Hay que adentrarse en las calles de La Boca o por el Paseo de las Artes, a un costado de la autopista Buenos Aires-La Plata, para llegar hasta Arenas Studios, la nueva sede de arteba en esta edición 2021, que recaló muy cerca del puerto, en un barrio con tradición artística, acaso para soñar con una salida al exterior que en estos tiempos es limitada. Y todavía se debe recorrer un trecho más por dentro de la feria para alcanzar el sector de Factor Studio, donde se pueden encontrar las propuestas más nuevas en términos de galerías y artistas y algunas de las más interesantes a nivel obra, con trabajos que despliegan una variedad de recursos y materiales, en los que se inscribe el presente más inmediato a través de una mirada que alterna entre lo ingenuo y la reflexión de la propia práctica.
Por su ubicación, se trata del circuito más apartado de esta vieja usina donde alguna vez funcionó la Compañía Italo-Argentina de Electricidad, pero es también el más abierto para explorar por el modo en que están dispuestos los stands de las galerías, que en varios casos generaron sus propias estructuras y montaron con la ayuda de los mismos artistas que presentan. “El espacio apuesta a gente que no para de hacer proyectos muy a pulmón y muy autogestionados, para la fundación arteba es fundamental crear estas secciones para ayudar a sostener esos espacios y comprometerse con la posibilidad de que sigan con una tarea que vienen practicando desde siempre”, le dice a Infobae Cultura Alejandra Aguado, curadora de este sector en la edición pasada, cuando había cambiado su nombre (por entonces se llamó Utopia), y que este año es parte del comité encargado de seleccionar las galerías y proyectos.
Factor es en buena medida una continuación de lo que hasta 2018 fue Barrio Joven y que ya desde 2019 la fundación intentó adaptar a las necesidades reales de las galerías más pequeñas que componen este segmento. Es un área de la feria que siempre promovió a artistas menos establecidos pero que, en palabras de Aguado, “necesita ir cambiando sus reglas y abrirse a los muy distintos formatos a partir de los cuales los artistas y los sectores del arte se organizan para difundir la práctica que ellos exhiben y para comercializarla”.
En paralelo, este año el Premio en Obra que se entrega durante el evento se definió entre los participantes de Factor. Con una recaudación histórica por el 30° aniversario de arteba, el jurado distinguió este jueves a cuatro artistas y tres galerías. El gran premio fue para El Mirador, un espacio que supo renovarse bajo la dirección artística de Joaquín Barrera y del que se valoró especialmente la gestión y el trabajo realizado en la formación de artistas y la coherencia de su propuesta. El jurado también reconoció a Trinidad Metz Brea, artista de la galería, por su conjunto de piezas de plástico y bronce conocido como La Motherboard, entre las que destaca un mural de relieves modelado e impreso en 3D.
Varios de los espacios participantes no tienen una sede física, sino que materializan muestras, ferias y proyectos diversos, como es el caso de La arte, que visibiliza la obra de artistas que residen en Salta con la intención de ir instalando esos trabajos con una perspectiva nacional y a veces internacional. “Somos de Salta y estamos más cerca de otra zona de Latinoamérica que de capital”, dice Soledad Dahbar, directora y artista de la galería, quien destaca una estética común entre los artistas que representa, basada en la presencia de materiales, técnicas y espacialidades características de la región. Su stand presenta obras de Dahbar, Florencia Blanco y de Soledad Sánchez Goldar, quien se llevó este jueves uno de los Premios en Obra que otorga la fundación arteba por Escrituras, unos bordados negros sobre tela negra que abordan la memoria y el olvido con una superposición barroca de texturas y de textos.
Otra propuesta federal es la que trae Intemperie, un colectivo itinerante que genera experiencias de sitio específico, tanto en el espacio público como en locaciones no convencionales, con intervenciones efímeras y escenas virtuales que acompañan los procesos de obra. Sin traicionar el nombre que los identifica, están realizando un popup al frente del Arenas Studio bajo la autopista, con los artistas Gisella Mailen Scotta, Damián Linossi, Franco Basualdo y Francisco Vázquez Murillo, y puertas adentro armaron un conjunto primitivista que reúne piezas geométricas de Alejandra Mizrahi, hechas con herrería y textiles, al lado de otras de Linossi y Vázquez Murillo, que irguió unos troncos de acacias negras, moras y fresnos, especies invasoras que asoman en su jardín de Escobar cerca del río.
Luego de casi dos años sin feria presencial, la necesidad de mostrar y de vender es palpable en el número de galerías que participan en esta edición –son dieciocho–, apenas superior al de la última vez, pero mayor en términos de intervención local y obras. Cambiaron algunas reglas para los stands, con la idea de ampliar el público y seguir generando un nuevo coleccionismo a través de una producción con valores más accesibles, dada la trayectoria reciente de muchos de estos artistas. Aunque hay algunos proyectos más consolidados como el de Isla Flotante, que en esta oportunidad participa con un solo show de Luiz Roque, un videasta brasileño con proyección internacional, también las galerías tienen un camino que recién comienzan a andar. Algunas incursionan por primera vez en la feria, como Grasa, que inauguró su sala de exhibición el año pasado, en un garage de Chacarita, como alternativa al cierre que impuso la pandemia.
