“La casa de los conejos”: el film que retrata los años más oscuros de la Argentina desde la mirada de una niña

La película de Valeria Selinger, basada en la novela homónima de Laura Alcoba, se estrenará en salas el próximo 21 de octubre. Está protagonizada por Darío Grandinetti, Guadalupe Docampo, Paula Brasca, Mora Iramaín García y Miguel Angel Solá

Trailer de "La Casa de los Conejos"

“De todos los lugares posibles para volver, la infancia es el más difícil. Es un país que al salir, ya no se sabe muy bien dónde queda. La infancia es una estrategia de los grandes para tener un pasado que los justifique, un plan para fabricar recuerdos que puedan acompañarlos”, así describía este estadio tan especial de la vida de cada ser humano el periodista Fabián Polosecki y es ahí dónde decide centrarse la autora Laura Alcoba para contar su historia, que plasmó en su novela “La casa de los conejos”. Con menos de diez años tuvo que aprender lo que era la clandestinidad, a esconder su biografía y a desconfiar de cualquier adulto para protegerse ella y su mamá durante los años más oscuros de la última dictadura militar argentina.

"La Casa de los Conejos", una película de Valeria Selinger

Con una mirada personal y respetando el eje de la historia, la directora argentina radicada en Francia, Valeria Selinger eligió adaptar esta novela y convertirla en su primer largometraje de ficción. El film se centra en Laura y aborda la dictadura cívico militar desde la voz de una niña. La protagonista está acostumbrada a usar nombres falsos y a cambiar de casa. Sabe que para sobrevivir es necesario no decir nada, ni siquiera a sus abuelos. Los padres de Laura esconden armas en el techo de cada casa en la que viven. Cuando el padre es detenido, la madre cambia su aspecto y junto con su hija, se instalan en la casa de los conejos en La Plata, dónde viven Diana, embarazada de tres meses, y su marido Cacho. Allí funcionará la nueva imprenta del “Evita Montonera”.

Infobae Cultura dialogó con la directora de cine para abordar las distintas etapas de producción de esta película tan personal.

- ¿Por qué elegiste adaptar “La casa de los conejos”?

- Al leer el libro de Laura Alcoba vi parte de mi propia vida reflejada y enseguida visualicé una película. Quedé atrapada por esa historia y surgió entonces la adaptación. Yo era una niña callada, extremadamente tímida, en mi casa se veían y decían muchas cosas como: “de esto ni una palabra afuera, no cuentes nada”. La segunda razón más evidente, tiene que ver con la búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo, con la recuperación de la identidad y del paradero de los bebés apropiados durante la última dictadura. En la película, Diana Teruggi está gestando a Clara Anahí, la nieta de Chicha Mariani. La música la hizo Daniel Teruggi, hermano de Diana. Esto es también una conexión del pasado y el presente. Un puente.

Dario Grandinetti interpreta al ingeriero encargado de realizar el "embute"

- ¿Cómo fue el primer encuentro con Laura Alcoba?

- Apenas terminé de leer la novela, busqué contactarme con la autora pensando que ella estaba en la Argentina. Pero no, se encontraba en Francia y a pocas cuadras de mi casa. Lo primero que realicé fue una entrevista para una revista, buscaba entender el porqué de ese libro, qué representaba para ella esa historia. Además, le conté que tenía ganas de hacer una película y le propuse hacer el guión juntas. Ella me dio su aprobación pero prefirió no participar del guión ya que creía que su rol había terminado con el libro. De todos modos, participó del proceso de escritura junto con su familia. Me aportaron datos y una mirada precisa. Lo mismo hizo la familia Teruggi.

La escritora argentina Laura Alcoba vive en Francia.

Con respecto a este encuentro y a la posibilidad de llevar la novela al cine, la escritora Laura Alcoba le contó a Infobae: ”Conocí a Valeria Selinger hace más de diez años después de que ella leyera “La casa de los conejos” y me hablara de su deseo de adaptarla al cine. Recuerdo que nos vimos en un café parisino. Para mí, fue inmediatamente evidente que Valeria tenía que hacer su propia versión. Si bien estaba dispuesta a opinar y a hablar con ella en las diferentes etapas del guión, no quería intervenir artísticamente en el proyecto. La historia se arraiga en una experiencia personal pero al mismo tiempo es una novela y es muy importante para mí que se pueda leer como tal y no como “testimonio”. De hecho, las escenas que más me conmueven en su película son las que no corresponden exactamente a la “letra” de mi libro, son el resultado de una lectura personal. Las mismas nunca traicionan el libro, al contrario, de cierto modo lo revelan a través de los ojos de la cineasta sensible”.

