“Seinfeld”, el regreso: tenemos derecho a seguir discutiendo el final de la serie más querida

La gran sitcom de Larry David y Jerry Seinfeld volvió al streaming por Netflix. A más de dos décadas de su salida del aire, su cierre sigue despertando polémicas, pero ¿pudo tener uno mejor? Atención, esta nota tiene spoilers

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El clásico saludo tras el
El clásico saludo tras el final del último capítulo de la serie

La noche del 14 de mayo de 1998 Frank Sinatra sufrió un ataque al corazón en su mansión de Beverly Hills. Ese jueves el cantante de 82 años sintió un dolor en el pecho a las 21 horas, catorce minutos después su enfermera llamó a emergencias. La ambulancia tardó solo cuatro minutos en llegar al domicilio, un tiempo récord inaudito debido al tráfico típico de la ciudad. ¿El motivo? 76,3 millones de personas, casi una tercera parte de Estados Unidos, estaban encerrados en sus casas o reunidos en bares sentados frente al televisor viendo el último episodio de Seinfeld, la sitcom creada por Larry David y Jerry Seinfeld. El quinto final más visto de la historia (el primero fue el de M*A*S*H, en 1983, con 105 millones de espectadores). El jefe de bomberos Mike Smollen explicó a la prensa que el episodio final de la serie de NBC mantuvo las calles de Los Ángeles casi desiertas desde las 20 hasta las 22 horas.

Sinatra falleció el 14 de mayo de 1998 a las 22.50, pero de no ser por el éxito de Seinfeld el cantante más famoso del mundo no hubiera llegado jamás a tiempo al hospital para que los paramédicos intentaran salvarlo. Quien no llegó a tiempo a verlo por última vez fue su hija, Nancy Sinatra. ¿El motivo? Estaba viendo el final de Seinfeld tras horas y horas de sentarse frente a la pantalla para repasar episodios viejos de la sitcom. “Me involucré tanto viendo la maldita serie que nunca llegué a casa de mi padre”, le dijo Nancy al Herald-Journal.

Recorte del diario: Nancy Sinatra
Recorte del diario: Nancy Sinatra habla de su padre y Seinfeld

Escrito por David y dirigido por Andy Ackerman el episodio final parte 1 y 2 de Seinfeld (The Finale) provocó enojo y decepción en gran parte de los fans de la sitcom que la siguieron durante 9 temporadas (1989-1998). El hermetismo fue tal que la grabación no tuvo público como en los 178 capítulos anteriores, solo pudieron asistir familiares del elenco y trabajadores de la NBC. Durante semanas, desde el propio show, se lanzaron rumores falsos para distraer; el posible casamiento entre Jerry (Jerry Seinfeld) y Elaine (Julia Louis-Dreyfus) y la muerte de Newman (Wayne Knight). Nada más alejado: el desenlace muestra cómo por fin la NBC le da luz verde al show escrito por George (Jason Alexander) y Seinfeld llamado Jerry, un contrato por 13 episodios. Para festejar, la cadena les presta un jet privado para viajar a donde quieran. Jerry invita a Elaine y Kramer a ser parte de la aventura, los cuatro (junto a George) se suben al pequeño avión con rumbo a París, pero un desperfecto los obligará a aterrizar en Latham, Massachusetts.

El cuarteto es testigo de un robo, y en vez de intervenir decide filmar con una cámara de video el hecho mientras se burlan del sobrepeso de la víctima. Esa actitud canalla les costará la libertad y el prometido éxito: en Latham existe (dentro de esta ficción) la Ley del Buen Samaritano, la cual obliga a ayudar a quien esté en peligro. Jerry, George, Elaine y Kramer serán enjuiciados por este incidente, y el fiscal de la causa se encargará de citar como testigos a la larga lista de personajes que en el pasado padecieron en carne propia haber conocido a los cuatro neoyorquinos. Es un desfile de los personajes más inolvidables de la sitcom, desde el “nazi de la sopa” hasta el “chico burbuja”, pasando por Babu Bhatt, la anciana Mabel Choate, Joe Bookman (el detective de bibliotecas) y el médico de guardia que atendió a Susan Ross antes de morir.

Foto del 14 de mayo
Foto del 14 de mayo de 1998, la gente viendo en las calles el final de "Seinfeld"

Son declarados culpables y la sentencia del Juez Vanderlay es estar un año lejos de la sociedad, encerrados en prisión. La última escena muestra a los cuatro ¿amigos? charlando en la celda que comparten. No es cualquier conversación, Jerry le comenta a George que un botón de su camisa está en el peor lugar posible: “El segundo botón es el más importante. Es el que le da forma a la camisa. Miralo, está muy alto. Es un lugar sin sentido”. Es el mismo diálogo del episodio piloto de Seinfeld, una repetición buscada para confirmar que George, Jerry, Elaine y Kramer no han aprendido nada de lo sucedido ni se arrepienten de no haber ayudado a la víctima del robo.

