La belleza del día: “Coronación del emperador Nicolás II en la Catedral Uspensky”, de Valentin Serov

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

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"Coronación del emperador Nicolás II en la Catedral Uspensky" (1896), de Valentin Serov
"Coronación del emperador Nicolás II en la Catedral Uspensky" (1896), de Valentin Serov

La pintura Coronación del emperador Nicolás II en la Catedral Uspensky (1896), una obra del género pintura de historia, podría considerarse una excepción entre los temas a los que más se abocó Valentin Serov (1865-1911), principalmente destacado por sus retratos de artistas y escritores.

También parece una excepción el empleo en este período de una paleta policromática y de colores brillantes, más propia de la década de 1880, cuando Serov prefería por lo general una escala dominante de tonos negros-grises o marrones, como puede apreciarse en el retrato del escritor Alexander Pushkin (Alexander Pushkin en un parque, de 1899) y en el de la obra En una villa. Mujer campesina con un caballo, también de 1899.

La coronación del zar Nicolás II y la emperatriz Alejandra Fiódorovna Románova fue una ceremonia religiosa celebrada en Moscú el 26 de mayo de 1896, y se anunció que los festejos tendrían lugar el 30 de mayo con una gran fiesta en el campo de Jodynka a la que estaba invitado todo el pueblo de Moscú.

Ya desde la tarde del 29 de mayo, el día anterior a las festividades, algunos moscovitas comenzaron a hablar de los regalos que el zar entregaría al pueblo ruso, que consistían principalmente en comida y vasijas. En la madrugada del día 30 ya había una gran cantidad de personas en el sitio, pese a que la fiesta comenzaría a las diez de la mañana. Durante la espera, entre la multitud corrió el rumor de que no había suficientes regalos del zar para todos, por lo que las personas reunidas avanzaron para tratar de recoger cuanto antes su parte.

"Alexander Pushkin en un parque" (1899), de Valentin Serov
"Alexander Pushkin en un parque" (1899), de Valentin Serov

Los prados de Jodynka eran el mejor lugar para reunir a una gran cantidad de personas, pero el terreno no era lo suficientemente regular debido a las trincheras y otros elementos propios de una base de entrenamiento militar que aún no habían sido eliminados. Los desesperados ciudadanos avanzaban, casi obligados ya por la avalancha, hacia el lugar donde el zar Nicolás II daría los regalos, pero sin saberlo fueron conducidos hacia una zanja que terminó cediendo ante semejante peso.

El agujero estaba lleno de gente pidiendo auxilio, incluso algunos niños. Tras el desplome de la zanja se inició la estampida humana que elevó la cantidad de muertos a 1.389, según las autoridades oficiales, y alrededor de 1.300 personas resultaron heridas pese a los 1.800 policías que se encontraban allí. Militares y bomberos ayudaron a evacuar a las víctimas a los hospitales, pero la fiesta continuó ajena a la tragedia.

Nicolás y su esposa Alejandra Fiódorovna estuvieron visitando a los heridos hospitalizados el resto del día. Sin embargo, esa noche estaba programado en la embajada francesa en Moscú un baile al que el nuevo zar debía acudir. La primera reacción de Nicolás II fue no asistir al evento, pero sus consejeros le recomendaron ir al baile para evitar un desaire a las autoridades parisinas. Finalmente, y contra sus propios deseos, el zar acudió a la fiesta en la embajada.

"En una villa. Mujer campesina con un caballo" (1899), de Valentin Serov
"En una villa. Mujer campesina con un caballo" (1899), de Valentin Serov

La coronación de Nicolás II, el último zar de Rusia, estuvo manchada de sangre, tal como fue su propio final, asesinado por los bolcheviques en Ekaterimburgo, en plena Revolución rusa en 1918.

La pintura al óleo Coronación del emperador Nicolás II en la Catedral Uspensky se encuentra en la Galería Tretyakov de Moscú, junto a otras obras de Valentin Serov.

En 2016, una exposición del trabajo de Serov realizada en esa galería atrajo a una cantidad récord de público que esperó para ingresar al museo durante largas horas soportando temperaturas heladas. Tras la visita del presidente ruso Vladimir Putin, la multitud aumentó hasta tal punto que una de las puertas del museo se rompió. El ministro de Cultura, Vladimir Medinsky, ordenó que se extendiera el horario de apertura de la galería, y se desplegó un comedor de campaña para ofrecer a las personas que estaban en las filas una papilla de trigo sarraceno y té caliente.

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