Premios Municipales: luces y sombras del polémico proyecto de ley que ya entró en la Legislatura porteña

Los prestigiosos galardones permanecieron casi nueve años paralizados. El gobierno porteño presentó el viernes un proyecto para actualizarlos y las organizaciones culturales lo rechazaron por “vulnerar derechos adquiridos”

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Legislatura porteña (Foto: archivo)
Legislatura porteña (Foto: archivo)

Como una bola de nieve que cae por la pendiente, imparable, haciéndose cada vez más grande, la ausencia de los Premios Municipales rodó y rodó durante ocho años. No se convocaban jurados ni se entregaban los galardones ni se actualizaban los montos. Cuando al fin descendió a tierra plana, esa bola de nieve era gigante, imponente, y arrasó con todo. A principios de este año, distintas asociaciones culturales se organizaron y visibilizaron el reclamo; el Gobierno porteño escuchó y prometió subsanar el problema ya longevo. Todo se fue encaminando poco a poco. El miércoles pasado, representantes de los artistas y de los trabajadores de la cultura fueron citados en la Casa de la Cultura, sobre la Avenida de Mayo del Microcentro porteño, por el ministro Enrique Avogadro. Dialogaron sobre el asunto, intercambiaron ideas, propusieron, discutieron, imaginaron. A la mañana siguiente, el gobierno local anunció la existencia del Proyecto Ley Concursos y Premios Anuales para modificar normas sustanciales de los Premios Nacionales y relanzarlos.

“El miércoles nos citaron —cuenta Raul Brambilla, presidente Consejo de Teatro de Argentores—; algunos cambios nos parecieron bien, otros para debatir y otros francamente inadmisibles. La idea era seguir debatiendo con todos los sectores involucrados. Nos sorprendió muchísimo que apareció el texto listo para ser tratado. Eso nos pareció particularmente irritante. Entendimos que el proyecto nos lo estaban comunicando, no pidiendo opiniones. Si el proyecto ya estaba listo nuestra opinión no tenía ninguna importancia”. “Tuvimos muchas reuniones con ellos muy gratas, muy amables, expresamos nuestros pareceres; tienen como una urgencia para que se aplique en 2022″, acota Alejandro Vaccaro, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). Débora Mundani, vocal de asuntos gremiales de la Unión Argentina de Escritoras y Escritores asegura que “esto habla de cómo gestiona la Ciudad de Buenos Aires: no podés juntarte con los actores involucrados en el área y no contarles que tenés un anteproyecto. Eso responde a una decisión de presentarlo sorpresiva e intempestivamente, no es una casualidad”.

Desde el Ministerio de Cultura porteño, sostienen que “era importante ordenar la conversación a partir de una propuesta concreta desde el gobierno”. Ayer se presentó en la Comisión de Cultura de la Legislatura porteña, el “espacio para la deliberación de interbloques”. El día 9 de diciembre se votará en el recinto donde el oficialismo tiene mayoría. Para María Rosa Lojo, que obtuvo el Segundo Premio Municipal de Poesía y el Primer Premio Municipal de Narrativa Eduardo Mallea y que forma parte de Artistas Premiados Argentinos (APA), “no se debería presentar algo que genera tanto rechazo. Deberían escuchar a todas las asociaciones. Quizás pase como un proyecto más de fin de año, pero para que se comprenda de qué trata tienen que escuchar a los entendidos en el tema, que son los artistas y sus representantes”.

Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires
Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires

Elementos positivos del proyecto de ley

En principio, la respuesta estatal fue bienvenida: hay un consenso generalizado que tiene puntos positivos. Uno es que los cuatro premios literarios —Poesía, Ensayo, Cuento y Novela— pasarán a ser anuales, dejando atrás el carácter bianual. Otro es que los montos se multiplicaron exponencialmente: el primer premio pasó de 70 mil pesos a 500 mil —además de la pensión vitalicia equivalente a dos jubilaciones mínimas: hoy, 57 mil—, el segundo a 200 mil y el tercero a 60 mil. Desde el gobierno porteño sostienen que, de aplicarse el ajuste por inflación a los 10 mil pesos originales del primer premio desde que empezó este galardón, habría que multiplicarlo por siete: 70 mil; sin embargo consideraron adecuado multiplicarlo por cincuenta. Otro punto importante es que las artes visuales pasará de cinco categorías a nueve: Pintura, Dibujo, Escultura, Instalación, Cerámica, Arte Textil, Fotografía, Videoarte y Videoinstalación y Artes Gráficas. Hoy hay 558 artistas que reciben una pensión vitalicia. El año que viene, con las entregas adeudas, la cifra ascenderá a 657 y el presupuesto destinado será de 450 millones, el cual se incrementará año a año.

