Raras, como encendidas. Así son muchas de las mejores películas que se presentan en esta 36° edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Del calor del erotismo de los videos amateurs, a la lava volcánica que arrasó una de las islas Canarias y a la llamarada que no cesa de las brujas que persisten ancestralmente, así de encendidas. Y así de sorprendentes.
Hay dos secciones en este festival que concentran las obras que tienen búsquedas más radicales en sus estructuras narrativas o sus propuestas estéticas. Pero aquello que acá llamamos raro, tiene que ver con el contexto. ¿Cómo veríamos hoy una película de cine de autor de los años ‘60 o ‘70, que entonces era elegida por un público masivo? ¿Se verían acaso en el circuito comercial tradicional películas de Pasolini o Godard? ¿Qué pasaría incluso con las más arriesgadas de Federico Fellini? La consolidación de una manera tan estandarizada de producir relatos audiovisuales, fruto de la pérdida de diversidad del mercado mundial del cine y del crecimiento del modelo de producción asociado a plataformas globales, ha hecho que muchas películas en las que se asumen riesgos creativos puedan considerarse rarezas, o acaso perlas en un océano de estandarización visual.
Esta nota se propone hacer un recorrido por algunas películas a las que caracterizamos, algo arbitrariamente, como rarezas. Lejos está de ser una categoría en sí misma o una definición esencialista. En el arte nada debe ser considerado raro o extraño por sí. Por eso sumamos una de terror con toques punkies que participa de la competencia internacional; en esa clave punk, una animación brasileña que es parte de la competencia latinoamericana; cortos y largos de la sección más radical del festival, Estados Alterados; y una producción argentina realizada en el marco de la pandemia, una película que navega entre el policial negro, una de espías y un humor que surge de una situación a todas luces ridícula.
Esto no quiere decir que fuera de este panorama no haya grandes películas. Eso lo muestran notables películas más convencionales como las argentinas El perro que no calla, Piedra noche o Jesús López, la francesa Petite maman, la argentina-alemana Una mujer o la georgiana ¿Qué es lo que vemos cuando miramos al cielo?, por mencionar solo algunas películas destacadas.
Más allá de toda calificación, una de las más interesantes propuestas que se han presentado en Mar del Plata es la película del rumano Radu Jude, Sexo desafortunado o porno loco. Para muchos, incluso quien escribe, lo mejor visto en estos días. La primera situación que corre a la película de lo tradicional es que desde el comienzo contiene escenas de sexo explícito. Inicia la historia con una escena de porno casero, filmada por un matrimonio en su propia habitación. Inmediatamente, a través del uso de intertítulos y música de comedia, el director anuncia que lo que vendrá es un ensayo para una película popular. La referencia es una de las tantas humoradas del director.
Lo que sigue se divide en tres partes bien diferenciadas. La primera es una larga caminata de Emilia Cilibiu, docente, hacia la casa de la directora de su escuela. Ella es la protagonista del video porno del comienzo, que se filtró en las redes sociales y fue visto por alumnos y padres. Esa secuencia construye la ciudad que, como muchas en el mundo, parece perder identidad para sumarse a una identidad global capitalista. Vehículos, comercios con productos iguales a los de muchos otros lugares, shoppings con cadenas de comidas y salas de cine iguales a todas. Lo urbano global está allí contado. Esto no es inocente, Radu Jude arma de a poco una respuesta a la referencia de lo popular. Un lugar donde millones de nosotros podemos estar incluidos.
La segunda sección es una suerte de diccionario sobre definiciones, frases y hechos históricos que operan con un humor extremo sobre el sentido común. Las dictaduras, la religión, la sexualidad son miradas con acidez, haciendo evidente como se construye la subjetividad de esos mismos millones de las urbes globales.
Finalmente, en una escena de antología, presenta la reunión entre la docente, los directivos y las madres y los padres. El debate sobre lo público y lo privado, originado en la filtración del video íntimo es algo la mayoría no asume. Con una operación narrativa, una madre mostrando con su tablet a todos los presentes el video, deja claro que la noción de privacidad ha sido eliminada, y las redes son el gran escenario de la vida. Lo que sigue es una desopilante demostración de hipocresía, intolerancia y violencia simbólica, que escala hasta reconstruir las formas “populares” que adquieren los discursos de derecha en el mundo. El humor como herramienta crítica y la sexualidad expuesta en primer plano son claves para la feroz radicalidad de esta pequeña obra maestra.
Simplemente sangre
Hellbender, película de terror firmada por The Adams Family (John Adams, Toby Poser y la hija de ambos, Zelda) fue parte de competencia internacional. Aquí una madre y su hija viven en una casa dentro de un bosque al que no llega casi nadie. La hija no sale nunca de allí, su madre le ha dicho desde pequeña que ella tiene una enfermedad y no puede entrar en contacto con otras personas. Comen vegetales que juntan en el bosque y tienen un dúo de música punk. Ensayan en la casa, vestidas y pintadas como las mejores bandas. La madre tiene poderes mágicos, es lo tradicionalmente llamaríamos una bruja. El problema se desata cuando la hija se aleja de la casa y conoce a otros jóvenes. Allí sabrá que su problema no es una enfermedad, sino que ella también heredó esos poderes. ¿Qué hacía que la madre impidiera que su hija saliera al mundo? ¿Qué legado es el del poder demoníaco? ¿Se puede evitar la maldad cuando se es enviada del diablo? ¿Qué significado tiene la violencia?
