“Manos a las obras”: arte y euforia en la inauguración de una muestra por los 20 años de la Galería Maman

Con curaduría de Patricia Pacino, la exposición reúne piezas de artistas como Alicia Penalba, Nora Iniesta, Marcia Schvartz, Mónica Van Asperen, Mónica Millán y Bárbara Diez. Crónica de una noche (casi) sin barbijos

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Bárbara Diez y Fabián Medina Flores (Foto: Gustavo Gavotti)
Bárbara Diez y Fabián Medina Flores (Foto: Gustavo Gavotti)

“Euforia, lo que veo acá es euforia”, dice Mónica Millán en la vereda de la Galería Maman junto a unos sillones rosa pálido donde personajes inverosímiles ríen, toman champagne, conversan a los gritos. Con el frente completamente vidriado, las obras de la muestra que hoy inaugura parecen iluminar la calle. Estamos en Avenida Libertador al 2400. Buenos Aires subió la temperatura: pasa gente corriendo, ciclistas, parejas paseando en bermuda. Las vísperas del verano. “En el encierro que hubo, la mayoría de los artistas hemos producido de una manera brutal. ¿Y qué hacés durante un largo tiempo de encierro? O producís o te deprimís. No hubo teléfonos, no hubo mails, no hubo que salir a ver muestras. Fue un encierro para producir. Y eso hoy explota, ahora”, agrega Millán, una de las diez mujeres que exponen.

La ocasión, el contexto, son los veinte años de la Galería Maman Fine Art. Comenzó en 2001, plena crisis, argentinazo. “Este año, además de cumplir veinte con esta galería, cumplo 45 en el mercado del arte. Y esta galería es la culminación de ese proceso que empezó hace 45 años, que tuvo dos galerías anteriormente, una en el año 83 y otra en el 88″. El que habla ahora, de traje a cuadros azules, dueño de todo esto, es Daniel Maman: marchand, galerista, empresario, distribuidor de arte, entre otros etcéteras. “Acá hemos hecho muestras impresionantes, presentaciones increíbles y forma parte de la pasión que yo tengo por el mundo del arte cuando elegí como forma de vida trabajar y vivir de lo que amo que es el arte”, agrega.

"Ojo de agua", de Marcia Schvartz (Foto: Gustavo Gavotti)
"Ojo de agua", de Marcia Schvartz (Foto: Gustavo Gavotti)

El título de la muestra es Manos a las obras: 10 artistas y, efectivamente, diez artistas mujeres exponen sus piezas en un diálogo que parece estar en la acentuación de los colores, pero sobre todo en la materialidad de las obras, en sus texturas. Ellas son Alicia Penalba, Catalina Chervin, Nora Iniesta, Marcia Schvartz, Nushi Muntaabski, Karina El Azem, Mónica Van Asperen, Mónica Millán, Cynthia Cohen y Bárbara Diez. La curaduría estuvo a cargo de Patricia Pacino, quien además es pareja de Maman desde hace cuatro décadas. “El clima que se vive acá es muy festivo, muy lúdico pero también muy conceptual: es un arte que dice cosas, que tiene un discurso fuerte, potente, poderoso”, comienza diciendo, iluminada por las instalaciones lumínicas de Mónica Van Asperen.

“Las artistas pasaron mucho tiempo sin exponer, sin mostrar sus obras, por eso para nosotros también fue una manera de volver con toda la fuerza de todas las muestras en estos veinte años: desde Molina Campos hasta Pablo Suárez, muestras que dieron mucho que hablar. Y ésta, para los veinte años, es un broche perfecto, sobre todo porque la gente necesitaba este espíritu de fiesta, de color, de juego, de atreverse. Son mujeres que tienen una gran osadía, una gran libertad. Con muchos procedimientos que vienen de la artesanía como venecita o la mostacilla, la técnica del vidrio templado, el collage, todos estos materiales ellas los reformulan para hacer obras originales e innovadoras”, sostiene Pacino.