Los cambios “inadmisibles”

“El proyecto tiene aspectos que son negativos realmente. Disminuyen premios: en la disciplina de Literatura hay dos que no se van a dar más”, dice María Rosa Lojo sobre el “Eduardo Mallea” y el “Ricardo Rojas”, dos “‘premios especiales” dirigidos a obras inéditas que, con la nueva ley, desaparecerían. “Hay cosas totalmente desacertadas”, dice Vaccaro, como la suba de la edad necesaria para recibir la pensión vitalicia. Hasta hoy, son cincuenta años: en el caso de tener menos, una vez cumplidos los cincuenta se comienza a percibir, pero pasarían a ser 60 para las mujeres y 65 para los hombres. “Un artista gana a los 30 y tiene que esperar 20 años para cobrarlo. Eso ya es inentendible: si es joven, ayudémoslo para que siga creando. Además viola principios de género, lo cual es inexplicable. Tiene que ser un estimulo que de una estabilidad económica, un dinero que ayude. Estamos de acuerdo, queremos que esto siga, pero no bajo este parámetro. Pensá que cuando llegan esos anhelados 60 o 65 años, es contradictorio, porque es como que la gente quisiera envejecer rápido”, agrega Vaccaro.

Además, la pensión vitalicia ya no será acumulable cuando el beneficiado cobra otra pensión, jubilación o ingreso. En el caso de percibir una jubilación del mismo monto —57 mil pesos—, el premio se suprimiría, y en caso de que sea menor, se cobra el porcentaje restante. “¿Qué se busca con esto? Licuar los premios. Vivimos en una época en que se ha regularizado bastante el sistema jubilatorio, la gente tiene bastante facilidad para acceder a la jubilación aunque no haya hecho los aportes; aportes que en realidad no hicieron las patronales”, sostiene Vaccaro. “Por un lado —reflexiona Débora Mundani—, está el descuento en el caso de que cobres una jubilación o pensión: lo que podría representar un plus, se te descuenta. Por otro lado, este es un premio estímulo a la creación, no tiene lógica que se eleve la edad a la de la jubilación mínima. La expectativa de vida creció, es cierto, pero ¿qué tienen que ver las jubilaciones que paga Anses o cajas provinciales con este premio que da la Ciudad? Si juntás estas dos variables, la única manera que puede leerse es en el achicamiento del presupuesto en Cultura”.

Débora Mundani de la Unión de Escritoras y Escritores (Foto: Lihue Althabe)
Débora Mundani de la Unión de Escritoras y Escritores (Foto: Lihue Althabe)

Raul Brambilla remarca que “se equipara este premio con una jubilación, que en realidad no tienen nada que ver. Es un razonamiento completamente inadmisible. Va contra el espíritu del premio”. Continúa Débora Mundani: “Una cosa es pensar una ley jubilatoria, que el Gobierno de la Ciudad la tiene, aunque muy pobre, pero no la propongas como el premio estímulo a la creación. Si hubiese voluntad política para sostener políticas culturales de largo plazo este no sería un problema económico porque significaría invertir en la producción cultural. La política es el arte de lo posible, entonces el grado de la imposibilidad hay que plantearlo en el marco en un tipo de paradigma político de acción cultural. Si el paradigma del gobierno de la Ciudad es tender a la espectacularización, a las cosas cortas de alto impacto, entonces apostar a largo plazo no es el objetivo. Pero un premio estímulo a la creación... eso se ve a lo largo del tiempo. Es muy lindo decir que lo ganaron Alfonsina Storni, Bioy Casares, Borges, por supuesto que es un orgullo, pero para llegar a esa instancia hay que apostar en la cultura y en la creación cultural.”

