Amigos del Bellas Artes: 90 años de la asociación que acercó el arte a la sociedad

A 9 décadas de su creación, un repaso por su historia y una mirada al futuro de esta organización que marcó el camino cultural del país. Infobae Cultura dialogó con Julio Crivelli, su actual presidente

El Museo Nacional de Bellas Artes

Detrás de los museos hay mucho más que obras, también se encuentran las historias personales, las ideas, las pasiones, que hacen posible que esos edificios que albergan un acervo sean expresiones vivas de la cultura, que continúen latiendo al ritmo de los cambios sociales.

Cuando el 22 de octubre de 1931 surgió la Sociedad Amigos del Museo, el Bellas Artes ya tenía algo más de tres décadas de existencia y una colección pionera en el país. De esta manera, hace 90 años, no solo se iniciaba una nueva etapa para el museo, sino también se fundaban las bases de un paradigma que cambiaría la relación entre la sociedad civil y los espacios culturales de Argentina, que en el tiempo se fue exteniendo y que en la actualidad resulta vital para su funcionamiento.

A lo largo de las 9 décadas, la Asociación de Amigos del Bellas Artes, llamada así desde el ‘61 cuando obtuvo su personeria jurídica, donó un total de 185 obras que hoy en día forman parte de la colección. La primera donación fue realizada a los dos años de su fundación, con Retrato de la niña M. L. C, 1867, de Prilidiano Pueyrredón. Con el tiempo, a través de donaciones y adquisiciones, se sumarían obras de Edgar Degas, José Gutiérrez Solana, Fernand Léger, Lucas Giordano, Giovanni Lanfranco y de artistas argentinos como Martha Boto, Jorge de la Vega, Liliana Porter, Carlos Alonso, César Paternosto, Alfredo Hlito, Alejandro Puente, Raquel Forner y Enio Iommi, entre otros, además de numerosas piezas de arte precolombino.

"Retrato de Diego Martelli", de Edgar Degas, Obra donada por la Asociación luego de la Exposición de "Pintura Francesa. De David a nuestros días", realizada en el Museo en 1939

Pero el rol de los Amigos va mucho más allá de acrecentar el acervo. Así lo explica Julio Crivelli, presidente de la asociación desde hace una década, a Infobae Cultura: “La asociación tiene dos funciones, la primera es apoyar financieramente al museo. Por ejemplo, en los últimos 10 años hemos entregado al museo un poquito más de USD 5 millones. Ese dinero proviene de los socios, de las actividades culturales, cursos y talleres que hace la Asociación, de las donaciones de empresas, de la comida anual, de la librería, de la explotación del restaurante, etcétera. Ese dinero se usa tanto para comprar arte, como para exposiciones temporales y obras civiles, como cuando hay que reparar el Museo”.

La última de las grandes renovaciones edilicias se presentó en 2019, en gran medida gracias a los $ 7 millones aportados por la Asociación, que siginficó el nuevo diseño de recirculación, la puesta en valor de la fachada, la apertura de los nuevos espacios dedicados a la tienda del Museo y la presentación de las salas de exposición permanente que albergan las colecciones de arte prehispanico y colonial y las muestras temporarias.

En este momento, las renovaciones siguen adelante con la restauración del Pabellón del Sesquicentenario de la Revolución de Mayo, sede de la Asociación y del Pabellón de Exposiciones Temporarias. Este proyecto se lleva adelante con una campaña de crowfunding y busca recuperar el espacio realizado por el arquitecto argentino César Janello, “un arquitecto de arquitectos”, dice Crivelli, junto a Rubén Fraile y Jorge Gómez Alaiz, diseñado 150 Centenario de la Revolución de Mayo en 1961 y que “tuvo la degradación normal que tienen los edificios, más todas las pequeñas reformas que se fueron haciendo”.

Fachada original del Pabellón del Sesquicentenario de la Revolución de Mayo

Además, adelantó que se creará una nuevo “patio de esculturas de muchísimo valor que va a poder recorrer la gente”. Las piezas que formarán este renovado paseo estará compuesto por obras que “hoy no están en exhibición en el museo” pero forman parte de su acervo, como también por otras monumentales que pertenecen a ”la ciudad de Buenos Aires”.

“Estamos haciendo una selección junto con ellos para ver qué esculturas irán en este espacio, en una dinámica de colaboración entre la Asociación, el Museo -que es nacional- y la Ciudad para formar este patio que sea valioso e interesante para el público”, agregó. En total el proyecto, que se inaugurará en diciembre, se desplaza por una superficie a reacondicionar 455 m².

En estos 90 años, con el apoyo de Amigos y su alrededor de 20 mil socios a lo largo del tiempo, se han superado la organización de 600 exhibiciones temporarias con su catálogos; se sumaron alrededor de 10 mil m2 a su superficie, se realizaron más de 100 eventos de foundraising, y en las últimas dos décadas se dictaron más de 1.500 talleres y cursos, por los que pasaron 100 mil alumnos.