Bárbara Diez, Mónica Millán, Karina El Azem, Daniel Maman, Nora Iniesta y Patricia Pacino (Foto: Gustavo Gavotti)
Bárbara Diez, Mónica Millán, Karina El Azem, Daniel Maman, Nora Iniesta y Patricia Pacino (Foto: Gustavo Gavotti)

En un rincón de la galería, una pequeña multitud se renueva y se mantiene. Bárbara Diez, con sus collages detrás, es el centro de esa órbita. Familiares, famosos, amistades, fotógrafos, incluso fans ocasionales, todos le piden fotos y quieren charlar. Conocida wedding planner y ex pareja del jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Todo empezó durante la pandemia. Un hobby, un entretenimiento, una obsesión. Hizo 170 en total. “Empecé y ya no pude dejar”, y mientras conversa con Infobae Cultura ya hay algunas personas alrededor que la quieren saludar. Una tarde, Daniel Maman la visitó y vio su comedor con obras “del piso al techo”. Miró un poco y le dijo que tenía que exponer todo eso. “Quiero que vean la luz”, fueron las palabras exactas del galerista.

“Estoy muy feliz”, dice y sonríe. “Sobre todo por poder canalizar mi creatividad en este año de encierro para todos”, y vuelve a sonreír. Sus obras son varias, están juntas, casi pegadas, formando una especie de mosaico de cuadros. “A mí me gusta decir que lo que hago es un guiño de collage”, dice. Efectivamente, lo que se ven son pequeños guiños que resignifican la obra original sin ocultarla. Por ejemplo, sobre una réplica de El grito de Edvard Munch aparece un minion tocando una guitarra eléctrica y en El descamisado gigante arrasa un campo de soja de Daniel Santoro, el protagonista de la obra tiene unos pantalones anchos con brillos y unos zapatos con plataformas como si estuviera bailando música disco. “Me siento muy honrada de estar acá”, concluye.

"Réquiem para un plumero" de Nora Iniesta (Foto: Gustavo Gavotti)
"Réquiem para un plumero" de Nora Iniesta (Foto: Gustavo Gavotti)

Al ingresar a la galería, a la izquierda, Ojo de agua de Marcia Schvartz. “No es un retrato. Es el rostro de una mujer con rasgos distorsionados, bien expresivos. Esa mujer tiene toda la connotación de estar muy atravesada por la tierra; ves vegetación, ves que toma agua, es como si fuera la Pachamama. Marcia Schvartz tiene una fuerza muy expresiva y muy brutal”, cuenta Patricia Pacino, cuya búsqueda es generar estos “núcleos temáticos”. “Por ejemplo, Karina El Azem trabaja la mostacilla, algo muy artesanal, y luego pasa a la digitalización. Entonces estamos con el tema de lo real en el arte y la idea de la copia y el simulacro; y su obra es muy conceptual. Está al lado de Nushi Muntaabski que trabaja la venecita, el objeto, y no tiene nada que ver con lo conceptual sino con el goce sensual de la pieza”.

Manguera de Muntaabski, dice Pacino, “tiene un guiño, porque es una manguera hecha con venecitas. Parece una joya, y además de ser bella es útil, porque la manguera es útil, pero el arte no. Ella juega con esas categorías que tiene que ver con lo bello y lo útil que el arte contemporáneo niega, porque vendría a ser cursi, pero ella lo reformula de tal manera que cierra un discurso que tiene la posibilidad de ser conceptual y discutir qué es el arte”. Luego mira la obra de Diez y plantea que “todas tiene sus hilos comunicantes”: “El collage lo inventó Picasso pero el dadaísmo lo llevó al límite. El collage es asociar imágenes totalmente distintas y provocar sentidos. Esta es una técnica que sirve para la crítica, la social por ejemplo, y además interviene mucho el humor”.

Obras de Mónica Van Asperen (Foto: Gustavo Gavotti)
Obras de Mónica Van Asperen (Foto: Gustavo Gavotti)

Mónica Millán nació en Misiones y con la explosión de la peste decidió volver al nido. “Mi pandemia fue particular”, dice. “Yo la pasé al aire libre, en un lugar con mucho espacio. No viví encerrada. Por eso noto que para Buenos Aires es muy importante esto. Siento que hay una euforia”. Sobre la variedad de artistas y de estilos, reflexiona: “A veces se cree que el diálogo es por similitud, pero a veces el diálogo es por diferencia. A mí me parece que eso es lo rico: la gran diferencia que hay. Una obra mía está en frente de la de Marcia y hay cosas que tienen como un contraste y eso es lo que genera el diálogo. La veo a Mónica Van Asperen, me encantan sus esculturas, es neta, es bellísima, tiene una belleza impresionante. Hay muchas obras bellas, fuertes, contundentes de mujeres”.