La visibilidad que otorga arteba en estos casos es tan importante como las ventas. “Llegás a públicos a los que en algún momento hubieras llegado pero muchísimo más lento, tiene esa aceleración de ponerte más rápido en el mapa y en la boca de la gente”, dice Lucía Evangelista, directora de Moria Galería, que debutó en este espacio en la edición anterior y desde entonces estrenó una locación más amplia en Villa Crespo y fue invitada el mes pasado al foco latinoamericano de la feria Swab de Barcelona. “A partir de nuestra participación en 2019 la gente ya sabe que existimos, se tradujo en visitas y compras y en una curiosidad por saber qué muestras inauguramos”, agrega la galerista, quien destaca además la importancia de las visitas guiadas que se dan en el marco de la feria en términos de ventas y reconocimiento.
En esta oportunidad, Moria seleccionó obras de Rocío Englender, Mauro Agustín Cruz y Laura Ojeda Bär, tres artistas que se encuentran en momentos diferentes de sus carreras, con la idea de ofrecer un arco de precios de obras más baratas hasta un poco más caras, pero también siguiendo un eje curatorial que une estos trabajos a partir de un rasgo fantasmal en común. Los tres utilizan cánones de la historia del arte como el collage, la autorrepresentación y el paisaje, pero con la certeza de que el mundo que construyó el legado de la modernidad ya quedó atrás y solo es posible rescatar lo necesario bajo formas amistosas. El afianzamiento de los lazos afectivos que surgen de las redes que sostienen estos espacios es una misión de la feria, según Aguado, y una de las políticas de Moria, que se define como un punto de encuentro para las artes visuales.
Evangelista considera a la generación de artistas de su galería como una bisagra entre lo analógico y lo digital, una tensión que atraviesa la serie “¿Qué Laura sos hoy?” de Ojeda Bär, premiada el jueves por arteba. “Es un políptico que surgió a partir de estados emocionales subjetivos en cruce con filtros digitales”, le explica la artista a Infobae Cultura, acerca de su operación con las selfies en los nueve autorretratos que cuelgan de la pared lila del stand. Esta interferencia de formatos también se aprecia en la serie “Cuando caen las paredes” de Elisa O’Farrell, otra de las premiadas. La pintora y grabadora compuso alrededor de 90 dípticos –de los cuales se pueden ver solo algunos en el stand de Atocha– inspirados en la pintura de género del siglo XVII y trabajados a partir de historias de Instagram. Son óleos sobre telas plegadas como libros en los que contrasta la pintura de una realidad exterior en llamas con el reposo cotidiano en interiores que caracterizó a los primeros meses de cuarentena el año pasado. La pandemia también atraviesa indefectiblemente una buena parte de la producción que se exhibe en este sector.
Si bien Factor muestra principalmente una propuesta de arte joven, hay excepciones. Es por ejemplo el caso de la galería PM, que desde hace meses viene planteando un cruce intergeneracional en su nuevo local de Retiro, dentro de lo que fue la zona de la vanguardia, con distintas muestras que combinan nombres de larga trayectoria como Miguel Harte, Felipe Pino y Gustavo Marrone con los de una camada muy joven, en la que se cuentan Bart Network y Enzo Luciano. Su primera aparición en arteba fue financiada por los 24 artistas que conforman el proyecto, quienes pagaron entre todos el stand y montaron “una suerte de feria persa” –describe Nicolás Domínguez Nacif, uno de los gestores– que llama la atención de los visitantes con su ornamentación plateada y la cantidad de piezas que colgaron. “No es una bienal ni un museo, es una feria, así que trajimos un montón de obra para vender”, dice sin vueltas Domínguez Nacif.
Si bien la feria está abierta a la participación de galerías de afuera, el contexto reciente no favoreció la postulación de espacios del exterior. “Estamos todavía en un estado de mucha imprevisión que no brinda un panorama fácil para la planificación de un viaje, con todo lo que implica viajar con obras”, le dice Alejandra Aguado a Infobae Cultura. Son solo dos galerías de afuera las que participan de esta edición: +arte, de Quito, Ecuador, y NVS, autogestionada por un grupo de artistas argentinos con sede en Lisboa.
“Las ferias han sido la plataforma de la cual nos hemos anclado para acceder a un público nuevo y a un mercado fuera del Ecuador. Arteba es una feria referente en Latinoamérica y su trayectoria y reconocimiento nos han motivado a querer ser parte de esta edición. Su solidez al mismo tiempo permite corroborar el planteamiento de +arte como un espacio sólido dentro de nuestra propia escena nacional”, dice Gabriela Moyano, directora de la galería ecuatoriana. La propuesta que prepararon dentro de Factor, según define Moyano, “busca a través de diversos medios –la mancha, el collage, el dibujo, el texto, el scribble, el video y el sonido– revelar procesos performáticos y mentales introspectivos de los artistas”.
NVS, fundada en Lisboa el año pasado con la necesidad de expandir los horizontes, llega a arteba luego de presentarse en la feria Swab de Barcelona y Art-O-Rama, en Marsella. “Poder habitar otros mercados es muy interesante para ver particularidades de las obras y narrativas que pasan desapercibidas dentro del contexto donde nacieron. A veces es difícil poder tomar distancia con el trabajo propio en el lugar de donde sos”, dice Laura Ojeda Bär, quien integra este colectivo. A pesar de que Buenos Aires está lejos geográficamente de otros circuitos de arte contemporáneo, para NVS es importante participar localmente. “Arteba aporta el fortalecimiento de una escena local que es de primera necesidad para que se siga produciendo obras y proyectos interesantes”, valora la artista, y señala que sin circulación y público local es imposible pensar en un “afuera”.
*arteba, en Arenas Studios, Av. Don Pedro de Mendoza 965, La Boca. De viernes a domingos, de 12:00 a 20:00. Entrada general: $600. Estudiantes y jubilados: $300. Click aquí para hacer su reserva
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