron algunas de las sedes del reencuentro de una comunidad lectora.
Si algo pusieron en evidencia esta serie de ferias es la confirmación de los lazos entre libreros, editores y lectores que habían resistido durante la etapa más dura de la pandemia a fuerza de estrategias para que los libros siguieran circulando en un contexto crítico para el sector editorial que ya venía registrando una caída en producción y ventas y, según datos de la Cámara Argentina del Libro difundidos en mayo, la producción de la industria pasó de 12,4 millones de ejemplares en 2019 a 8 millones en 2020, y si se compara con 2016 la caída es del 60%.
En noviembre, ya con una presencialidad instalada y la agenda de ferias en crecimiento, el fin de semana del 5 al 7 de noviembre condensó esa tendencia: en esos días las propuestas de ferias del libro se instalaron en Tecnópolis, la Biblioteca Nacional, la localidad bonaerense de Merlo, Hurlingham y la porteña plaza Brasil, al lado de la Facultad de Derecho. La 4° Feria del Libro de Merlo, un evento cultural que se extendió del 28 de octubre al 11 de noviembre en el Predio El Tejadito, reunió a más de 50 expositores y a autores consagrados, emergentes y locales, entre ellos Eduardo Sacheri, Alejandro Dolina, María Rosa Lojo y Víctor Hugo Morales.
Al mismo tiempo y también en la provincia de Buenos Aires, en Tecnópolis y en dupla con la Fundación El Libro se realizó el evento “Libros en el Parque”, un espacio de exposición de catálogos en el que fueron rotando los participantes; mientras que la 3ª Felba se mudó del Parque de la Estación a la Plaza Brasil, al lado de la Facultad de Derecho de la UBA, que coorganizada con el ministerio de Cultura porteño contó con la exposición de editoriales y librerías y un Espacio Joven, con editoriales de cómic, fantasy y una agenda de actividades presenciales con paneles sobre terror, villanos, kitsch, diversidad y literatura romántica, entre varios ejes. Además en Hurlingham, en el oeste bonaerense, en simultaneo se desarrolló la 12° edición de la Feria del Libro, que reunió a Leonardo Oyola, Gabriela Borrelli, César González, Nina Ferrari, Mario Ortiz y Pablo Katchadjian.
Ese primer fin de semana de noviembre fue solo el comienzo de una serie que mostró continuidades, ya que las citas siguieron en Entre Ríos en la novena edición de la Feria del Libro Paraná Lee que tuvo a la Escuela del Centenario como sede presencial, pero también aprovechó la virtualidad para convocar a figuras como el chileno Alejandro Zambra, y en Mar del Plata, ciudad que motorizó su 16º Feria del Libro con una grilla de actividades que se concentraron en el Centro Cultural Estación Terminal Sur.
Este extenso cronograma de actividades se sumó a ferias que son un clásico de la agenda cultural argentina como el Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba) que este año tuvo su edición híbrida con figuras internacionales como Ida Vitale, Paul Auster, Elena Poniatowska, Siri Hustvedt, Lydia Davis, Minae Mizumura y Leila Slimani y nacionales como María Negroni, Camila Sosa Villada o Emilio García Wehbi.
En materia de eventos clásicos también tuvieron sus ediciones en 2021: la Feria del Libro Antiguo, la Feria del Libro Peronista y la Feria del Libro Feminista, tres convocatorias que se llevaron a cabo en la segunda parte del año y mostraron que tienen una agenda esperada y con un público fiel en cada edición. De esta manera, la escena editorial argentina mostró en 2021 que la comunidad de lectores y lectoras estaba ávida de encuentros con los hacedores de libros y la posibilidad de compartir conversaciones sobre literatura.
Fuente: Télam
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