Al año cierra y todos los espacios expositivos ya presentaron sus propuestas. Este año, tras el cierre de 2020 y las lentas reaperturas, los museos apostaron por una mirada hacia sus acervos o pudieron sacar a la luz las muestras que estaban pautadas para el año pasado por diversos aniversarios.
La selección de este año recorre grandes proyectos curatoriales que desafiaron la lectura histórica, como también restrospectivas, exhibiciones centradas en momentos determinantes y otras que se centraron más en una lectura contemporánea, con la pandemia de por medio, y la primera muestra inmersiva.
El canon accidental: mujeres artistas en argentina (1890-1950), en el Museo Nacional de Bellas Artes
La muestra, que se presentó en marzo y estuvo abierta hasta finales de noviembre, cuando ocupó su lugar Dante x Alonso, puso a la luz la obra de 44 mujeres, entre reconocidas y olvidadas, que realizaron pinturas en la historia moderna del arte argentino y que, por distintas circunstancias, ocuparon o no un lugar en el canon historiográfico.
En ese sentido, reveló cómo la construcción de relatos patriarcales fue alejando del foco a la gran mayoría de ella, hasta llevarlas al ostracismo, a pesar de haber tenido una participación vital en los movimientos e incluso haber sido premiadas por sus trabajos.
El encuentro presentó más de 80 obras y muchísima documentación, como la historia del Retrato de María Amelia Sánchez, de Eugenia Belin Sarmiento, que fue encontrado por casualidad en un volquete de basura, y que sirve como hilo para entender cómo ese desconocimiento o negación deerminó que muchos de aquellos trabajos estén perdidos.
Entre otras artistas estuvieron: Raquel Forner, Léonie Matthis, Mariette Lydis, María Obligado, Emilia Bertolé, Julia Wernicke, Paulina Blinder, Eugenia Belín Sarmiento, Ana Weiss, Lía Correa Morales, María de las Mercedes Lacoste, Rosalía Soneira, Ludmila Feodorovna de Fioravanti, Hildara Pérez de Llansó y Josefa Díaz y Clucellas, entre muchas otras.
“La historia del arte, como todos los relatos sobre la cultura en general, coloca a las mujeres en un lugar marginal, en el lugar de las musas, las ayudantes. La idea de la muestra es ponerlas en primer plano, destacar todo lo que hicieron, su formación, las obras que expusieron y todo lo que implicó para ellas decidirse por una vida de artista”, había comentado Georgina Gluzman, doctora en Historia y Teoría de las Artes de la UBA y curadora de la muestra a Infobae Cultura .
Y agregó: Dentro de todas estas cosas que sucedieron en estas vidas, muchas de las cuales conocemos muy fragmentariamente, también está el lugar del fracaso. Muchas de ellas hicieron obras que luego se perdieron, que se arruinaron, que nunca pudieron vender o vendieron muchísimo más tarde. Tratamos de contar la dimensión de lo perdido, junto a la dimensión de lo logrado, siempre pensando que el fracaso es parte de la vida de cualquier persona y también es parte de la vida de las artistas en general. En ese sentido, no es una historia exitista de las mujeres y todo lo que lograron hacer, sino que también es una muestra que busca que los espectadores piensen en los sueños, en las cosas que quedaron a medio hacer, en los fracasos, en las ilusiones. Además, la selección de obra y de documentos, que ayuda a mostrar las carreras, el grado de visibilidad alcanzado, el modo en que buscaron que su obra circule, pone en crisis lo que creemos en torno a la historia del arte argentino”.
Rafael Barradas. Hombre flecha, en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires
Por motivos de la celebración de sus 20 años, el Malba presentó una exhibición compuesta por más de 130 obras -provenientes de la Colección del Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV), junto a préstamos de colecciones privadas y públicas de Montevideo y de Buenos Aires- y que abarca uno de los períodos más fructíferos en la producción del emblemático artista uruguayo, de 1913 a 1923.
