Literatura brasileña: los autores detrás de un fenómeno que crece en el mercado

Cada vez son más las obras que se traducen, aunque no con la velocidad esperada, y también van ganando interés los programas de estudio centrados en su cultura

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Arriba: José Mauro de Vasconcelos - Clarice Lispector -  Jorge Amado. Abajo: Ana Cristina César, Ferréz, Carolina Maria de Jesus
Arriba: José Mauro de Vasconcelos - Clarice Lispector - Jorge Amado. Abajo: Ana Cristina César, Ferréz, Carolina Maria de Jesus

Con recetas probadas como Clarice Lispector y nuevos nombres la literatura brasileña –Santiago Tissot, Amilcar Bettega, José Falero, entre ellos– avanza en el mercado editorial argentino apoyada por cursos, charlas y seminarios pensados para darle difusión a la producción literaria del vecino país del cual no solo nos separan las fronteras geográficas sino también la diferencia lingüística.

Por un lado, académicos y editores coinciden en que la representación de la literatura de Brasil en los estantes de las librerías argentinas tiene notables ausencias y representaciones con traducciones deficientes, y mucha menor envergadura que best sellers como Mi planta de naranja lima, de José Mauro de Vasconcelos, o Doña Flor y sus dos maridos, de Jorge Amado. Sin embargo, señalan que algunos proyectos en marcha buscan llenar las lagunas y poner a disposición de los lectores no solo los clásicos sino también las nuevas plumas del país vecino.

Paralelamente, desde el ámbito académico, se multiplican los programas centrados en la literatura o, con mayor amplitud la cultura de Brasil, que funcionan a modo de ventanas para “espiar” y disfrutar lo que hacen escritores y artistas del otro lado de la frontera.

Clarice Lispector (EFE/ Acervo Clarice Lispector/Instituto Moreira Salles)
Clarice Lispector (EFE/ Acervo Clarice Lispector/Instituto Moreira Salles)

Las grandes voces del Brasil no siempre estuvieron al alcance de los lectores argentinos. Quienes han sido alumnos de la cátedra de Literatura Brasileña que se dicta desde hace más de cuatro décadas en la carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires recuerdan que los textos que se leían llegaban fotocopiados de libros que no se editaban en la Argentina o de traducciones que hacían los mismos docentes.

Hoy el titular de la materia es Gonzalo Aguilar, quien dirige, junto con su antecesora, Florencia Garramuño, la colección Vereda Brasil de la editorial Corregidor, que ya lleva publicados más de treinta títulos, desde Oswald de Andrade y Graciliano Ramos a autores más actuales, como Paulo Leminski, Ana Cristina César, Ferréz, Bernardo Carvalho o ahora Divorcio, de Ricardo Lísias.

Aguilar abre párrafo aparte con su principal tesoro: la obra de Clarice Lispector. “Estamos traduciendo todos sus libros, ya que la editorial adquirió sus derechos para los países latinoamericanos”, analiza el especialista, quien define a la autora de La hora de la estrella, que se lee en la cátedra desde sus inicios, como un “verdadero fenómeno de características mundiales”.

Paloma Jorge y Jorge Amado
Paloma Jorge y Jorge Amado

Sobre la presencia de otras voces del Brasil en los estantes argentinos, el editor y docente destaca la importancia que tiene el programa de la Biblioteca Nacional de Brasil para solventar traducciones de autores de ese origen. “Ese apoyo permitió que editoriales como Beatriz Viterbo, Cuenco de Plata, Adriana Hidalgo y muchas otras pudieran publicar libros de autores brasileños, por eso el panorama es mucho más alentador que cuando empezamos”, se esperanza el catedrático, y resalta las últimas novedades: “Hasta hay editoriales independientes como Griselda García (que publicó a Adélia Prado y Manoel de Barros) que están haciendo ediciones muy cuidadas, o las obra que se acaba de editar de Carolina Maria de Jesus (una escritora negra de la favela que tuvo su momento de éxito en los años sesenta) y que desde la cátedra tratamos de apoyar incluyendo sus libros”.

A la hora de definir qué le falta para armar en sus clases un panorama de la producción literaria del Brasil, Aguilar no duda: una buena traducción de Macunaima, de Mario De Andrade, la gran novela del modernismo en ese país. Pero también reclama por algunos poetas que en su momento fueron muy traducidos, como Carlos Drummond de Andrade, y actualmente no están en las librerías. “Eso también tiene que ver con una búsqueda de cosas para traducir que están en los márgenes, han sido invisibilizadas o entran en relación con el activismo actual. Me parece que es una movida muy interesante que tal vez tenga que ver con la lección de Clarice: leemos porque las narraciones, los poemas, la crítica son un modo de vida, un modo de pararse frente a lo que pasa actualmente y de trazar nuevas cartografías, lazos afectivos y otros mundos posibles”, analiza.