Silvina Bosco y Miguel Ángel Solá interpretan a los abuelos de Laura

Así cuenta Selinger qué elementos tuvo en cuenta para trabajar el guion. “Desde la realización, quise que fuera una película entrecortada, fragmentaria, contada desde una clara mirada infantil. Una cámara desprolija y muchos silencios, cosas no dichas, recortes. Era sumamente importante que la película fuera eso, una mirada de niña y no una exposición de los hechos trágicos de la última dictadura. Lo importante aquí es esa niña, su modo de captar lo que ocurre. Para filmar cualquier película me parece que tenés que apropiártela, pasa a ser tu historia, poco importa que parta de otros seres que existen. Uno está hablando de personajes y escribiendo un guión que después va a ser interpretado por actores. Del mismo modo, Laura siempre reivindicó que no se trata de un relato autobiográfico, sino de una novela que parte de sus propios recuerdos.

Valeria Selinger, directora de "La casa de los conejos", en pleno rodaje

- ¿Cuál fue el recibimiento que tuvo en otros países?

- La película estuvo en festivales de países muy diversos como Ucrania, Canadá, España, Austria, entre otros. En su mayoría fueron online, entonces quitó la posibilidad de charlar con el público cara a cara, pero hubo algunos debates. Dependiendo del país, la reacción fue diferente. Algunos conocen muy bien la historia de la Argentina y nada les sorprendía y había otros que, curiosamente los más cercanos, por ejemplo Canadá, hacían preguntas como si les estuviera revelando un secreto. Distinto fue el caso de Ucrania que, al sufrir también cosas muy duras, les fue más fácil identificarse; o el caso de Francia que recogió a muchos refugiados políticos y estuvo muy implicado con todo lo que pasó en América Latina. En Argentina hoy, el peso político que se le da a las cosas embarra el saber de la gente. La cuestión de si sos de River o de Boca es como que entorpece el poder hablar de historia con mayúscula. No estoy segura que la totalidad de la población que convivió en esa época o que incluso que nació después estén al tanto de lo que realmente pasó.

- ¿En qué puntos se une esta ficción con tu historia personal?

- Yo me fui más grande que Laura del país. Me parece que estaba todo dividido en esa época entre los que sabían, los que no y los que no querían saber. A mí me tocó formar parte de los que sabían y cuando sos niño y sabés cosas que por ahí pertenecen más al mundo adulto, crecés de un modo diferente. Te das cuenta al ser grande. La infancia que te toca vivir es la que vale, esa es tu normalidad porque es la única norma que conocés. Tengo recuerdos de ir a la quema de libros, a reuniones en lugares cerrados con gente que entraba de a uno cuando hubieran podido encontrarse e ir todos juntos, o que me dijeran que no había que festejar los goles del Mundial 78, porque en Europa se sabía que debajo de las calles en la Argentina se enterraba gente viva. Me acuerdo que cuando iba caminando pisando las hojas secas en otoño me preguntaba si ese ruido lo podían escuchar aquellos que estaban encerrados debajo de las calles. Ahora sé que en realidad me dijeron eso porque era la manera más simple de contarme qué estaba pasando en mi país.

La Casa de los Conejos

- ¿Cómo fue la experiencia de filmar en la Argentina?

- Los chicos y los animales se portaron bárbaro. Los problemas más duros fueron desde la parte de producción, siempre faltaba algo como suele pasar en las producciones de la Argentina y del cine en general. La elección de los actores la hice gracias a un gran amigo que es director de casting, Adrián Silver. Busqué actores con mucha imaginación, necesitaba que tuvieran un camino ya recorrido para que me cubran los miedos que podía tener por mi poca experiencia en ficciones y sobre todo que trabajan mucho con la construcción del personaje. En cuanto a la niña protagonista, el casting lo hizo María Milesi. La elegimos porque tenía unos ojos enormes. Ella nos contó que es nieta de desaparecidos, aunque eso no influyó para nada en la decisión. Cuando me lo dijo, planteé hacerla trabajar con esos elementos y entonces creamos una situación donde unos militares venían a buscar a sus abuelos para ver que hacía: si se ponía a llorar o sostenía lo que se estaba diciendo. No solo lo sostuvo, sino que me hizo prácticamente llorar de toda la emoción que ponía y la justeza con la cual actuaba, de un modo natural porque ella nunca había actuado. Mora enseguida entró en tema y comunicaba mucho con su mirada.

* “La casa de los conejos” se podrá ver en las salas argentinas a partir del jueves 21 de octubre

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