La pintora estadounidense Aleah Chapin (Seattle, 1986) ganó popularidad cuando su cuadro Auntie se quedó el Premio BP Portrait Award 2012 y despertó cierta polémica.
En aquella oportunidad, el fallecido crítico Brian Sewell describió su obra como “un grotesco registro médico” y afirmó que la artista tenía una “obsesión por la carne [envejecida]”.
La pintura hiperrealista de Chapin está centrada en el cuerpo femenino, escapando a la construcción canónica realizada en la tradición de la pintura de desnudos, acentuando las experiencias de la vida en la piel de las retratadas, generando así cuerpos sin artificios, como sucede en Era el sonido de sus pies (It Was The Sound Of Their Feet), de 2014, que se encuentra en la Colección Bennett de Mujeres Realistas. También realiza paisajes y naturaleza muerta.
Estudió en el Cornish College of the Arts, antes de realizar su maestría en la Academia de Arte de Nueva York (NYAA), donde además fue becaria de posgrado. A lo largo de su carrera expuso en países como Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos y Alemania.
Cuando Auntie fue criticada, ella respondió: “Creo que mi trabajo ha despertado controversia porque está mostrando cosas que van en contra de lo que estamos acostumbrados a ver, mostrando la realidad de que somos imperfectos y, en mi opinión, hermosamente humanos”. Este cuadro forma parte de la serie “Aunties Project” que consta de una serie de desnudos de mujeres a las que la artista ha ido conociendo durante su vida.
En ese sentindo la artista explicó que “Aunties Project” es más una reivindicación de la hermosura a cualquier edad, en cualquier talla y en cualquier forma que una crítica contra la tiranía de la belleza idealizada: “Quería explorar mi historia y de dónde vengo y estas mujeres son amigas de mi madre. Yo crecí con ellas”.
En otra entrevista, comentó: “Intento crear una obra que, aunque desnuda, pasa por alto una representación basada en la superficie y llega a algo más allá del sexo y la belleza. Necesitamos pensar en lo que es realmente importante para nosotros, cuáles son nuestros valores honestos como cultura. Es una conversación que realmente necesitamos empezar a tener”.
Ganar el certamen no solo le significó haber ganado £ 25,000 y una comisión de pintura de £ 4000 para tener el honor de ingresar a la colección de la National Gallery, siendo así la primera artista estadounidense en lograrlo en la historia.
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