Pese a las críticas, Larry David siempre expresó que hizo el final que quiso, aquel que le sigue gustando. La gracia de ese capítulo era homenajear a El extranjero de Albert Camus, donde un hombre amoral no muestra arrepentimiento por el daño que ocasionó. Más allá del guiño, la elección de ese final que nos da un cachetazo en la cara es una lección para el público: los guionistas no esperaban (ni querían) que los televidentes considerasen a los personajes de Seinfeld como héroes y heroínas en vez de gente patética y miserable. Tal vez por eso es que nos recordaron con tanta literalidad el historial de egoísmo y males que provocaron los cuatro protagonistas: desde venderle una silla de ruedas averiada a una persona discapacitada hasta robarle un pan marmolado a una viejita.

Escena del último capítulo (Getty
Escena del último capítulo (Getty Images)

El problema no era que los espectadores amaran a George, Elaine, Jerry y Kramer (¿cómo no hacerlo?), sino que, para evitar la incomodidad de adorar a personajes ética y moralmente horribles, tuercen la mirada hacia ellos. Hay un punto: a la gente le es más fácil empatizar con un villano de una película de superhéroes que con un individuo mezquino común y corriente que podría ser tu compañero de trabajo. O mucho peor, el reflejo que te devuelve el espejo. Ese fue uno de los grandes aciertos de Seinfeld. Sin embargo, la sitcom merecía un final más profundo y menos efectista.

El origen del mal

Hay quienes creen que el final es lo más importante de una obra. Yo no creo eso, pero sí creo en que el espectador tiene la libertad de elegir cuándo considera que culmina. El final perfecto para Seinfeld era otro, uno que es parte de la temporada 9 e ilustra de manera muy compleja el corazón de la sitcom: el vínculo tóxico entre Jerry y Kramer. A lo largo de la serie vemos al vecino de Jerry entrar sin pedir permiso al departamento una y otra vez, como si no existiera frontera entre las dos casas. Kramer utiliza su cocina para hervir chorizos, le da un par de mordiscos a una manzana y la devuelve babeada a la frutera, y hasta guarda en heladera ajena un envase relleno con su sangre. El centro de la sitcom son ellos dos, porque son los únicos que se conocen a partir del departamento, el quinto A, y edificio en el que vive Jerry; el espacio donde se pronuncian las mayores barbaridades y se intercambian las miradas de envidia.

"Seinfeld" tuvo el cuarto final
"Seinfeld" tuvo el cuarto final más visto de la historia

El episodio 164 (La traición/The Betrayal) es distinto a todos porque comienza justamente por el final: el logo de Castle Rock, los créditos de los productores ejecutivos desfilan sobre la pantalla con la música característica de la sitcom que marca la bajada del telón mientras la imagen queda quieta. De repente los personajes se descongelan: “¿Te acostarás conmigo o no, Elaine?”, le pregunta George cargando una valija al entrar a la cafetería donde se juntan siempre. “George, el vuelo duró 23 horas. Estoy tan cansada que no podría ni vomitar de solo pensarlo”, responde Elaine con la nariz vendada. Kramer entra en escena y hace las preguntas que nos hacemos cada uno de nosotros: ¿qué le pasó en la nariz a Elaine y cómo estuvo el viaje? Ninguno quiere hablar sobre el tema. Están malhumorados, se miran con odio entre ellos. No es una anomalía: el encanto de los personajes es estar al borde del hartazgo y dedicarse palabras hirientes como si se lanzaran pasteles de crema en la cara. Poco a poco nos enteramos que hubo una boda. “¿La novia estaba feliz?”, pregunta Kramer. “Lo estaba”, asegura Elaine. Lo estaba hasta que se enteró de que Elaine, su mejor amiga y dama de honor, se había acostado con el novio . El casamiento sucedió en la India, el viaje también. Iremos siendo notificados de cada conflicto a través de saltos temporales: días, horas, segundos hacia atrás; de India a Nueva York y de Nueva York a la India.