Joaquim Machado de Assis es considerado el introductor del Realismo en Brasil en 1881, con sus "Memórias Póstumas de Brás Cubas" (Foto: Télam)
Joaquim Machado de Assis es considerado el introductor del Realismo en Brasil en 1881, con sus "Memórias Póstumas de Brás Cubas" (Foto: Télam)

Angélica Kaston Ise también suele recorrer librerías y portales de venta online para encontrar textos para sus clases en la Diplomatura de Literatura Brasileña de la sede Reconquista de la Universidad Tecnológica Nacional. El curso se dicta en portugués, pero a partir de 2022 también tendrá una versión en español. “Tratamos de enfocar los principales autores desde el romanticismo a la actualidad. Leemos a Machado de Assis, a Chico Buarque y a autores más actuales, como Milton Hantum. Incluso dentro de lo que es literatura lusófona seleccioné escritores de Mozambique y Angola”, cuenta la especialista que nació en Curitiba, Brasil, pero llegó a la Argentina a los 13 años y se especializó en traducción literaria y enseñanza del portugués en la Universidad Nacional de Rosario.

“El problema son las traducciones. De Joao Guimaraes Rosa hay una muy buena del Gran Serton Veredas que hizo María Teresa Gramuglio y otra de La tercera orilla de Santiago Kovadloff, pero la que se hizo de las Primeras Historias pierde la magia del léxico y la sintaxis del autor”, se lamenta Kaston, a la vez que menciona dos ausencias en los textos traducidos al español: “La maravillosa Lygia Fagundes Telles, que es contemporánea de Clarice Lispector, y el escritor gaúcho João Simões Lopes Neto, que es casi un prócer en Rio Grande do Sul, pero desconocido fuera de allí”.

Desde el otro lado del mostrador, en la editorial Interzona en los últimos años publicaron tanto a autores clásicos como al máximo prócer de las letras brasileñas, Joaquim Machado de Assis (El alienista), así como también las voces rupturistas, como Douglas Diegues (Triple frontera dreams), quien vivió en la frontera entre Paraguay y Brasil y publicó Dá gusto andar desnudo por estas selvas: sonetos salvajes , considerado el primer libro de poemas en portuñol editado en el ámbito de la literatura hispanoamericana.

Carolina Maria de Jesus
Carolina Maria de Jesus

Triple frontera dreams es una de las puntas de lanza porque tiene el gancho del portuñol. En ese camino también editamos Mar paraguayo, de Wilson Bueno, que también tiene ese nexo entre el español y el portugués”, cuenta Luciano Páez, editor de Interzona, quien señala al idioma como una de las dificultades que encuentran los lectores para acceder a la literatura del país vecino.

“Con Brasil hay una barrera idiomática para la integración. Sucede que muchos libros nos llegan después de que tuvieron éxito en sus traducciones al inglés, en Estados Unidos o en Europa”, apunta y aclara que la Argentina cuenta con muy buenos traductores literarios del portugués y que él mismo se animó a traducir “Canoa canoa”, el cuento de Bueno que acompaña a Mar paraguayo.

Sobre los títulos que integran la oferta de traducciones del portugués Páez menciona la obra del portugués Gonzalo Tavares y los textos teóricos sobre el teatro del oprimido de Augusto Boal y el reciente Golpe en Punta Navajas y adelanta que como proyecto “quijotesco” que la editora trabaja en una traducción de Macunaima.

Pero además de los planes concretos, el editor volvió de la Feria de Sharjah en Emiratos Árabes con un gran proyecto: “Allí me encontré con editores brasileños a los que no había visto en la Feria de Frankfurt. Coinciden en la falta de contactos y decidimos empezar a trabajar juntos. Nosotros vamos a publicar dos o tres autores por año seleccionados por ellos y, a la vez, les vamos a seleccionar dos o tres autores argentinos para que ellos editen”, dice Páez.

El rapero Ferréz, quien creció en una favela de San Pablo, es el líder del movimiento de Literatura Marginal en Brasil (Foto: Télam)
El rapero Ferréz, quien creció en una favela de San Pablo, es el líder del movimiento de Literatura Marginal en Brasil (Foto: Télam)

Por su parte, la escritora argentina Marina Caamaño, que vive en Ilhabela en el Estado de Sao Paulo, se anima a compartir sus exploraciones en las librerías brasileñas y lo que nota que falta cuando recorre las argentinas: “A Clarice Lispector la empecé a leer antes de venir a vivir a Brasil, recomendada por amigos extranjeros. Nunca me animé a leerla en portugués ya que tenía miedo de perderme en la intensidad del idioma. En cambio el primer libro de Ana Paula Maia, que habla de una cultura muy carioca, tuve que leerlo en inglés y resultaba rarísimo que hablase de chachaza en otro idioma”.

Sobre sus hallazgos más recientes, la autora de Recuerdos de Mar del Plata y Gelatina tropical enumera a Santiago Tissot, un autor de Curitiba, y a los gauchos Amilcar Bettega, con Prosa pequeña y José Falero con Os Supridores, muy insertos en el lugar en el que viven, y Joao Gilberto Noll, con una escritura mucho más universal

En busca de nuevos textos para el próximo programa de sus clases, Aguilar reflexiona: “Con el gobierno de Jair Bolsonaro se produjo para nosotros un gran desafío que es por un lado mostrar la vitalidad de la cultura brasileña, la tradición antiautoritaria que se ve por ejemplo en el Tropicalismo (que siempre damos), y la situación catastrófica que atraviesa actualmente Brasil. No bajamos línea, pero sí mostramos el Brasil que nos atrajo y que nos apasiona y que no es, obviamente el actual”.

Fuente: Télam.

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