“Es una muestra que hace énfasis en el recorte vanguardista de Barradas, desde que deja Montevideo y hace viajes por Milán y París para después, cuando inicia la Primera Guerra, se queda en el circuito español -Barcelona, Zaragoza, Madrid- hasta más o menos el año 23. Uno de los puntos importantes de su obra es que entre el ‘17 y ‘18 desarrolla este ismo propio, que es el vibracionismo, una fase histórica de las vanguardias, aunque él busca conceptualizarlo con un abordaje propio”, dijo María Amalia García, curadora en jefe del Malba, a Infobae Cultura.
Abierta hasta el 14 de febrero de 2022, Hombre flecha ingresa en ese momento histórico donde tras conocer el futurismo, el orfismo y el cubismo, que claramente afectaron su expresión en el lienzo, le permiten crear su pincelada peculiar, con abordaje cromático como temático.
La exposición también presenta una selección de obras de Joaquín Torres García, en diálogo con la producción de Barradas, para recrear el vínculo estrecho de estos dos referentes de la modernidad latinoamericana. En ese sentido, se reúnen tres obras de ambos artistas que formó parte de una puesta en las Galerías Layetanas de Barcelona en 1918.
“Barradas retrata la transición a la ciudad moderna, y los hombres y mujeres que la habitan, el movimiento de las masas, la metrópolis. Pinta la condición humana, hombres y mujeres que ven la transición a la ciudad moderna, movimientos de masas, el automóvil, la luz eléctrica, la música reproducida de forma mecánica. Hay quienes dicen que Barradas es futurista, modernista o cubista; pero Barradas es un pintor del presente, y eso es lo que hace que hoy tenga una vigencia total”, dijo . Enrique Aguerre, curador de la muestra y director del MNAV.
Alberto Greco, ¡qué grande sos!, en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires
Para los que lo habían olvidado o no lo sabían, Alberto Greco fue grande. Así lo autoaclamaba y en ese orden fue la muestra del Moderno que puede recorrerse hasta el 1° de febrero de 2022.
La propuesta gira en torno a alrededor de 100 piezas, que unen su pintura informalista y libros, con reconstrucciones de archivo y los “episodios ciegos”, que se distribuyen en tres núcleos temáticos: Viva el arte vivo, La pittura è finita y La orden de Greco. En cada uno de ellos, se enlazan diferentes momentos de su obra-vida que revelan al artista como un todo.
La exhibición, que cuenta con la curaduría de Marcelo Pacheco, María Amalia García y Javier Villa, toma su nombre de la instalación realizada en 1961 a partir de piezas gráficas en la esquina de Corrientes y Libertad, experiencia que documentó Sameer Makarius. En ese sentido, como cultor del arte vivo, con su Manifiesto de Vivo Dito, el registro fotográfico que se despliega en los dos niveles es espectacular, tanto por su rareza -como sucede con Cristo 63- y su despliegue -como en las experiencias en Piedralaves-, donde el tamaño y la puesta se acercan a la inmersión.
La muestra, que iba a realizarse en 2020, no solo se presenta como un homenaje a un artista que construyó su leyenda -y que la reconstruyó cambiando las historias-, sino también una oportunidad para ingresar a su vida sin literalidad, rompiendo con el orden cronológico, para tratar de acercarse así a una creatividad que se iba construyendo y a la vez retroalimentado de sus experiencias, convirtiendo a Alberto Greco en un grande por donde se lo mire.
La suite, en la Fundación Proa
Abierta entre julio y noviembre, la exhibición reunió una selección de obras y artistas pertenecientes a las colecciones FRAC (Fonds regional d’art contemporain – Fondos Regionales de Arte Contemporáneo de Francia) y estuvo curada por Sigismond de Vajay -artista, curador y editor- y Juan Sorrentino -artista sonorovisual.
La muestra tuvo una puesta coral y de tipo collage que incluyó fotografías, instalaciones, esculturas, videos, pintura, arte sonoro y piezas site-specific, a partir de las cuales se problematizó sobre esta época excepcional desde distintas perspectivas: tanto desde lo simbólico, lo referencial directo, como sobre el sistema de reproducción del arte y los nuevos desafíos.