Julio Crivelli, presidente Asociación Amigos de Bellas Artes

En ese sentido, otro de los aspectos destacados de la entidad es la organización de cursos por especialistas que recorren diferentes momentos de la historia de las artes plásticas, como de la música y la literatura. “Los cursos y talleres tienen alrededor de 22.000 matrículas. Somos probablemente el Centro Cultural más grande del país. Es un centro cultural totalmente privado que produce renta, que tiene cursos muy baratos, que apunta a la cultura informal, que no busca ser una competencia de la universidad, sino que busca que la gente común, que tiene interés en ilustrarse, pueda concurrir a una carrera”, agrega.

Los cursos, que durante el encierro pandémico pasaron a ser virtuales, hoy conviven con los presenciales. “La versión online abrió un nuevo camino, porque hubo un gran incremento de interesados, no solamente en la ciudad, sino en el interior del país y también en países vecinos en Chile y Uruguay sobre todo”.

Tres piezas de artistas argentinos: "Composición", de Raquel Forner, "El mudo", de Juan Carlos Distéfano e "Intimidades de un tímido", de Jorge De la Vega

Para Crivelli una de las claves del funcionamiento de la Asociación es la profecionalización de los últimos años. “La Asociación dependía en gran parte de los ingresos del restaurant y de socios muy generosos, como fue el caso Nelly Arrieta de Blaquier -NdR: quien estuvo al frente de Amigos desde 1977 hasta 2011- y otros grandes empresarios donantes”. Y agrega: “Los cursos y talleres eran importantes, había alrededor de 5 mil matrículas, pero apostamos expandirnos con el foundraising a partir de una serie de eventos, no solo de la donación, que por supuesto es algo que sigue siendo bienvenido y necesario”.

Un poco de historia

La primera asociación de amigos a nivel mundial fue la del museo Vorarlberger en Austria, creada en 1857. En aquellos años, estos espacios estaban reducidos a una élite y tenían como miembros a coleccionistas y/o benefactores. Esta tendencia cambiaría tras la Segunda Guerra, cuando los museos comenzaron a relacionarse más con la educación, tras la formación del Consejo Internacional de Museos (ICOM) y la UNESCO.

Otro punto de quiebre en la dinámica de los “amigos, explica la Federación Mundial de Amigos de los Museos (WFFM), fue la participación de las mujeres, que devino en grupos de voluntarios autónomos, que comenzaron a ayudar de manera mucho más activa a los espacios como a sus directores. Este fenómeno significó un aumento de la participación civil primero en Europa y luego en América del Norte.

"María, la acróbata", de Fernand Léger, y "Los caídos", de José Gutiérrez Solana

En el caso de Argentina, la idea surgió entre Cupertino del Campo, que había sido director del MNBA durante dos décadas y se encontraba retirado, y Francisco Llobet, destacado coleccionista de arte francés a cargo de la Dirección General de Bellas Artes y uno de los fundadores de Amigos del Arte, que abrió sus puertas en 1924.

Entonces, con Atilio Chiappori como director del MNBA se inició una etapa renovadora, tanto desde lo conceptual como lo edilicio. Por un lado el museo se mudó a su sede actual, la antigua Casa de Bombas de Recoleta, remodelada por el arquitecto Alejandro Bustillo, en una apuesta que buscaba adaptarse a las tendencias contemporáneas de la museología. Ya había pasado por el edificio de las tiendas Bon Marché, hoy Galerías Pacífico, y en 1911 se trasladó al Pabellón Argentino, una estructura monumental que el país había utilizado en la Exposición Universal de París de 1889 y que, luego de su traslado desde Francia, fue instalada en la Plaza San Martín.

El nuevo hogar permitió llevar adelante las ideas de Chiappori, estudioso de los museos europeos y estadounidenses, de convertir al MNBA en un espacio moderno y didáctico, abierto hacia la educación del visitante tanto como a la formación del plantel de expertos para el estudio del patrimonio. Así, con los Amis du Louvre como espejo, nació esta asociación para colaborar en el sostén del museo para “allegar su concurso moral y pecuniario con el fin de enriquecer las colecciones del Museo y secundar la acción oficial para el mejor desarrollo del arte”, siendo Eduardo Bullrich su primer presidente.

El 1° de noviembre se presenta "Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes"

La historia de la Asociación puede difrutarse en un libro, que será presentado el 1° de noviembre, del que participaron importantes especialistas, como María José Herrera, Sergio Baur y Marcelo Pacheco, entre otros, y en el que además de su historia, se detallan las obras que fueron donadas por el orgnamismo, como también las otorgadas por particulares, conformando así una mirada a los detalles que hacen a la conformación de las obras que hoy componen el MNBA.

Este libro marca el inicio de una nueva etapa para Amigos del Bellas Artes. El 90 aniversario se presenta como una excelente oportunidad para proponer un recorrido por el pasado y hacer un balance que nos permita trabajar en la proyección de la entidad hacia el futuro, a la vez que renovar y consolidar los vínculos entre el sector público, las comunidades y la sociedad civil”, dijo Andrés Gribnicow, director ejecutivo de Amigos.

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