“Escribo estrictamente para averiguar qué estoy pensando, qué estoy mirando, qué veo y qué significa. Para averiguar lo que quiero y lo que me da miedo”. Así definía su motor creativo —un motor existencial también— Joan Didion, que hoy, a los 87 años de edad, dejó el mundo para siempre. Aunque eso es relativo: ¿acaso sus libros no la convierten en una presencia que aún persiste, certera y poderosa, entre todos nosotros?
Como novelista, como cuentista, como periodista, incluso como guionista, esta escritora nacida en Sacramento, Estados Unidos, en 1934 y fallecida “en su casa en Nueva York debido a complicaciones de la enfermedad de Parkinson”, según su editor Alfred A. Knopf, dejó una gran obra. “Practicó desde el comienzo una lengua de acero y terciopelo sobre temas cotidianos”, escribió Hinde Pomeraniec.
Fue una mujer que vivió con suma intensidad. No en un sentido hedonista, sino en relación a la experiencia trágica de la vida. ¿Quién puede recibir tantos golpes y transformarlos en arte conmovedor? La muerte de su marido, primero, y la de su hija, dos años después, marcaron a fuego su obra. Si ya venía coqueteando con la autobiografía, la vida misma la llevó a ese lugar y solo con literatura pudo estrujar el corazón de cualquier lector que se asome a su obra.
A continuación, para recordarla, para homenajearla, un repaso por cinco libros imperdibles.
El río en la noche
“Un enfoque deslumbrante y único (...) Didion podría ser una observadora de otro planeta, tan inquieta y alerta que termina sabiendo más sobre nuestro propio mundo de lo que nosotros mismos sabemos”, escribió Anne Tyler sobre la novela debut de esta autora estadounidense. Tenía 29 años cuando publicó su primera novela. Corría el año 1963. De todos modos, la realidad se colaba en la ficción y ella, muy en el fondo, algo intuía.
Es la historia de un matrimonio pero también una aguda mirada sobre la historia de California. Muchos años después volvió a leer esa primera novela. Algo no le gustó. Lo escribió en su libro Where I Was From: dijo que era una obra de “falsa nostalgia” y la “construcción de un mito idílico de la vida rural californiana”. “No ha habido otro escritor estadounidense de la calidad de Joan Didion desde Nathanael West”, escribió John Leonard en The New York Times. Recién enpezaba.
Según venga el juego
Año 1970. Segunda novela. Una historia perturbadora, un clásico de la literatura norteamericana. Maria Wyeth es una actriz de treinta años que se limita a películas de tercera mientras vive a la sombra de su marido, un reconocido director de Hollywood. “Quizás tuviera todos los ases para ganar, pero ¿a qué jugaba?”, se pregunta la protagonista en medio de esa opresión que la reduce a ser un objeto sexual.
“Según venga el juego explora el lado oscuro del glamour californiano, denuncia la frivolidad y promiscuidad que se practica en las fiestas del ambiente adinerado del cine. Y sobre todo el machismo”, escribió Débora Vázquez, mientras que Inés Arteta subrayó que “es una novela para estómagos fuertes” y que “a esa incomodidad se le suma la sensación del peligro inminente”.
El año del pensamiento mágico
Didion siempre fue una maestra en el arte del relato autobiográfico. “Pese a su prestigio, su obra recién obtuvo alcance masivo con el libro El año del pensamiento mágico, registro minucioso y conmovedor del duelo y el enajenamiento provocados por la muerte de su marido”, escribió Hinde Pomeraniec. El libró salió en 2006 y fue escrito en ochenta días, luego de que, en 2003, sufriera la súbita muerte de su marido.
El inicio del libro es realmente conmovedor. La noche del 30 de diciembre de 2003 John Dunne —con el que llevaba cuarenta años casada— dejó de hablar. Ella preparada la ensalada de la cena. Lo miró, pensó que le estaba haciendo un chiste. Era un ataque al corazón. Fueron al hospital pero el destino parecía estar escrito. Horas más tarde volvía a su casa convertida en viuda.
Es, en definitiva, su respuesta a la muerte de su marido y a la severa enfermedad de su hija, Quintana. Puso el punto final en la víspera de Año Nuevo. Pero la muerte de su hija llegaría dos años después de la de su marido, a los 39 años. “La locura retrocede, pero ninguna caridad ocupa el espacio que deja libre”, escribe allí, y también: “Nuestros días estaban llenos del sonido de la voz del otro”.
Noches azules
Noches azules, publicado en 2011, es la muestra de cómo, poco a poco, fue puliendo su potencia para escribir desde la experiencia. “En la época en que lo empecé a escribir sorprendí a mi mente volviéndose cada vez más hacia la enfermedad, hacia la muerte de las promesas, el acortamiento de los días, lo inevitable del apagamiento, la muerte de la luz. Las noches azules son lo contrario de la muerte de la luz, pero al mismo tiempo son su premonición”, contó.
“Poco a poco se va haciendo claro tanto para el lector como para Didion que sus reminiscencias no son solo una elegía a Quintana [su hija], sino también un lamento por el paso del tiempo”, dijo Michiko Kakutami en The New York Timessobre este libro.
Sur y Oeste
Durante los años setenta, Didion estuvo de viaje por el sur de Estados Unidos. Fue en auto y recorrió cientos y cientos de kilómetros. Misisipi, Alabama y Luisiana junto a su marido, John Gregory Dunne. Entrevistó personalidades locales, cuyas preocupaciones por cuestiones de raza, clase y herencia daban cuenta de un país que “se ahogaba en su propio pasado”. Mientras tanto, anotaba, escribía.
Décadas después, cuando los editores leyeron esos cuadernos, le confesaron que resultaban casi proféticos a la luz de la actualidad norteamericana. Además, incluyeron las notas californianas de 1976, que empezaron como un encargo de Rolling Stone para cubrir el juicio contra Patty Hearst. Esta recopilación de esos textos inéditos se convirtió, casi sin quererlo, en una joya dentro de su enorme carrera literaria.
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