Estuvo divida en 5 partes: Preludio, Pulso, Scherzo, Andante y Coda, referían tanto a una pieza musical como también podía ser interpretada desde la expresión francesa “comment vient la suite” (“qué va suceder”), en pos de la incertidumbre sobre el porvenir de los tiempos pandémicos, como de su ascepción de habitación.
En ese sentido, la propuesta de PROA indagó fue estableciendo diálogos en cada sala para conformar una mirada desde las partes y hacia un todo, que a la vez se complementaba con el siguiente espacio. También incorporó al debate la cuestión de la incorporeidad del arte, llevando a un nuevo nivel el debate sobre la pieza única, ya que muchas no viajaron por la imposibilidad de las fronteras cerradas y se construyeon in situ a partir de indicaciones y planos.
Panorama Cándido, en el Museo Nacional Histórico
La exhibición nació en el marco del aniversario de los 150 años del final de la Guerra de la Triple Alianza, en 2020, pero no se pudo hacer por la pandemia. Este impostergable permitió que además de los 32 cuadros de Cándido López se sumara una colección inmensa sobre la infame guerra: varios objetos y documentos, y sobre todos fotos, ya que fue el prime conflicto bélico que se fotografió en la historia de América del Sur.
Cándido López era un daguerrotipista y un artista cuando se unió a la guerra, donde perdió la mano mano en la Batalla de Curupaytí, pero reeducó su mano izquierda y pudo realizar los cuadros siguiendo los bocetos que había tomado durante el conflicto.
“Lo interesante es que, por un lado, su pintura sigue la lógica del siglo XIX de los combates impactantes, pero también pintó mucho sobre otros aspectos menos épicos de la vida militar: la vida en el campamento, las marchas de los ejércitos, los pequeños detalles de la vida diaria en una campaña. En general las batallas llevaban muy poco tiempo y el resto del tiempo se dedicaban a otras cosas, y me parece que incluso es lo más rico de su obra”, dijo Gabriel Di Meglio, director del museo, a Infobae, sobre el espacio que abrió en febrero y cerró en noviembre.
En ese sentido, las obras estuvieron agrupada en función de la vida en el campamento, por un lado, por otro los pasajes de ríos y los movimientos de tropas, y por otro lado los combates, además de una pared de varios cuadros que no encajaban en ninguna de esas categorías. “Cándido López es un artista fundamental para la historia del arte argentino y también para documentar la Guerra de la Triple Alianza”, dijo Di Meglio.
Neo Post, 50 años de pintura geométrica en la Argentina 1970-2020, en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires
Entre marzo y agosto, el espacio de San Telmo reunió obras de 80 artistas, en lo que fue un recorrido exhaustivo sobre la abstracción geométrica en el país.
Con la curaduría de Rodrigo Alonso, la exposición estuvo organizada en tres áreas: “Sistemas y geometría sensible” (1970-1980), “Geometría y ornamento” en los 90, y el período del siglo XXI caracterizado por “por su amplia diversidad”.
En ese sentido, se comenzaba con un “núcleo dedicado a la geometría ‘programada’, es decir, que sigue ciertas normas lógicas; luego un espacio dedicado a la ‘geometría sensible’, que es casi lo opuesto, una pintura basada en la subjetividad de los artistas, que no responde a una lógica en particular; y luego un núcleo dedicado a la relación entre geometría y ornamento, a una suerte de ‘geometría decorativa’ que tuvo su epicentro en la década de 1990; y finalmente un piso a la diversidad de la pintura geométrica contemporánea que pone de manifiesto su multiplicidad y vitalidad”, dijo Alonso.
Entre los trabajos que se exhiben hubo nombres como los de Alfredo Londaibere, Jorge Gumier Maier, Fabián Burgos, Pablo Siquier, Magdalena Jitrik, Maria Martorell, Silvia Gurfein, Marta Minujín, Amadeo Azar, Hilda Mans, Tulio de Sagastizábal, Amadeo Azar, Roberto Aizenberg, Pablo Sinai, y Mariela Scafati.
