En números, fueron cinco días lo que duró la edición 13 del Filba —del 20 al 24 de octubre—, hubo 34 invitados internacionales y 64 nacionales, más de 70 actividades online y presenciales, más de 60 horas de actividades online, un total exacto de 26.144 visualizaciones y un promedio de 2.500 personas en las charlas no virtuales.
Lo dijo Amalia Sanz, la directora del festival: “La hibridez es el camino”. Si bien destacó la atmósfera que se notaban en las charlas y conferencias prepandemias, “la virtualidad te abre el acceso, no sólo a muchas más invitaciones, sino también a públicos de latitudes diversas”. En ese sentido, Filba 2021 puede leerse como la consolidación del esquema mixto en los festivales literarios.
La encargada de abrir, fue Ida Vitale. “Podríamos decir que la obra de arte nace siempre por cesárea”, dijo la poeta uruguaya y Premio Cervantes, y agregó: “El poema es la interrupción noble de un silencio”. Ese mismo día, el miércoles, María Negroni y Eduardo Halfon protagonizaron una charla sobre la autoficción y la memoria, sus propias experiencias, la escritura y cómo eso se relaciona con la distancia y la ansiedad contemporánea, en un ameno diálogo con Hinde Pomeraniec.
Al día siguiente sobresalió el diálogo por YouTube titulado “Ansiedad” entre Fernanda García Lao, Daniel Link y Juan José Becerra con moderación de Ana Prieto. Una de las actividades más esperadas del festival fue el encuentro entre Elena Poniatowska y Margo Glantz, dos escritoras insignia del campo intelectual latinoamericano —ambas orillando los 90 años— que expusieron su sabiduría con moderación de Diego Zúñiga. “Somos dos sobrevivientes de una generación, una especie de joyas arqueológicas”, dijo la autora de Zona de derrumbe, y su compañera estuvo totalmente de acuerdo.
También se destacaron varias entrevistas: María Sonia Cristoff a Rachel Cusk, la autora canadiense que vive y trabaja en el Reino Unido y que, luego de una larga trayectoria como novelista de comedias negras, dio un giro hacia una escritura autobiográfica; Martín Felipe Castagnet a la escritora japonesa Minae Mizumura, quien se encuentra atravesada por historias familiares y los universos femeninos, además de un fino y delicado trabajo con el lenguaje; Betina González a Lydia Davis, una de las cuentistas contemporáneas más importantes de la actualidad.
También tyuvieron repercusión la clase magistral a cargo de la escritora y editora argentina María Emilia López titulada “Culturas de infancia y lectura”, el panel con Fabián Casas y Leila Guerriero titulado “Antes y después” en el Museo Sívori con moderación de Diego Erlan y el diálogo entre Milena Busquets y Tatiana Tibuleac, moderado por Eugenia Zicavo. Una de las grandes actividades presenciales fue la “Noche de poesía” en la librería Eterna Cadencia con curaduría de Alejandro Crotto. Allí leyeron Eleonora González Capria, Guillermo Saavedra, Rosario Aquebeque, Nahuel Lardies y Liliana García Carril.
El cierre del festival estuvo a cargo de una de las parejas de intelectuales más influyentes de la actualidad: Paul Auster y Siri Hustvedt. Conversaron juntos, por primera vez para un encuentro en español. “Los dos trabajamos muy fuerte durante la semana. Los fines de semana nos la pasamos en el sillón mirando películas viejas en blanco y negro”, contó él. En el último tramo de la charla, la pareja recordó uno de los viajes que compartieron a Buenos Aires.
“Era 2002, plena crisis económica allá. Y fuimos a ver un show de tango y uno de los bailarines se enamoró tanto de Siri que le dijo que le daría todo, absolutamente todo lo que tenía. Menos dinero, que era lo único que no tenía”, recordó él y generó una carcajada cómplice en ella. Él anotó, además, el recuerdo de “la luz increíble en las calles y la comida excepcional”.
Ella, fiel a sus más profundos intereses, contó que en aquel viaje descubrió que en Buenos Aires se podía hablar de psicoanálisis hasta en un viaje en taxi. “Allí realmente cuenta leer y saber sobre eso y me encantó la experiencia”, recordó en una charla inolvidable que fue moderada por Nicolás Artusi. Y así, como una ráfaga delicada, pasó el Filba 2021, la edición número 13.
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