La traición tiene un ojo tan detallista y poético que consigue graficar el paso del tiempo a través de un chupetín paleta y la cantidad de lamidas que se necesitan para terminarlo. Una y otra vez viajamos al pasado reciente para comprender, secuencia tras secuencia, cómo llegamos a ese desenlace que le da inicio al capítulo 164. El recurso narrativo es el mismo de la película 5x2 (2004), protagonizada por Valeria Bruni Tedeschi y Stéphane Freiss y dirigida por el francés François Ozon. Aquel drama que comienza con el divorcio de una pareja y culmina con el momento, muchos años atrás, donde esas mismas personas se gustan al conocerse. Lo curioso, aunque no se note a simple vista, es que el episodio 164 también es una historia de (des)amor.

Durante un ensayo, con Larry
Durante un ensayo, con Larry David de espaldas

Durante el viaje las recriminaciones entre los amigos se multiplicarán, la palabra “traición” la escucharemos a cada rato. Es más de una, pero todas se relacionan con el pasado de los personajes, los celos y secretos vomitados en una mesa de café. Dirigido por Andy Ackerman y escrito por David Mandel & Peter Mehlman, La traición es un viaje más largo que volar hacia la India: el relato que nos arrastra por una línea temporal nos enfrenta a el misterio de un diente astillado; deseos de cumpleaños que se obsequian a otros como regalos anticipados de Navidad; estrellas fugaces para atrapar desde el techo de un edificio; el terror a las supersticiones; promesas rotas ante una borrachera; botas Timberland marrones pintadas de negro; una indigestión con almejas al Casino.

Muchos más que amigos

El episodio La traición condensa de manera sutil y elegante lo miserables que son como individuos, pero sobre todo en relación a la amistad. Si los amigos están para ayudarse, ellos están para regodearse cuando el otro fracasa. Si uno se cae en el piso no lo ayudarán sino que se echarán a reír como primera y segunda reacción. “La maldad nunca duerme” expresa Elaine relamiéndose. Hay una escena donde Jerry le explica a Kramer que festejar tu cumpleaños siempre te pone de mal humor. “Ese gentío en la casa...y te preguntas: ¿éstos son mis amigos?”, expresa George. Jerry reflexiona casi en voz baja mirando a los que tiene instalados en su departamento todo el día: “Todos los días son mi cumpleaños”. Eso son ellos: amigos que se padecen.

Sin embargo, no propongo que el episodio 164 sea el perfecto cierre por esta escena sino por otra mucho más significativa: cuando creemos que La traición llegó al desenlace nos hace viajar mucho más lejos, 11 años atrás. Vemos a Jerry llegar con una caja al departamento donde vivirá. Está completamente vacío, ni siquiera hay en el estante una caja de cereal. Es el momento exacto en el que Jerry se muda al edificio, una escena desconocida hasta entonces. Otra puerta se abre, Kramer sale de su departamento en bata y con un raro peinado viejo para presentarse. “Vi tu nombre abajo. Kessler, ¿no?”, le dice Jerry luego de darle un cordial apretón de manos. Jerry lo invita a compartir una pizza que ya pidió. “No, no quiero abusar”, responde. Es mucho más que una pizza, es el comienzo de una historia amorosa. “Somos vecinos. Todo lo mío es tuyo” insiste Seinfeld. Es la frase que enciende la maldición. Kramer le echa un ojo al departamento, a ese departamento que ahora será suyo también.

Kramer ve por primera vez
Kramer ve por primera vez el depepartamento de Jerry, en el episodio 164

Como en 5x2, el episodio 164 termina cuando los personajes se conocen, donde comienza el amor y el horror. Ya sabemos el final de la historia, sin embargo, esa escena es conmovedora si nos permitimos olvidar por un segundo todo lo que sabemos. Borges no conoció Seinfeld, pero su explicación acerca de la diferencia entre amor y amistad define de qué está hecha la relación entre Kramer y Jerry. “Es que la amistad no necesita frecuencia. El amor, sí”, dijo con seguridad. Por eso Kramer abre la puerta del departamento de Jerry a cada rato. “El amor está lleno de ansiedades, de dudas. Un día de ausencia puede ser terrible”, agrega Borges. Cuando en el episodio 180, The Finale, Jerry le cuenta a su vecino desbordado de felicidad que se muda a California para filmar el show Kramer enloquece. “Pero, Jerry, ¿y si el show tiene éxito? Podrías estar allí durante años. Quizás nunca regreses”, le dice con el corazón a punto de romperse. Es una escena de amor. La única diferencia con 5x2 es que Jerry y Kramer no logran divorciarse: ahora ya no existe límite entre las casas porque comparten la misma celda. Esa maldición ya no puede romperse.

La escena post-créditos confirma hasta qué punto Kramer adora a Jerry, aún en el peor de los escenarios: Seinfeld hace un show de stand up en la cárcel. La rutina es bastante pobre y nadie ríe; nadie salvo una persona del público: Cosmo Kramer.

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