Reinhart Koselleck (Görlitz, 1923-Bad Oeynhausen, 2006), autor del ya clásico Crítica y crisis del mundo burgués (tesis doctoral completada en 1954 y publicada en 1959), y de su menos conocido, pero no menos importatante, tesis de habilitación Preußen zwischen Reform und Revolution. Allgemeines Landrecht, Verwaltung und Soziale Bewegung von 1791 bis 1848 [Prusia, entre la Reforma y la revolución. El Código civil prusiano, la administración y el movimiento social de 1791 a 1848], produjo, además, una larga serie de artículos teóricos. Estos hicieron que hoy su nombre se encuentre asociado de manera estrecha a la llamada “escuela alemana de historia de los conceptos” (Begriffsgeschichte), que inició a fines de la década de 1960 junto con sus antiguos maestros, Otto Brunner y Werner Conze. Esta escuela se orientó, básicamente, a trazar la historia de diversos conceptos y cómo su uso y su significado se fue alterando a través de los tiempos. Este proyecto cristalizó en tres grandes diccionarios: Geschichtliche Grundbegriffe. Historisches Lexikon zur politisch-sozialen Sprache in Deutschland [Conceptos históricos fundamentales. Léxico histórico del lenguaje político-social en Alemania] (Stuttgart, 1972-1997), Historisches Wörterbuch der Philosophie [Diccionario histórico de la filosofía] (Basilea, 1971-2007) y Handbuch politisch-sozialer Grundbegriffe in Frankreich, 1680-1820 [Manual de conceptos político-sociales en Francia, 1680-1820] (Múnich, 1985).
Sobre todo, el Geschichtliche Grundbegriffe es hoy un texto de referencia clave para los historiadores. Se trata de una obra verdaderamente monumental, que llevó varias décadas de elaboración e involucró a un gran número de investigadores. En el manifiesto que publicó en 1967, Koselleck estableció las pautas fundamentales que habrían de seguir los distintos autores en la confección de dicha obra.3 El objeto de esta era, en primer lugar, prevenir los anacronismos usuales en la vieja tradición neokantiana de historia de las ideas (Ideengsechichte). En efecto, la historia de los conceptos fue en su origen “una crítica de la historia de las ideas, en tanto que estas se mostraban como entidades constantes que solo se articulaban en diferentes contextos sin modificarse esencialmente”. Pero su propuesta no se agota en esto, sino que por este medio busca arrojar luz sobre un fenómeno fundamental como fue, para él, la gran mutación cultural que se produjo entre 1750 y 1850, período que Koselleck denomina “Sattelzeit”. Según afirma, las transformaciones conceptuales entonces ocurridas contienen la clave para comprender el origen y el sentido de la Modernidad.
La historia conceptual resultó así iluminadora del conjunto de cambios sociales, políticos e ideológicos que ocurrieron en esos años y que marcaron un quiebre histórico irreversible e hicieron que el sentido de las ideas y las instituciones precedentes ya no nos resultasen comprensibles sin un trabajo previo de exégesis. En este punto, Koselleck retomó una de las preocupaciones de Otto Brunner, quien se encargó de revelar las distorsiones en que solían incurrir aquellos historiadores poco atentos a cómo categorías tales como “tierra”, “territorio”, “dominio”, etc., se alteraron con la llegada de la Modernidad. El supuesto aquí implícito es que las transformaciones operadas al nivel del lenguaje no solo son expresivas de cambios operados en terrenos más vastos, sino que además son, hasta cierto punto, determinantes de ellos; en fin, los modos de conceptualizar los sistemas de relaciones sociales no serían ajenos a las formas en que estas se articulan en la realidad. Los conceptos, asegura Koselleck, son índices y factores a la vez de las conexiones estructurales en la historia. Así, la historia conceptual y la historia social, el análisis del lenguaje y de las realidades extralingüísticas, lejos de ser extrañas o incluso mutuamente contradictorias, se reenvían permanentemente una a la otra e iluminan de manera recíproca.
En esta antología de textos que hemos reunido, intentamos ilustrar esta doble dimensión en la obra de Reinhart Koselleck y su estrecha vinculación. Los cuatro ensayos revelan cómo la investigación histórica y el análisis teórico se enriquecen mutuamente y hacen posible elaborar perspectivas innovadoras que arrojen luz sobre aquellos aspectos clave de los procesos históricos que no alcanzarían a percibirse en los relatos tradicionales que ignoran la dimensión conceptual involucrada en ellos. En síntesis, entendemos que resultan significativos en especial para quienes quieran introducirse en el pensamiento de este autor clave para el desarrollo reciente del campo de la historia intelectual.
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