Otra cuestión: tras la muerte del beneficiario, hijos y cónyuges cobraban un porcentaje; con esta ley sólo lo percibirían hijos con discapacidad. Tampoco se cobraría si el artista se ausenta del país por más de dos años consecutivos o se radica en el exterior; se restituye a la vuelta. Desde el Ministerio de Cultura porteño, conducido por Enrique Avogadro, sostienen que las reformas propuestas buscan “garantizar la continuidad de los premios” con un “esquema sostenible”. Más allá de los números para su aprobación, sostiene Mundani, “la pregunta que hay que hacerse es cuál es la legitimidad de un proyecto como éste y en qué medida nos va a representar como comunidad de artistas un premio de esta envergadura”.

El espíritu de los Premios Municipales

“Es un problema de fondo: no es una jubilación para gente que no tiene un mejor recurso, es un premio”, sostiene Lojo. “En la literatura ya existe eso: se llama Proescritores. El jurado te lo da por tus méritos, no porque sos indigente o porque no tenés recursos. Insisto: es un premio a la creación para seguir creando. El subsidio vitalicio no debe ser concebido como una especie de pensión que te da el Estado porque sos una persona sin recursos. Es un premio a la excelencia. No es que te dan algo porque no tenés algo mejor. Es un premio a la excelencia y a un trabajo que ha llevado años. El primer premio, el vitalicio, se le da a una obra, no ocurre generalmente a alguien que recién empieza. Que sea mayor no tiene que ver con el concepto mismo de la premiación”, y agrega: “Los que lo ganamos, los que conozco, somos gente totalmente activa. Le estamos devolviendo a la sociedad lo que nos dio. Nadie se sentó en la inactividad, salvo que tenga alguna enfermedad, todos seguimos trabajando y produciendo. Es un premio a la creatividad, la idea es que lo uses para seguir creando”.

María Rosa Lojo de Artistas Premiados Argentinos (Foto: Télam)
María Rosa Lojo de Artistas Premiados Argentinos (Foto: Télam)

“No hubo en ningún momento una invitación a debatir la propuesta. Avogadro dice que este proyecto es un gran beneficio, una gran puesta al día de los premios, cuando en realidad fueron ellos mismos los que los frenaron. Parte de esa falta de predisposición al debate se debe a los que los artículos que están tocando representan una vulneración a los derechos de los trabajadores de la cultura. La modificación de una ordenanza o una ley tiene que promover mejoras, no es este el caso”, dice Débora Mundani y cita un ejemplo, el del Instituto Nacional del Libro Argentino, un proyecto que sigue cajoneado por el Ejecutivo Nacional, sin embargo “fue debatido y dialogado por autores, editores, traductores, todos. Bueno, se puede tardar mucho en generar un consenso para que efectivamente avance pero hay que abrir un diálogo. Si el gobierno porteño abre la mesa, nosotros estaremos ahí sentados para debatir y poder llegar a la mejor versión del proyecto para que se haga ley”.

El motivo por el cual “se vincula al premio a la jubilación”, afirma Alejandro Vaccaro es que “el subsidio que se entrega está fijado en dos jubilaciones mínimas, lo que es una referencia como cualquier otra, pero bien se podría actualizar por el índice de la construcción, por decir algo, pero no: acá el premio sube la edad. Es muy claro todo”. “Esperamos que se abra una instancia de diálogo verdadero —concluye Brambilla— para poder tratar todo estos temas. No sólo con Argentores, con todos los sectores incluidos. Es un premio muy, muy importante y muy prestigioso para la comunidad artística, por lo tanto todo lo que ocurra a su alrededor merece ser debatido”. Ayer, mientras se debatía en la Comisión de Cultura que tiene como presidente a Roy Cortina del Partido Socialista aliado al oficialismo porteño, las organizaciones culturales se manifestaron en la puerta de la Legislatura y convocaron a movilizarse el martes a las tres de la tarde desde el Ministerio de Cultura de la Ciudad al recinto.

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