Como parte del programa de la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo del Sur (Bienalsur), nacida en el seno de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, la joven artista saudí Ahaad Alamoudi exhibe en el Centro Cultural Kirchner The green light (La luz verde), una videoinstalación centrada en las maneras en que la información circula y, a la vez, involucra a los sujetos de una sociedad.
“Me encanta que la obra esté y se pueda ver en la Argentina porque -aunque parezca un diálogo loco- yo creo que son dos culturas que se han enfrentado a la necesidad de entender distintos puntos de vista”, cuenta la artista, de solo 30 años, que creció entre Inglaterra y Arabia Saudita y que hoy vive y trabaja en Jeddah, la segunda ciudad más grande de su país, a orillas del mar Rojo.
Se graduó de la Universidad Dar Al Hekma en Jeddah con una licenciatura en Comunicación Visual en 2014 y terminó su maestría en grabado en el Royal College of Art en 2017.
The green light, que se podrá ver en el 5to piso del Centro Cultural Kirchner hasta el 10 de diciembre, forma parte de los veinte trabajos que presentará Bienalsur en diferentes etapas hasta febrero de 2022.
A través de una dinámica compleja de luces que se prenden a la par de la intermitencia de las voces de un coro de hombres que entonan una canción pop árabe, la artista plantea una letra que se repite una y otra vez: “No, no, no nos dejes, nosotros estuvimos siempre contigo/ No, no, no nos dejes, incluso si no estuviéramos contigo”.
Las inflexiones de la voz, la intensidad variable con la que se pronuncian algunas palabras o se cortan las frases se suman a las tomas de cámara y el mensaje cambia sutilmente aun cuando los hombres del coro sigan pronunciando la misma frase: “No, no, no nos dejes, nosotros estuvimos siempre contigo/ No, no, no nos dejes, incluso si no estuviéramos contigo”.
La directora artística de Bienalsur Diana Wechsler es, además, la curadora de la muestra de Alamoudi y advierte que “cada voz se identifica con una unidad que se construye y reconstruye a medida que la luz se enciende y se apaga”. Entonces, los mensajes quedan latentes y, en la medida que las luces se encienden, los mensajes vuelven a difundirse. “La obra genera una inmersión hipnótica que reenvía nuevamente a pensar uno de los temas complejos de nuestro presente a escala global referido a la información: las formas en que se transmiten los mensajes, se captura la atención y se busca modelar posiciones”, sostiene Wechsler.
Durante su visita a Buenos Aires, Alamoudi contó que su trabajo, que aborda la historia y su representación, tiene sin dudas la huella de una biografía repartida entre los dos países. Explicó, además, que su investigación sobre la etnografía reformadora de Arabia Saudita se plasma en instalaciones de fotografía, videos y grabados que apuntan a explorar las variaciones de la representación histórica de Arabia Saudita.
-¿Cuál es el mensaje que buscás transmitir con The green light?
-En determinado momento me di cuenta de que muchas de las preguntas que me interesaban giraban alrededor del concepto de luz. De dónde viene la relación entre la luz y la oscuridad y los objetos sobre los que recae la luz que, en el fondo, nos llaman a pensar dónde está la luz y dónde no ahora.
-¿Y dónde vislumbrás que está la luz hoy?
-Creo que mi trabajo me dio la percepción de que cada uno lleva consigo una suerte de luz. La fuente puede venir de distintos lugares: de la familia, de la sociedad, de la economía o incluso de uno mismo.
-¿Cómo elegiste las frases que repiten las voces?
-Me debatía entre un texto más largo y uno corto y simple. Y creo que The green light, como puesta en escena, es una obra muy sencilla. Entonces, me pareció que el mensaje tenía que ser breve y fácil de entender. Finalmente, me decidí por dos oraciones que se repiten a lo largo de todo el trabajo.
-The green light se exhibe ahora en Buenos Aires. ¿Qué sensaciones te provocó viajar para ser testigo de la inauguración?
-Es la primera vez que viajo a Buenos Aires gracias al ministerio de Cultura y Bienalsur. Estuve aprendiendo mucho sobre la cultura argentina y hay algo que me pareció interesante: encontré muchos puntos de contacto con la historia de mi país. Me encanta que la obra esté y se pueda ver en la Argentina porque -aunque parezca un diálogo loco- yo creo que son dos culturas que se han enfrentado a la necesidad de entender distintos puntos de vista.
-El cambio en el escenario social de Arabia Saudita es uno de tus grandes recursos de inspiración. ¿Qué encontrás ahí?
-En los últimos años, muchos ciudadanos saudíes pero también gente que llega del exterior para vivir en mi país para avanzar. Hay muchos cambios positivos para las mujeres, por supuesto que hablo desde mi punto de vista. Entonces, como mujer, siento que el panorama está cambiando mucho, que hay movimiento.
-Tu trabajo también trata sobre el encuentro entre el pasado y la historia contemporánea. ¿Qué encontrás en esa intersección?
-Creo que es fundamental entender de dónde venimos para saber a dónde vamos. Encontrar e indagar en la relación entre el pasado, el presente y el futuro es fundamental. Uso el folclore, la poesía y ciertas cuestiones culturales históricas que traigo al presente. Porque siento que siempre hay una puja entre la tradición y la modernidad. Me interesa estudiar y mirar mucho esa tensión.
-Mientras estudiabas, viviste un tiempo en Londres y otro en Arabia Saudita. ¿Cómo te cambió eso como artista?
-Hay en mí dos voces constantemente dialogando. Con los años, me voy dando cuenta de que mi trabajo es una reacción para entender el cambio. Creo que haber vivido en los dos países afectó el lenguaje visual que manejo y, a la vez, estar afuera me permitió tener un poco más de perspectiva.
Fuente: Télam
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