Tras las especulaciones, las apuestas y contra todo pronóstico, el Premio Nobel de Literatura 2021 recayó en un escritor de origen africano. Pero no en el keniano Ngũgĩ wa Thiong’o, quien desde hace años encabeza las listas de favoritos. Con un perfil bajo, dedicado fundamentalmente a la actividad académica y con una escasa traducción al castellano, Abdulrazak Gurnah ha permitido que nuevamente el continente africano se alce con el galardón.
Hasta hoy, el nacido en 1948 en Zanzíbar, es el séptimo escritor nacido en África. Dicho esto, vale aclarar que escribe en lengua inglesa y reside en el Reino Unido, si bien su escritura está atravesada por el colonialismo y la vida de los refugiados. Entre sus obras más conocidas están Paradise (1994), nominada al Booker Prize y al Whitebread Prize; By the Sea (2001) y Desertion (2005). Su último título, Afterlives, se publicó en 2020.
Si bien el Premio Nobel es un galardón internacional que intenta apostar a la diversidad, desde su creación en 1901, pocos son los reconocidos de ese continente –no más de una treintena de los cerca de ochocientos de la totalidad otorgada–. En el rubro literario, solo siete –de los cuales dos se discute si considerarlos, fundamentalmente desde lo cultural, africanos– son nativos de África.
Si bien en 1957 se le otorgó el premio a Albert Camus, hijo de franceses pero pacido en Argelia -vivió 27 años en este país y 20 en el país galo-, y en 1985 a Claude Simon, nativo de Madagascar, ambos son considerados franceses.
Entonces “el primer africano” en recibirlo es Wole Soyinka, quien paradójicamente lo obtuvo un año después que Simon, lo que es un hito, puesto que no suele repetirse la nacionalidad en esta categoría, o marca una posición.
Akinwande Oluwole Babatunde Soyinka, nacido el 13 de julio de 1934 y más conocido como Wole Soyinka, es un dramaturgo, novelista, poeta y ensayista nigeriano que escribe en lengua inglesa. Fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1986 porque “con una amplia perspectiva cultural y con tintes poéticos modela el drama de la existencia”.
Su discurso de aceptación del Nobel fue una crítica abierta al apartheid y a la política de segregación racial impuesta a la mayoría por el Gobierno nacionalista sudafricano. Partirás al amanecer, Los interpretes y el poemario Lanzadera en una cripta son algunos de sus libros traducidos al castellano. Cuenta con una obra muy vasta y diversa que atraviesa varios géneros y formatos.
Dos años después, en 1988, el Nobel de Literatura regresaba al continente y se reconocía la labor de Naguib Mahfouz (Naguib Mahfouz Abdelaziz Ibrahim Ahmed Al-Basha), primer escritor, y único, egipcio y norafricano en hacerse acreedor del premio por ser una “obra rica y compleja que invita a reconsiderar las cosas fundamentales de la vida”. Como a su edad le resultaba difícil viajar a Suecia, Mahfouz no asistió a la ceremonia de entrega del premio.
Nacido el 11 de diciembre de 1911 es considerado como uno de los primeros escritores contemporáneos de la literatura árabe en explorar el existencialismo. Publicó 35 novelas, más de 350 relatos, 26 guiones cinematográficos, cientos de columnas de opinión para periódicos egipcios y siete obras de teatro a lo largo de 70 años de carrera, desde la década de 1930 hasta 2004. Todas sus novelas se desarrollan en Egipto, y siempre menciona el carril, que equivale al mundo. Entre sus obras más famosas figuran La Trilogía y Los hijos de Gebelawi. Muchas de las obras de Mahfouz se han convertido en películas egipcias y extranjeras; ningún escritor árabe supera a Mahfouz en número de obras adaptadas al cine y la televisión. Aunque la literatura de Mahfouz se clasifica como literatura realista, en ella aparecen temas existenciales. Falleció en su país el 30 de agosto de 2006 a los 94 años.
Solo tres años después la Academia Sueca distinguiría nuevamente a un artista africano, pero esta vez sería el turno de una mujer, tal vez con un nombre más conocido, Nadine Gordimer, activista sudafricana nacida el 20 de noviembre de 1923. Sus obras empezaron a obtener reconocimiento literario desde los inicios de su carrera, recibiendo su primera distinción internacional en 1961 –el W. H. Smith Commonwealth Literary Award por Friday’s Footprint–, seguido de numerosos premios literarios a lo largo de las décadas siguientes.
El hito literario por sus logros culminó con la concesión del Premio Nobel de Literatura el 3 de octubre de 1991, que señaló que Gordimer “a través de su magnífica escritura épica ha sido de gran beneficio para la humanidad”. Su activismo no se limitó a la lucha contra el apartheid, sino que además se resistió a la censura y al control estatal de la información, y fomentó las artes literarias, entre otra gran cantidad de causas y compromisos. La hija de Burger, Mejor hoy que mañana y El conservador son solo algunos de los tantos libros traducidos al castellano, de una amplia obra que incluye novelas, cuentos y ensayos. Falleció a los 90 años en Johannesburgo el 13 de julio de 2014.
Sin embargo, el reconocimiento para la literatura del continente africano no volvió a ser tan frecuente, porque en los últimos treinta años solo se coronó a dos escritores. En 2003 el turno fue para otro sudafricano, tal vez de todos los de esta lista, el que más trascendencia mundial tiene, J. M. Coetzee (John Maxwell Coetzee), nacido el 9 de febrero de 1940 en Cape Town.
Novelista, ensayista, lingüista y traductor, es uno de los autores más aclamados y condecorados por la crítica en lengua inglesa. Ha ganado el Booker (dos veces), el CNA (tres veces), el Premio Jerusalén, el Prix Femina étranger y el Premio Internacional de Ficción del Irish Times, y cuenta con otros premios y doctorados honoríficos. Fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura por retratar “en innumerables formas la sorprendente implicación del forastero” y por su “composición bien elaborada, su diálogo preñado y su brillantez analítica”, al tiempo que se centraba en la naturaleza moral de su obra. La narrativa de Coetzee cuestiona el régimen del apartheid y el racismo. Entre sus obras se encuentran Los días de Jesús en la escuela, La edad de hierro, Esperando a los bárbaros, Hombre lento y Elizabeth Costello, por solo nombrar unos pocos títulos con traducción al castellano.
Casi dos décadas han pasado de esa premiación para que vuelva a destacarse y a premiarse la literatura africana. Y ese día es hoy y lleva el nombre de Abdulrazak Gurnah.
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