Después de Babel, en el Centro de Arte Contemporáneo Muntref
Desde abril se encuentra abierta esta muestra que a través de pinturas, fotografías, videos y textos invita a reflexionar sobre la traducción como herramienta política en el Río de la Plata en el edificio del ex Hotel de los Inmigrantes.
El proyecto de Bárbara Cassin, llevado a cabo por el equipo de Investigación y curaduría de Untref, creó un desafío estético y de sentido, donde se puso en comunidad a expresiones plásticas con textos. Así desde la de pintura, la escultura y la fotografía aparecen piezas de Antonio Berni, León Ferrari, Raquel Forner, Annemarie Heinrich, Léonie Matthis, Marta Minujín, Carlos Morel y Johan Moritz Rugendas, por solo nombrar a algunos, junto a textos de Domingo F. Sarmiento, Edgar Allan Poe, Eduardo Wilde, Enrique Pichón Riviére, Ezra Pound o historieta de Quino.
“La traducción es un hacer con las diferencias. Enseña formas de inventar y jugar con las dificultades para producir algo nuevo basado en la historia y la tradición, pero también en las singularidades y las historias individuales. Es quizá aquello que más precisamos en el mundo globalizado para saber cómo existir juntos, un aprendizaje de ciudadanía”, dijo la lingüista francesa Cassin.
En ese sentido, la exhibición se presenta como un movimiento cartográfico, una geografía nueva surgida del cruce entre documentos y producciones de artes visuales y que cobran una fuerza discursiva más allá de lo estético, alrededor de las problemáticas encontradas en la investigación.
Lumiere Photo, en la Fototeca Latinoamericana
En su último año como espacio físico y antes de convertirse en el primer museo de fotografía itinerante, FoLa presentó la primera muestra inmersiva del país, con más de 50 obras maestras proyectadas en la sala y con movimiento.
La proyección de estas instantáneas históricas e icónicas de paisajes de Argentina y Estados Unidos, en tamaño monumental, sobre las paredes de la sala totalmente a oscuras, tuvieron detalles animados, lo que llevaban a las capturas no solo a tomar vida, sino también trabajar sobre la cuestión del sentido.
Las fotografías que se observaron pertenecen al archivo fotográfico estadounidense FSA (Farm Security Administration, por sus siglas en inglés) y el argentino CIFHA (Centro de Investigación Fotográfico Histórico Argentino), creado por Alfredo Srur, de donde Gastón Deleau, diretor de FoLa y curador, seleccionó icónicas imágenes a las que sumó otras de Harry Grant Olds, que integran el segundo de los archivos.
La selección uncluyó grandes maestro de la fotografía como Dorothea Lange, Berenice Abbott, Russell Lee, John Vachon, Marion Post Wolcott y Walker Evans.
Esta selección de fotos en papel -tangibles- fueron entregadas a un estudio de nuestro país para que las animara para esta exposición inmersiva que desafía los límites de la percepción y que propuso un relato ecléctico de geografías disímiles y distantes, que estuvo disponible entre septiembre y noviembre.
El Centenario. Fellini en el mundo, en el Museo Nacional Decorativo
El 2020 era el centenario de Federico Fellini, el gran cineasta italiano director de clásicos eternos como La Dolce Vita, La Strada y Amarcord, pero llegó la pandemia y algunas actividades se fueron suspendiendo, entre ellas la muestra que este año estrenó el Decorativo y que reunió al público entre enero y noviembre.
La puesta, que ya se había exhibido en Roma, Moscú, Lituania, Albania, Eslovenia y Brasil, reveló piezas de vestuario de las películas, dibujos personales, diseño escenográfico, documentales con entrevistas, fotografías y afiches de la época. En sí, permitió el ingreso al mundo creativo de un director que estaba en todos los detalles y que era una gran usina de todo lo que grababa detrás de cámara.
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