Obra de Cynthia Cohen (Foto: Gustavo Gavotti)
Obra de Cynthia Cohen (Foto: Gustavo Gavotti)

Réquiem para un plumero de Nora Iniesta es otra de esas obras descollantes. Creada en 1987, alguna vez dijo la artista que evidenciaba el “fin del rol esclavo-doméstico de la mujer”. Se hizo para una muestra del Día de la Mujer. Es el ataúd de un plumero —se lo ve desde el vidrio— y sobre él, una cala. Para Pacino, “tiene el gesto duchampeano; una manera muy simlplista donde está la apropiación del plumero, el concepto y la ironía”. “Es una obra que anticipa todo lo que después ella hará”, agrega. No es la única obra de Iniesta que dispuso varias con sus miniaturas o con sus clásicos colores celeste y blanco, dándole un tono nacional, por un lado, e infantil, por otro, como si estuviéramos en la escuela, en una fecha patria: colores de una infancia que también fue feliz.

Cuando estaban montando la muestra, cuando la Galería Maman era un espacio vacío lleno de cajas embaladas, uno de los iluminadores se detuvo en Réquiem para un plumero. “Es el sable de San Martín”, dijo en voz alta. Patricia Pacino lo escuchó y se sonrió. “Polisemancia”, dice ahora: “Significa en distintos contextos. Elementos muy caseros, muy de la vida cotidiana, que se reformulan para ofrecer otro significado, que vos tengas otra idea de la obra, del arte y que te mande a mundos que vos ya tenés interiormente, que despiertan lo que vos ya tenés como aprendizaje, como background, como experiencia. La obra te ilumina y te manda a un lugar que vos solo sabés. Por eso el receptor también hace su propia historia de la obra. Importa lo que quiere decir el artista pero también es muy importante el espectador”.

Enrique Avogadro (Foto: Gustavo Gavotti)
Enrique Avogadro (Foto: Gustavo Gavotti)

En un hueco de la agenda gubernamental, llega Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la Ciudad. Después de recorrer la muestra, intercambia algunas palabras con Infobae Cultura. “Esto significa recuperar algo que tiene mucho que ver con Buenos Aires: la cultura celebrada en la calle”. A unos metros, la bicicleta con la que llegó a la muestra yace atada a un cantero; Avogadro la vigila con la mirada. “El sábado vamos a celebrar la Noche de los Museos, un evento masivo. Venimos de la Noche de las Librerías el sábado pasado. El domingo lanzamos la Semana del Arte que va a acompañar una nueva edición de ArteBA, que se hace en el Distrito de las Artes, en La Boca, con una enorme cantidad de galerías participando. En nuestro caso, la Semana del Arte tiene toda una intervención de artistas en el espacio público”.

“Esta muestra es de alguna manera recuperar la forma que tiene Buenos Aires de vivir la cultura: en la calle, en contacto, celebrando. Y además rescatar el lugar de Maman, un pionero absoluto, una persona que se hizo muy de abajo. Es un tipo que inventa mundos. Si no le gusta el mundo que encuentra, se lo inventa, y yo creo que eso es muy valioso. Muchos artistas reconocidos tuvieron su oportunidad en la galería de Daniel, y eso es algo que yo valoro mucho”, agrega el ministro. Minutos antes, Maman destacó el regreso del público a las muestras: “Estoy súper contento porque la galería siempre convocó mucha gente y hoy esa gente vuelvo. Para mí lo más importante es esto: fiesta, felicidad, que la gente disfrute de ver arte y que ojalá puedan comprarlas para ayudar a los artistas”.

Bárbara Diez (Foto: Gustavo Gavotti)
Bárbara Diez (Foto: Gustavo Gavotti)

Desde el patio hasta la vereda, la gente iba a y venía con las copas de champagne en la mano mientras se sacaba selfie con las obras de fondo. Había famosos, Gabriel Oliveri y Fabián Medina Flores son apenas dos. También artistas invitados, como Benito Laren, que lucía unos Ray-Ban rojos y camisa de colores. Entre los personajes inverosímiles, Jorge Porcel Jr. con una cámara de fotos colgada al cuello. Afuera, en la vereda, sobre los sillones rosa pálido, se sigue conversando a los gritos mientras que la Avenida Libertador parece un mar. Con el frente completamente vidriado, las obras no dejan de iluminar la calle. Runners y bikers no pueden evitar girar la cabeza para ver qué hay adentro. Hace calor, un calor inédito. Son las vísperas del verano.

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