“Quería contar, simplemente, una historia de amor”, dijo la directora Claire Simon en una entrevista con Efe sobre Vous ne desiréz que moi —I Want to Talk About Duras en inglés, Quiero hablar de Duras en español—, mezcla de documental y ficción, que recrea el romance de Marguerite Duras y Yann Andréa. Acaba de estrenarse en el Festival de Cannes y compite por la Concha de Oro. Swann Arlaud interpreta a Andréa y Emmanuelle Devos a Michèle Manceaux, la periodista que grabó lo que el amante de Duras le contaba. El film tiene como eje la voz del verdadero protagonista, su testimonio, su confesión.
Se conocieron en 1975. Marguerite Duras tenía 61 años y hacía casi veinte que se había separado del escritor Robert Antelme. Yann Andréa tenía 23, era estudiante de Filosofía en Caen y leía sus novelas con un fervor inconmensurable. “Soy un lector absoluto. Para mí, ella deviene la escritura misma”, dijo una vez. Ese año, 1975, fue a ver India song, la sexta película como cineasta de Duras, y se quedó al final, para participar de un debate que se habían organizada con el público. De ahí, varios terminaron en un bar bebiendo y conversando más fondo. Él aprovechó para pedirle su dirección y así iniciar una conversación epistolar.
Recién en 1980 la historia se concretó luego de ¿cuántas cartas?, ¿miles?, que ella no contestaba. Desde entonces no se separaron. Yann Andréa, confeso homosexual, fue su amante, su secretario personal, su compañero de bebida, su enfermero y su personaje literario favorito. La escritora murió en 1996, él falleció en 2014. Cuando se conocieron su nombre era Yann Lemée, pero Duras lo rebautizó: “Suprimió el apellido paterno. Mantuvo el nombre. Y añadió el nombre de mi madre: Andréa. Me dijo: ‘Con este nombre, puede estar tranquilo. Todo el mundo se acordará de él. Nadie puede olvidarlo’”, escribió en Cet amour-là, uno de sus tantos libros autobiográficos.
Para ella no fue fácil. Cuando se desató este romance, vivía sola en un departamento gigantesco entre el alcohol y los antidepresivos. “Me ha ocurrido esta historia a los sesenta y cinco años con Y. A., homosexual. Es sin duda lo más inesperado de esta última parte de mi vida, lo más terrorífico, lo más importante”, escribió. Cuando el amor golpea la puerta nunca son toques suaves; siempre es ruido, pura sorpresa. “Lo que quería mostrar era una historia de amor entre dos personas que, como amantes medievales, se escriben como trovadores hasta que llega el encuentro, y más tarde la destrucción de ese amor”, explicó la cineasta Claire Simon.
El filme busca dar una dimensión universal aunque se retrata la relación: la homosexualidad rechazada, la dominación absorbente, los excesos del amor y del alcohol que “nunca eran suficiente”. “El desafío era cómo mostrar la relación sexual y lo mejor fue con los dibujos. El sexo, el abrazo, era algo que se podía enseñar por medio de ilustraciones que tuvieran movimiento, que fuesen tórridas, pero que hablasen al mismo tiempo del sexo y de los sentimientos”, contó Simon. Yann Andréa y Marguerite Duras están enterrados en el cementerio de Montparnasse, juntos, como si incluso después de la muerte siguieran tomados de la mano.
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