Hellbender es una película clásica de terror y no tanto. Más que los sustos que pueda producir en el espectador, abre preguntas. También se intuyen algunas cuestiones que continúan la línea conservadora del terror de los ‘80 y ‘90. La diversión juvenil funciona como disparador del mal, las mujeres en su despertar descubren su condición de brujas e incluso parece legítima la actitud violenta de que quien es considerado diferente. Las lecturas también podrían derivarse a una mirada feminista sobre el poder. Las puertas de la percepción están abiertas. Pasen y vean.
Punk y sanguinario es Bob Cuspe, mítico personaje de cómics: un viejo que resiste, en medio de un mundo post apocalíptico, al ataque constante de un ejército de mini-Elton Johns mutantes. Envejecido él y su autor, el dibujante Angeli, dibujante cansado y entregado a la burguesa egolatría del autor otrora trasgresor, Bob Cuspe no acepta el destino final que le depara el lápiz de Angeli e irá en su búsqueda para enfrentarlo y gritar: “El punk no ha muerto”.
La película propone un escenario post punk –la presencia de los mutantes pop es una de las marcas del nuevo tiempo donde esa música gentil ataca de muerte a toda resistencia- y a la vez antiguo. En esta animación brasilera no hay necesariamente algo novedoso, pero los recursos técnicos, la plástica y la forma de animación, y la dialéctica entre el personaje y su creador, más la tensión entre dos tiempos de la historia marcados por la resistencia punk y el conformismo pop de la posmodernidad, funcionan con precisión. Nostalgia, realidad y universo fantástico, violencia y humor, música pop y la experiencia del punk conviven con inteligencia en “Bob Cuspe: no nos gusta la gente”. El cine brasileño sigue trayendo propuestas que se corren de las narrativas hegemónicas.
La nueva película de Nicanor Loreti (Diablo, Kriptonita) es un policial filmado en el marco de la pandemia. Con apenas 3 personajes y desarrollada en casi todo su metraje en un espacio abierto, Punto rojo es un policial negro definitivamente bizarro. El hermano del arquero de Arsenal y miembro de la barra brava de Racing, es secuestrado para extorsionar al jugador con el objetivo de ganar en las apuestas. El secuestrado se convierte en secuestrador, pero cae luego en una trama mayor que incluye servicios de información de las fuerzas armadas, traiciones y un video privado que pondría en peligro el equilibrio geopolítico mundial.
Atravesado por la lógica de la comedia de enredos, personajes perdedores que ignoran muchos secretos, y el constante cambio de perseguidores a perseguidos, la película construye en una enorme planicie abierta un espacio del que ninguno de los tres personajes puede salir. Esa construcción es clave para que el suspenso se mantenga vigente durante todo el desarrollo.
Viajes a través de la historia y las islas ibéricas
Tres películas completamente diversas tiene como escenario la península ibérica, entre las islas Canarias y Lisboa.
Eles transportan a Morte se propone una hipótesis a propósito de la carga trágica de muerte que partió con los viajes de Colón, una muerte implícita, un destino trágico. Sus realizadores Samuel Delgado y Helena Girón parecen proponer que si aquellos viajes hubieran sido frustrados o si nunca hubieran partido, millones de muertes no hubieran sido. Ni las de muchas mujeres violentadas, estigmatizadas y perseguidas, ni las de los millones de arrastrados a la muerte por los conquistadores en América. El sino trágico está cargado en aquellas velas a las que Cristóbal Colón, según profetiza la ficción, nunca hubiera renunciado. La película es una de las más arriesgadas en lo formal. Tres marineros escapan de las carabelas con el velamen de una de ellas, y esperan poder regresar a su tierra. Una mujer intenta salvar a su hermana de la muerte llevándola hasta la casa de una curandera. Ellos sobreimprimen su historia en las islas Canarias y son víctimas de la misma violencia. Esa que sigue luego su curso hacia nuestra América.
En una isla, también, es donde los realizadores Lois Patiño (gallego de Vigo) y Matías Piñeiro (argentino) buscan las huellas de Sycorax, el personaje invisible de la obra “La Tempestad” de William Shakespeare. Ella es una poderosa bruja, madre de Calibán. Este cortometraje resignifica un gesto central de ella, que encerró (¿o escondió?) durante 12 años a Ariel dentro de un árbol. ¿Ha sido solo una condena por desobedecerle o acaso ha sido una manera de resistir la invasión que sabía que llegaría a esa isla inexplorada? Patiño y Piñero buscan a sus personajes en la isla en el presente y de esa forma abren también la mirada sobre lo que ocurrió desde la llegada de Próspero, el conquistador, a aquel mundo virgen.
El habla gallega de ambas películas, así como la idea del viaje, nos llevan a nuestra última elección, No taxi do Jack. Portuguesa, esta película de Susana Nobre es una suerte de documental de reconstrucción. La primera escena muestra a la cámara en primer plano, indicando su carácter documental. Pero el relato que sigue es del propio Jack, Joaquim Veríssimo, un desocupado que deberá buscar en empresas privadas que le certifiquen que él busca trabajo sin éxito. De esa manera podrá acceder a la jubilación.
En ese recorrido relata su vida en EEUU, donde fue taxista. Esta historia aparece como un relato del presente. Jack, de jopo renegrido y campera de cuero negra, será en el presente protagonista de su pasado. Ficción, realidad, personajes marginales, una Lisboa absolutamente desangelada, viejas instalaciones fabriles y el sueño recuperar el trabajo de mecánico de aviones, parte de una historia perdida, son los elementos de esta interesantísima película. En esa mezcla de elementos y registros se reconstruye la historia de un hombre, Jack, aquel que alguna vez huyó de la dictadura para forjarse un futuro y regresar millonario, pero hoy mendiga sellos para conseguir una jubilación que le permita subsistir.
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